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Marcela Cubillos y la guerra de la derecha por Las Condes Opinión Foto: Sebastián Beltrán/Agencia UNO

Marcela Cubillos y la guerra de la derecha por Las Condes

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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La idea de Cubillos de competir como alcaldesa por Las Condes tiene tan poco mérito como que un cura vaya a conseguir postulantes a la primera comunión en un colegio católico confesional, donde el sacramento es obligatorio. 


El mapa electoral de Santiago es impresionante. Tres comunas, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea –que concentran la mayoría del 7.8% de personas de altos ingresos que existe en el país–, votan de manera alineada, categórica y uniforme por la derecha. Esto ha sido siempre así, aunque se ha agudizado en las últimas décadas. Entre esas tres comunas reúnen aproximadamente 486 mil personas, es decir, el 6.8 % de la Región Metropolitana (Maipú tiene más habitantes que los tres municipios juntos). El 93.2% restante de los santiaguinos vota de manera diversa, pero con una importante predominancia por partidos de centro y centroizquierda. No es necesario hacer muchos análisis para interpretar el significado del dato.

Sin ir más lejos, en la segunda vuelta entre Boric y Kast, en la Región Metropolitana el actual Presidente obtuvo 60.3% –contra 39.7% del republicano–, muy por encima del promedio nacional que alcanzó a 55.87% vs. 44.13%. Sin embargo, Kast obtuvo en esas tres comunas del sector oriente un total de 230.573 votos y Boric 70.421, es decir, el actual Mandatario alcanzó 30.5% y Kast “arrasó” con 69.5%. En la elección de los consejeros constitucionales de 2023, Luis Silva, “el profesor” republicano ultraconservador, numerario del Opus Dei, se convirtió en el consejero más votado del país… gracias a la cuota aportada por la mencionada tríada. La conclusión es clara: dos países dentro de Chile.

De ahí que para la derecha esas comunas sean tan apetecidas. Son sandía calada. Da lo mismo a quien lleven, ganarán por default. La única competencia se da entre las distintas derechas que existen hoy, especialmente entre Chile Vamos y Partido Republicano. Sin embargo, este último ha descontado terreno en los últimos años a costa, especialmente, de la UDI. De hecho, en las últimas elecciones municipales, el Partido Republicano obtuvo 7 concejales en esas tres comunas. En la elección de diputados, el mismo año, Gonzalo de la Carrera logró la más alta votación del sector en esos municipios, además del ya mencionado caso de Luis Silva en 2023, en la elección de consejeros constitucionales.

Claro que este año la carrera podría tener alguna variación. Veremos cuánto influyen o pesan los casos de irregularidades y delitos de los exalcaldes Raúl Torrealba –rey en Vitacura por más de 20 años–, Felipe Guevara en Lo Barnechea, así como todas las dificultades que ha tenido Daniela Peñaloza en Las Condes, incluidas las 8 mil horas “extras” comprobadas por la CGR. Veremos si el público cautivo de la derecha logra cuestionar a esos exalcaldes, que se suman a la larga lista de otros exjefes comunales, como Cathy Barriga, que hoy gozan de detención domiciliaria.

En este contexto y cuando recién empiezan a posicionarse los futuros candidatos a las primarias de junio, la exministra y exconvencional del primer proceso constituyente pateó el tablero electoral, precisamente, en la comuna más apetecida del país para su sector. Marcela Cubillos actuó sin ninguna fineza y menos fair play, considerando que este es un golpe al mentón de Chile Vamos y a la alcaldesa en ejercicio, UDI, el mismo partido en que ella militó.

Para nadie es un misterio que la exministra se distanció de la UDI y de la coalición que integró por décadas, haciendo un brutal giro hacia la extrema derecha, esto exacerbado por las posturas ultraconservadoras expresadas en la Convención, que hicieron que se acercara más a Kast y los republicanos. El discurso de Cubillos para justificar su candidatura es simple, pero habla de la profundidad del quiebre en el sector.

Ha señalado que ella podría ser la opción del consenso transversal, es decir, estando por sobre Peñaloza –que va por la reelección– y el candidato que postulará por los republicanos. La verdad es que, más que optimismo, la exdiputada por la UDI pareciera estar expresando una visión mesiánica de la política, y una soberbia peligrosa, considerando que la división en tres tercios de la derecha podría incluso significar una catástrofe impensada para el sector en esas comunas.

Pero lo que sí es un hecho es que la derecha chilena, una vez más, pondrá todas sus fichas en comunas de las que se sienten dueños y señores, pese a que lo lógico es que no invirtieran ni un peso en el territorio propio. Sin embargo, en todas las elecciones pasadas hemos visto un derroche de recursos y una guerra publicitaria de candidatos de un mismo sector, precisamente en Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea. Por tanto, y aunque la derecha decidiera llevar a un perfecto desconocido, sin duda ganaría igual.

Si Marcela Cubillos busca aportar a su sector, como ella misma ha señalado, construyendo una candidatura de consenso, la verdad es que pareciera que ha logrado el efecto contrario, aportando a las divisiones que se han expresado en la derecha desde la derrota de Republicanos en el último plebiscito constitucional y luego de la muerte de Piñera –que fue un balón de oxígeno a un alicaído Chile Vamos–, incluyendo el hecho de que los más extremos ya tienen dos precandidatos presidenciales –Kaiser y Kast–, además de Evelyn, Oyarzo, Parisi y otros.

La confianza de Marcela Cubillos se basa en que se ha presentado a cargos públicos corriendo siempre en el tridente del sector acomodado de la ciudad, sin riesgo alguno. A lo mejor es el momento para que la elite de la derecha deje de actuar en el acomodo de la sandía calada y se arriesgue a constatar si su discurso conservador conecta también con sectores populares y de clase media –como lo hizo la propia UDI en los años noventa–, más aún cuando los municipios del país, en manos de ese sector, constituyen apenas el 25%.

Y, por supuesto, la idea de Cubillos de competir como alcaldesa por Las Condes tiene tan poco mérito como que un cura vaya a conseguir postulantes a la primera comunión en un colegio católico confesional, donde el sacramento es obligatorio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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