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Un despertar amarillo Opinión

Un despertar amarillo

Gonzalo Rojas-May
Por : Gonzalo Rojas-May Vicepresidente Amarillos por Chile. Psicólogo
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Hoy, al celebrar nuestro primer año de vida, llenos de orgullo y optimismo, por lo logrado y esperanzados por el futuro que nos espera como partido, hacemos un llamado a los militantes y simpatizantes del Movimiento Amarillos por Chile a continuar fortaleciendo nuestra democracia e instituciones, a perseverar en nuestra vocación por el diálogo y la construcción de grandes acuerdos, a luchar por el irrestricto respeto a los Derechos Humanos en Chile y el mundo y a rechazar siempre, sin excepción, la violencia, el populismo y las ideologías totalitarias.


Hace un año un grupo de mujeres y hombres alzamos la voz frente a la improvisación y el espíritu refundacional con el que se estaba redactando un muy mal texto constitucional. Lo hicimos por nuestro amor a Chile, por responsabilidad cívica y porque tuvimos el convencimiento de que el texto propuesto ponía en riesgo la democracia que tanto nos había costado recuperar. Fue así como Cristián Warnken, acompañado de setenta y ocho representantes del mundo científico, académico, político, cultural, económico y social, dieron vida en febrero de 2022 al Movimiento Amarillos x Chile.

En las siguientes semanas y meses, decenas de miles de chilenas y chilenos, provenientes de todas las regiones de nuestro país, nos plegamos a las banderas amarillas del diálogo y la construcción de grandes acuerdos. Lo hicimos resistiendo con coraje funas, cancelaciones y denostaciones; poniendo siempre en primer lugar el buen cuidado de nuestra convivencia cívica y perseverando una y otra vez en la búsqueda de caminos de entendimiento y diálogo.

Durante el primer semestre de 2022, nuestro movimiento levantó diversas alertas sobre el mal texto que se redactaba y, junto a otras fuerzas políticas, intentamos enmendar el curso al que se dirigía el proceso constituyente. Luego, cuando se hizo evidente que el texto constitucional abría las puertas al populismo, a la división de las chilenas y los chilenos y que podía contribuir al surgimiento de un gobierno de características autoritarias, alzamos nuevamente nuestra voz y dijimos ¡No!, Chile merece una nueva y buena Constitución para todas y todos.

Tras el categórico triunfo del Rechazo, al que contribuimos en forma decidida y valiente, iniciamos el camino que nos tiene hoy, un año después de nuestro nacimiento, ad portas de convertirnos en partido político en las próximas semanas. Los miles de nuevos militantes que se han sumado en los últimos meses a este “despertar amarillo” del diálogo y los acuerdos, son mayoritariamente mujeres; casi un cincuenta por ciento son menores de 45 años y veinticinco por ciento tienen una edad promedio de 25 años.

¿Por qué en tiempos de gran desconfianza hacia el mundo político y sus instituciones tantos estamos dando este paso? La respuesta se encuentra en nuestra Declaración de Principios, pero, sobre todo, surge desde nuestra profunda convicción de que Chile puede y merece una mejor democracia y, con ello, un mejor destino para todos nosotros y quienes nos sucederán. Aspiramos a contribuir en forma responsable, reformista y democrática, a hacer frente a los múltiples problemas que nos aquejan: la crisis de la salud, el deterioro sostenido de la educación, la inseguridad crónica provocada por la convergencia de una inmigración descontrolada, con la delincuencia e índices de violencia en máximos históricos, el narcotráfico, las incertidumbres económicas que impactan salarios y empleo y, desde luego, la crisis medioambiental que en estas últimas semanas se ha hecho patente con los dramáticos incendios forestales de nuestro centro-sur.

Hoy, al celebrar nuestro primer año de vida, llenos de orgullo y optimismo, por lo logrado y esperanzados por el futuro que nos espera como partido, hacemos un llamado a los militantes y simpatizantes del Movimiento Amarillos por Chile a continuar fortaleciendo nuestra democracia e instituciones, a perseverar en nuestra vocación por el diálogo y la construcción de grandes acuerdos, a luchar por el irrestricto respeto a los Derechos Humanos en Chile y el mundo y a rechazar siempre, sin excepción, la violencia, el populismo y las ideologías totalitarias. Estamos convencidos de que en nuestra patria el centro político, en sus diversas corrientes –humanista cristiana, liberal social y socialdemócrata–, están llamadas a conducir el despegue definitivo hacia el desarrollo social, económico y cultural que el siglo XXI nos ofrece y demanda.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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