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La derecha y su retroceso histórico Opinión BBC

La derecha y su retroceso histórico

Nelson Venegas Salazar
Por : Nelson Venegas Salazar Diputado del Distrito 6, Presidente regional del Partido Socialista.
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¿Puede uno justificar el golpe de Estado y a la vez condenar o desentenderse de las violaciones a los derechos humanos? En mi concepto, no, porque es un hecho propio que un golpe de Estado, en sí mismo, es un acto de fuerza llevado a su máxima expresión. Es como declarar una guerra y uno no puede declarar una guerra pensando ingenuamente que ella no traerá traumas, muertes y torturas.


El Gobierno de Salvador Allende estuvo apegado de manera irrestricta a la Constitución de 1925, tanto en su origen como durante su desarrollo. Allende llegó a la Presidencia de la República dentro del marco y cumplimiento y normas de dicha Constitución. Y luego (para algunos) es discutible si durante su ejercicio la contravino, existiendo muchas opiniones al respecto. Sin embargo, existía una sola medida para declarar si un Gobierno era inconstitucional o no, y eso ocurría cuando se presentaba una acusación constitucional que debía disponer de dos tercios de los diputados y senadores, y ese quórum jamás se obtuvo.

Puede a usted gustarle o no esta respuesta, pero eso era lo que decía la Constitución. Es más: la actual dispone de una fórmula al respecto.

Lo que sí se obtuvo el 22 de agosto de 1973 fue un proyecto de acuerdo que al igual que los proyectos de resolución fue una manifestación emanada desde el Congreso, pero que no tenía fuerza legal ni vinculante. Fueron declaraciones y exposiciones, que no tuvieron la fuerza obligatoria en términos legales. Todo parlamentario lo sabe y engaña deshonestamente si dice lo contrario.

¿Era evitable el golpe de Estado?

Es fácil hoy decir que sí, pero cada acontecimiento histórico obedece a su momento y sus circunstancias. Sin embargo, relativizar esta circunstancia es lo más peligroso que puede hacerse, porque uno se puede preguntar legítimamente cuándo sí o cuándo no. ¿Quiénes sí y quiénes no?

Por eso no es baladí señalar que los problemas de la democracia se pueden solucionar con más democracia. Siempre hay que buscar esa salida, por más difícil que parezca, tal como ocurrió el 15 de noviembre de 2019 en el Congreso, cuando se firmó el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución.

¿Puede uno justificar el golpe de Estado y a la vez condenar o desentenderse de las violaciones a los derechos humanos? En mi concepto, no, porque es un hecho propio que un golpe de Estado, en sí mismo, es un acto de fuerza llevado a su máxima expresión. Es como declarar una guerra y uno no puede declarar una guerra pensando ingenuamente que ella no traerá traumas, muertes y torturas.

Ahora bien, es posible que en el contexto de lo ocurrido en 1973 existieran personas que justificaran el golpe de Estado y que posteriormente encontraran que las violaciones a los derechos humanos sobrepasaron lo que ellas esperaban. Aceptemos a regañadientes ese argumento: después de todo, no conocíamos una experiencia así de traumática como país. Sin embargo, ahora, conociendo nuestra historia, resulta inentendible que la derecha vuelva a darles justificación a estas salidas de fuerza.

Por eso hablamos de involución, pues, en vez de avanzar, retrocedemos, y eso ya no es hablar del pasado o lo ocurrido hace cincuenta años, sino del futuro y del país que entre todos construimos hacia adelante.

Y que el “Nunca más” no solo sea una consigna: sino un compromiso de todas y todos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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