Publicidad
Nuevos hospitales de la mano de la alianza público-privada Opinión Archivo

Nuevos hospitales de la mano de la alianza público-privada

Lorena Herrera Omegna
Por : Lorena Herrera Omegna Directora Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).
Ver Más

Sobre el financiamiento de la infraestructura es relevante indicar que el Estado empieza a pagar la construcción de las obras una vez que se concretan y se inicia la operación de cada hospital. Además, se garantiza una mantención en los mismos a largo plazo.


Hace unos días, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) adjudicó los hospitales de la red O’Higgins, lo que además de dar el vamos a la construcción de dos complejos asistenciales en esa región, a través de la Ley de Concesiones, también nos lleva a evaluar como exitoso el segundo programa de hospitales concesionados, que incluyó la adjudicación de nueve contratos, que consideran la construcción y operación de 17 recintos, aportando más de 3.600 camas, con una inversión estimada de más de US$ 1.880 millones.

La red O’Higgins contempla la construcción de nuevos centros en Rengo y Pichilemu –con una inversión de US$ 177 millones y 262 camas–, lo que generará más de 1.300 empleos, en momentos en que Chile requiere activación económica. El inicio de obras se proyecta para el primer semestre de 2025 y la operación comenzará en 2028, apenas tres años después.

A partir de la implementación de la alianza público-privada en el ámbito sanitario se pueden obtener buenas conclusiones. La red O’Higgins cierra el segundo ciclo de concesiones hospitalarias, que se inició con el primer llamado a licitación en 2019, con la concesión red Maule, seguida por Buin-Paine, Los Ríos-Los Lagos y Biobío, La Serena y Coquimbo, además de los Institutos de Neurocirugía y del Cáncer, centros de diversa complejidad.

El aporte de nueva infraestructura en zonas rurales que hoy no tienen acceso a recintos asistenciales de alto estándar mejorará la calidad de vida de personas que antes debían viajar largos tiempos para una atención de salud. Esto también dinamiza las listas de espera.

Sobre el financiamiento de la infraestructura es relevante indicar que el Estado empieza a pagar la construcción de las obras una vez que se concretan y se inicia la operación de cada hospital. Además, se garantiza una mantención en los mismos a largo plazo, lo que sin este mecanismo no sería factible.

Los actuales proyectos tienen como objetivo la construcción de las obras; la reposición de equipamiento médico, mobiliario clínico y no clínico, donde el privado debe cumplir con un nivel de servicio durante la operación del proyecto. Si bien las primeras concesiones hospitalarias contemplaban la edificación de hospitales y servicios complementarios –como la administración de estacionamientos, alimentación y aseo, entre otros–, en el segundo programa las labores están enfocadas en tareas en que los privados pueden llevar adelante una mejor gestión, dejando en manos del Estado los servicios médicos asociados a la atención de los usuarios.

En estos procesos, también debemos destacar el rol del Estado, que ha ido fortaleciendo su capacidad, al destinar unidades especiales que identifican las necesidades, gestionan las licitaciones de los proyectos, monitorean y fiscalizan los mismos.

Al mismo tiempo, este tipo de proyectos hospitalarios han producido sinergias entre empresas nacionales e internacionales, con el objetivo de participar y poner a disposición la eficiencia y tecnología para llevar adelante mejores obras.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias