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La contingencia nacional desde el punto de vista del concepto de desarrollo y libertad de Amartya Sen MERCADOS|OPINIÓN

La contingencia nacional desde el punto de vista del concepto de desarrollo y libertad de Amartya Sen

Felipe Rivera S
Por : Felipe Rivera S Sociólogo, Master en Antropología y Desarrollo y Master en Innovación
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Llama inquietantemente la atención cómo algunas lecturas de nuestros intelectuales están queriendo hacer eco respecto de la realidad nacional. No entraré en polémica, pero me referiré, en general, a una visión pesimista desafiante de algunos que describen un cierto escenario de desorden político, que podría estar poniendo en crisis la figura de Estado como garante del orden, y enarbolar el potencial expansionista del capital y la delincuencia organizada como representación concreta de una amenaza posible, debido a generarse condiciones de crecimiento sin orden. Aquí mi inquietud: olvidan que somos todos(as) los(as) chilenos(as) una ciudadanía madura, que dejó atrás el “peso de la noche”, y estamos confinados, pero entusiasmados en salir adelante, en pensar el Chile que hemos querido.

Siguiendo el planteamiento de Amartya Sen, quien está por una política de consensos, que en algunos de sus escritos denomina “el camino del medio”, cuya fórmula es resguardar el mercado mediando algunas condiciones, que me parece adquieren sentido en el contexto de debate intelectual chileno actual:

-Primero, se trataría de resguardar un mercado, bajo condiciones de libertad mediante las cuales nadie se vea privado de las oportunidades y condiciones fundamentales de una vida social digna.

-Segundo, se trataría de un mercado, bajo condiciones de libertad de expresión, democrático, participación, ciudadanía, que ha sido demostrado históricamente que favorecen el crecimiento económico.

Por tanto, si estos fuesen los fundamentos sobre los cuales pudiésemos prever avanzar sobre los procesos sociales, políticos y económicos por los cuales está transitando Chile en los últimos años, y que se aceleran a contar del 15 de noviembre del 2019, cuando se firma el acuerdo por plebiscito constitucional, y ahora en marzo del 2020 por la crisis que ha generado la pandemia, no debería haber razones para que nuestros intelectuales radicalicen y extremen sus posiciones respecto del temor que pueda generar un proceso participativo, democrático y deliberativo, en relación con las inquebrantables condiciones de orden para asegurar el desarrollo económico.

En estas condiciones, deberíamos estar de acuerdo en que la opción por el Apruebo, el 25 de octubre próximo, nos va a permitir dar legitimidad y fuerza a un Estado moderno, que cuente con las herramientas para proveer de igualdad de derechos a sus ciudadanos.

Gran parte de las oportunidades de Chile, hoy día, se deben a que ha sido el Estado capaz de cimentar los pilares para una nueva fase donde asegurar a todos(as) un piso de derechos fundamentales. Si no fuese de este modo, cómo nos podríamos explicar lo que está pasando en el contexto nacional:

Después de 20 años, el grupo económico más grande que ha sustentado el crecimiento y expansión de la educación superior, permitiendo que gran parte de la ciudadanía entre 18 y 25 años prosiga su formación profesional, esta semana ha comunicado que se retira del país, dejando su obra en manos de una fundación sin fines de lucro. Aquí, al respecto, la nueva ley de educación, que rige la educación superior, instala las bases para un Estado moderno, que asegure a grandes rasgos educación de calidad. En este sentido, se ha definido el traspaso como un avance al propósito de ser un aporte para el desarrollo de Chile a través del mejoramiento continuo de la educación superior.

Notco, una startup levantada por chilenos, ha logrado posicionarse dentro de las compañías más exitosas de la industria foodtech a escala global. Con mayor futuro y mejor performance de desarrollo en sus inversiones. Respecto de su éxito, uno de sus fundadores dice que “no puedes tener un buen ecosistema de inversiones, si no tienes excelentes emprendimientos”. La tarea es lograr que muchos más logren aquello que alcanzó Notco este tiempo.

No leo, en nuestra realidad nacional, razones para que algunos de nuestros intelectuales estén diciendo que, producto de los procesos actuales, estemos poniendo en crisis al Estado moderno, o bien el crimen organizado o el capital desenfrenado estén tomando posición respecto de un aparente vacío de orden.

Más bien, diría que no están las condiciones para instaurar una república “perpleja” como hace 50 años, o bajo tintes del “peso de la noche”, como ocurrió hace 200 años en sus albores.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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