Opinión
Es necesario que el proceso formativo en sí propicie una familiarización temprana con las plataformas tecnológicas de uso predominante en el mundo del trabajo y, además, es necesario también incluir en los currículos competencias habilitantes en tecnología, como la programación.
La reciente presentación del estudio “Futuro de la Educación en Chile: innovación, tecnología y habilidades del siglo XXI”, realizado por Fundación País Digital y Accenture, con apoyo de Unesco, es una muy buena noticia para la educación chilena y para el país en general.
La forma en que se imparte la educación en Chile y el conjunto de los contenidos impartidos no dan cuenta cabalmente de las necesidades y las demandas presentes y futuras de los sectores productivos y de servicios de nuestro país. Es necesario que el proceso formativo en sí propicie una familiarización temprana con las plataformas tecnológicas de uso predominante en el mundo del trabajo y, además, es necesario también incluir en los currículos competencias habilitantes en tecnología, como la programación.
Existe una conciencia relativamente difundida respecto de estas brechas, y ciertamente que muchas instituciones donde esta existe ya están realizando esfuerzos para cerrarlas desde sus fortalezas y necesidades.
En el caso particular de INACAP y de su Centro de Desarrollo para la Educación Media (CEDEM), desde hace un tiempo implementamos una línea de apoyo en temas digitales para la enseñanza media dirigida a estudiantes y docentes, la que desarrollamos a través de las plataformas de CISCO y Oracle, lo que nos permite entregar a los colegios y liceos de Chile programas de capacitación en competencias TIC de estándar mundial. Además de un apoyo directo a los establecimientos que desean implementar alguna de las especialidades del área.
Estamos muy orgullosos de lo que hacemos y contentos de su impacto hasta la fecha, pero creemos que, a nosotros y a las demás instituciones que realizan esfuerzos similares, nos viene muy bien la existencia de una hoja de ruta reflexionada y consensuada entre diversos actores públicos y privados que le puede dar una coherencia y –tal vez– generar sinergias entre dichos esfuerzos y acelerar sus efectos esperados.
Coincidimos en que podemos aportar a la Formación Inicial Docente, para que los profesores puedan actualizarse permanentemente, de modo que puedan enseñar sobre tecnologías que no paran de cambiar. También valoramos la importancia de poner al estudiante como protagonista de su aprendizaje, pues sabemos, por experiencia, que esto permite aprendizajes más significativos.
La nueva realidad en que nos encontramos demanda nuevas competencias y nuevas formas de enseñarlas, por lo que el documento presentado por Fundación País Digital y Accenture no solo es un esfuerzo valioso respecto de un tema urgente, sino que enmarca este desafío en el sentido correcto y ofrece una orientación para la acción que antes no existía y que servirá de mucho para lo que viene.
