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Integración regional: los primeros pasos del canciller Opinión

Integración regional: los primeros pasos del canciller

Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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Definitivamente comparto lo dicho por el Canciller y creo que es la manera adecuada -por lo menos en la América Latina de hoy- de aproximarse a la “integración regional”: “la apuesta de Chile es por buscar aquellas áreas de convergencia en donde tenemos intereses comunes. Y a partir de esos intereses comunes seguir construyendo una integración que vaya avanzando”. “Da justo en el clavo” ministro, ya que tenemos un sector económico de gran importancia que -creo- cumple con los requisitos. Sin embargo, no estoy seguro de que ésta sea la apuesta de Chile, más bien creo que -hasta ahora- hemos evadido estas reflexiones y los ganadores han sido principalmente los intereses comerciales de corto plazo. Pero me alegra saber que ésta sea la postura del Canciller, y espero que también de la SUBREI.


El sábado 18 recién pasado, un medio electrónico publicó interesante información en un artículo relativo a la participación que habría tenido nuestro flamante Canciller, Alberto van Klaveren, el viernes 17, en el foro “Latin American Integration in the 21st Century”, organizado por la London School of Economics (LSC) y en el que habría participado junto al Canciller de Argentina (“Van Klaveren marca foco “pragmático” en Cancillería y reafirma Tratados de Libre Comercio”, Ex-AntE, 18 de marzo, 2023). Creo que -por fin- estamos “viendo la luz al final del túnel”. Buen comienzo en materia de definiciones en nuestras relaciones económicas internacionales. ¡Que alivio! El Ministro dejó bien “rallada la cancha”, pero eso no debería ser sorpresa, pues Alberto van Klaveren no es nuevo en la Cancillería, ha trabajado, reflexionado y enseñado acerca de todos estos temas, y tiene una muy larga experiencia (ver, por ejemplo, “América Latina en un nuevo Mundo”; “América Latina: hacia un regionalismo abierto”; y “El Análisis de la Política Exterior Latinoamericana”). Pero ésta es solo la “luz al final del túnel”, pues le han dejado diversos obstáculos en el camino al Canciller.

No encontré en el Portal de los organizadores la transcripción de lo presentado en el foro. Tampoco en el Portal de la Cancillería, excepto un muy breve Comunicado de Prensa que, al momento de escribir esta Columna, parece que ya no está disponible (“Canciller Alberto van Klaveren participa en conversatorio organizado por estudiantes de la London School of Economics” Prensa MINREL, 17 de marzo de 2023). El artículo al cual hago referencia, sin embargo, entrega suficiente información como para empezar a sentirse optimista e intentar avanzar en la discusión de las materias tratadas. El mencionado artículo destaca Litio y Agenda Energética con Bolivia y Argentina; Minería y Medioambiente; y Cooperación migratoria. Pero el artículo se centra en la política comercial de Chile, los TLC y su relación con la integración regional. Y, al parecer, el Canciller habría iniciado su presentación ante la audiencia de académicos y estudiantes de la LSE, enumerando los principios de nuestra política exterior: “… Primero, la promoción y defensa de los DD.HH. en el mundo. Segundo, dijo, el respeto al derecho internacional y la promoción de la paz” … [ Tercero el …] “compromiso con nuestra política multilateral, que se expresa en distintos foros e iniciativas. Y por cierto, la integración …”.

El artículo se refiere en algo más de detalle al tema de “integración” y trata algunas de sus diferentes “aristas”. Para empezar, señala que el Canciller habría “reafirmado” el deseo de permanecer como miembro asociado de MERCOSUR enfatizando que “… desde el punto de vista desde lo que alguna vez se llamó el Mercosur político, nos sentimos plenamente integrados y por eso participamos en las cumbres”. A continuación, el Canciller habría entrado de lleno en su definición de la “integración” destacando que “… si bien se deben valorar marcos generales de integración regional … la apuesta de Chile es por buscar aquellas áreas de convergencia en donde tenemos intereses comunes. Y a partir de esos intereses comunes seguir construyendo una integración que vaya avanzando. Enfrentar con cierto pragmatismo, para ir superando las dificultades que han existido en períodos anteriores” (Mi énfasis).

Definitivamente comparto lo dicho por el Canciller y creo que es la manera adecuada -por lo menos en la América Latina de hoy- de aproximarse a la “integración regional”: “la apuesta de Chile es por buscar aquellas áreas de convergencia en donde tenemos intereses comunes. Y a partir de esos intereses comunes seguir construyendo una integración que vaya avanzando”. “Da justo en el clavoministro, ya que tenemos un sector económico de gran importancia que -creo- cumple con los requisitos. Sin embargo, no estoy seguro de que ésta sea la apuesta de Chile, más bien creo que -hasta ahora- hemos evadido estas reflexiones y los ganadores han sido principalmente los intereses comerciales de corto plazo. Pero me alegra saber que ésta sea la postura del Canciller, y espero que también de la SUBREI.

Le cuento ministro: estoy pensando en el sector silvoagropecuario y alimentario. Éste me recuerda la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero y la firma del Tratado de París por Alemania, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Italia y los Países Bajos en 1951 que condujo a la Unión Europea, hoy con 27 miembros. Creo que tenemos los fundamentos para intentarlo. En la Región, este sector cumple con los requisitos: ésta es un área de convergencia donde tenemos diversos intereses en común. Es el sector donde más ha avanzado la complementación, integración y cooperación económica y comercial, y hay -además- espacio para seguir avanzando. La producción y el comercio silvoagropecuario y alimentario en América Latina comprenden un sinnúmero de actividades que pueden generar empleos y promover el desarrollo en todos los países de la Región, y con una cobertura territorial mucho mayor que otros sectores económicos. Así, una propuesta de Integración a partir del sector silvoagropecuario y alimentario, no solo es atractiva, sino que tendría un impacto económico positivo generalizado, llegando a gran parte de las regiones y las áreas rurales de Latinoamérica.

Sugiero que tomemos la iniciativa para continuar avanzando en la integración regional en el ámbito del comercio silvoagropecuario y alimentario regional, pues existen temas de interés común en numerosas áreas. Tenemos TLC con todos los países de la Región y el comercio agroalimentario es el más dinámico: actualmente, cerca del 60% de las importaciones de Chile de esos productos se origina al interior de ALADI. En el caso de América del Sur, todos los países -excepto Colombia (34%)- compran gran parte de sus productos agroalimentarios al interior de la región. Ya somos interdependientes en el ámbito agroalimentario y podemos continuar avanzando y consolidando la cooperación e integración de estos mercados, creando los pilares para un proyecto avanzado en materia de Integración Regional.

Una propuesta de integración regional en este sector de la producción y el comercio nos permitiría no solo avanzar de manera efectiva en la implementación de la agenda transformadora del Programa de Gobierno, sino que también avanzar en diverso objetivos y prioridades de interés regional como la seguridad y soberanía alimentaria; profundizar la cooperación regional en temas zoo y fitosanitario (por ejemplo, control y erradicación de enfermedades como la influenza aviar), mejorar la inocuidad alimentaria, y de estandarizar normas y reglas técnicos (rotulado de los alimentos, por ejemplo), así como fortalecer la  cooperación en áreas de protección de los recurso naturales, el medioambiente y la prevención de desastres naturales; y fomentar el desarrollo rural y territorial de los países participantes. Un proyecto regional de integración en el ámbito silvoagropecuario y alimentario, nos permitiría también, implementar mecanismos efectivos que faciliten y promuevan el acceso de las Pymes rurales, de la Agricultura Familiar Campesina y de los Pueblos Originarios a las cadenas comerciales nacionales e internacionales, por ejemplo, mediante la creación de Ventanas Únicas Exportadoras Pymes de alcance y coordinación regional.

Ministro, creo que efectivamente tenemos numerosas “áreas de convergenciae “intereses comunes” en el ámbito productivo y del comercio silvoagropecuario y alimentario con los diversos países de la región. Los beneficios que podemos obtener son enormes, alcanzando -además- a las regiones y a una población que -hasta el día de hoy- son los que mayoritariamente permanecen al margen del desarrollo productivo y comercial y sólo ven los efectos negativos de la apertura comercial. Si, creo que podemos y debemos intentarlo.

Como lo dije al comienzo de esta columna, creo que si estamos “viendo la luz al final del túnel” y éste ha sido un muy buen comienzo del Canciller en materia de definiciones en nuestras relaciones económicas internacionales. No obstante, creo que el Canciller tendrá que sortear varios obstáculos que le complicarán los pasos siguientes. Al respecto, tengo dos preocupaciones principales: ¿Seguiremos reiterando nuestra lealtad y cercanía con “proyectos integracionistas” que nos vinculan a Asia (más China, que Asia) como la Alianza del Pacífico y APEC? Lo he dicho con anterioridad: no nos “da el ancho” para todo aquello y, además, creo que la Alianza y APEC son contradictorios con un proyecto de Integración Regional Latinoamericana.

Y concluyo con el principio de la “La promoción y defensa de los DD.HH. en el mundo”. Ésta sí, que está complicada ministro … Creo muy difícil de justificar lo que aún estamos haciendo en algunos países árabes, Rusia y China, incluyendo el reciente anuncio de la ex Subsecretaria de Relaciones Exteriores, de abrir un nuevo Consulado General en China. Creo entender las presiones comerciales que, con seguridad, deben ser enormes. Pero ¿Con qué no quedaremos? Por el momento, buena suerte ministro.    

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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