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El fantasma de la responsabilidad política pesa sobre Chadwick y La Moneda hace oídos sordos PAÍS

El fantasma de la responsabilidad política pesa sobre Chadwick y La Moneda hace oídos sordos

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Los cuestionamientos que caen hoy sobre el ministro del Interior abrieron un escenario complejo que no estaba contemplado en Palacio, pero a pesar de eso bajo ninguna circunstancia la administración piñerista está dispuesta a ceder a las presiones públicas y entregar su cabeza. Sin embargo, hay consciencia de que en algún momento el Gobierno debe pagar el precio político por la muerte de Camilo Catrillanca y, por lo mismo, ya está claro que la «ofrenda» que se debe hacer es el intendente Mayol. La duda en La Moneda –reconocieron– es respecto a cuándo, pues es clave hacerlo en el momento propicio para frenar el conflicto, no apresurarse para avivar que se pida más culpables ni dilatar tanto la decisión que, cuando se ejecute, ya no surta el efecto necesario.


“Estoy cumpliendo con mi deber constitucional y no estoy dispuesto a ser ministro del Interior si no puedo cumplir con el deber de dar seguridad a la ciudadanía y de entregar que esa seguridad sea siempre con apego a la ley (…). Pero mi responsabilidad, y no voy a renunciar, salvo el Presidente de la República me señale lo contrario, es entregar seguridad a la ciudadanía, seguridad dentro de la ley”, fueron las palabras que lanzó ayer –sin que nadie le dijera ni preguntara nada– el ministro del Interior, Andrés Chadwick, en la sesión especial de las comisiones de Derechos Humanos y Seguridad pública de la Cámara de Diputados.

La estrategia diseñada desde el Ministerio del Interior, de no dar espacio alguno a las voces que pidieron prudencia y reflexión en primera instancia ante el crimen de Camilo Catrillanca el miércoles 14 y que, por el contrario, se amarró cien por ciento a la versión inicial de Carabineros, sigue generando estragos. A pesar del despliegue y defensa del actuar del Gobierno, los ánimos siguen encendidos y el debate no ha bajado en su intensidad, lo que deja en evidencia que La Moneda sigue sin lograr controlar la agenda. La actitud errática del Ejecutivo ya empezó a pasarle la cuenta, porque la encuesta última Cadem situó el apoyo al Presidente Sebastián Piñera en su registro más bajo, con un 41% de apoyo y superado en tres puntos por el nivel de rechazo (44%).

Las palabras de Chadwick ayer en el Congreso reflejaron la incomodidad que vive el hombre fuerte de Palacio, quien por ley es el jefe y responsable máximo a cargo de la seguridad del país. En ese contexto, a sabiendas de que no son pocos quienes piden su cabeza, durante el desarrollo del comité político ampliado, el ministro hizo una defensa de su gestión en el caso Catrillanca, detallando paso a paso el despliegue realizado.

[cita tipo=»destaque»]Para La Moneda no ha sido fácil retomar el control de la agenda y, menos, desviar la atención del temido fantasma de las responsabilidades políticas, exigencia que no ha sido aplacada ni con la renuncia de dos generales de La Araucanía y la baja de los cuatro funcionarios involucrados en el operativo en la comuna de Ercilla que le costó la vida a Catrillanca. Es más, durante la noche del domingo, en diferentes comunas de Santiago y en varias ciudades del país se realizó un cacerolazo –organizado a través de redes sociales–, que exigía la salida de Chadwick, del intendente de La Araucanía, Luis Mayol, y del general director de Carabineros, Hermes Soto. Considerando que una de las preocupaciones del Gobierno la semana pasada, tras el crimen de Catrillanca, era precisamente el clima que había en redes sociales sobre el tema, razón por la cual fueron monitoreadas exhaustivamente, no es menor el dato relativo a que la semana pasada el hashtag #Chadwickrenuncia fue trending topic.[/cita]

No solo eso, en ese mismo comité político se hizo un llamado a la unidad, se recalcó que “el Gobierno es uno solo” y se pidió expresamente que se defienda a las figuras de Palacio que ahora están en el ojo del huracán: Chadwick, el subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, y el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno.

Para La Moneda no ha sido fácil retomar el control de la agenda y, menos, desviar la atención del temido fantasma de las responsabilidades políticas, exigencia que no ha sido aplacada ni con la renuncia de dos generales de La Araucanía y la baja de los cuatro funcionarios involucrados en el operativo en la comuna de Ercilla que le costó la vida a Catrillanca. Es más, durante la noche del domingo, en diferentes comunas de Santiago y en varias ciudades del país se realizó un cacerolazo –organizado a través de redes sociales–, que exigía la salida de Chadwick, del intendente de La Araucanía, Luis Mayol, y del general director de Carabineros, Hermes Soto. Considerando que una de las preocupaciones del Gobierno la semana pasada, tras el crimen de Catrillanca, era precisamente el clima que había en redes sociales sobre el tema, razón por la cual fueron monitoreadas exhaustivamente, no es menor el dato relativo a que la semana pasada el hashtag #Chadwickrenuncia fue trending topic.

No solo hay una interpelación contra el ministro, sino además una posible acusación constitucional en el horizonte.

Los cuestionamientos que caen hoy sobre Chadwick abrieron un escenario complejo que no estaba contemplado en Palacio, pero bajo ninguna circunstancia la administración piñerista está dispuesta a ceder a las presiones públicas y entregar la cabeza del ministro del Interior. Sin embargo, hay consciencia de que en algún momento el Gobierno debe pagar el precio de la responsabilidad política por la muerte de Camilo Catrillanca y, por lo mismo, ya está claro que la «ofrenda» que se debe hacer es el intendente Mayol. La duda en La Moneda –reconocieron– es respecto a cuándo, pues es clave hacerlo en el momento propicio para frenar el conflicto, no apresurarse para avivar la presión pública, ni dilatar tanto la decisión que, cuando se ejecute, ya no surta el efecto necesario.

Para el cientista político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, toda la crisis “llega al Ministerio del Interior porque desde ahí se diseñó esta estrategia asociada al Comando Jungla, por tanto, por cualquier error o mala utilización de la fuerza de Carabineros, cualquier asesinato va a afectar no solo a Carabineros, sino a quien diseñó”. Sin embargo, el académico recalcó que juega a favor de La Moneda que esta crisis se desatara en esta época, fin de año, con la gente preocupada de las fiestas, las universidades cerrando sus clases y las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina: “Me parece que el Presidente va a resistir, y le va a costar desprenderse de Andrés Chadwick”.

El panzer

Andrés Chadwick es, sin duda, el pilar del diseño político de este segundo Gobierno de Piñera, es el eje fundamental de la implementación de la estrategia urdida en las oficinas de Apoquindo 3000 y que pasa por  el perfecto funcionamiento del equipo político, no solo para conducir las riendas de la actual administración, sino también para establecer un cerco de protección en torno a la figura presidencial y no repetir, así, los errores del pasado, cuando todas las contingencias y conflictos rebotaban y explotaban en el Mandatario.

Hasta antes de la muerte del joven comunero, la evaluación de su gestión a nivel interno tanto en el Gobierno como en el oficialismo no tenía grandes cuestionamientos en general, situación que ahora está cambiando en Chile Vamos, donde ya hay reparos al errático despliegue comunicacional de estos días y el actuar confuso que ha tenido La Moneda. No por nada, a varios se les ha venido a la mente en estos días la figura del otrora ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter, y el incendio político que enfrentó durante la primera administración piñerista por el desborde del caso Bombas, el cual no pudo contener en su momento y que solo se apaciguó –según reza la crónica de esos años– cuando Chadwick llegó a Palacio.

No es fácil para Piñera que su hombre estratégico esté en el ojo del huracán, de hecho no tiene mucho margen de acción para sacarlo. No se trata de cualquier figura, sino de su brazo derecho, lo que se consolidó en el primer mandato cuando fue vocero y luego ministro del Interior, instancias en las que hizo gala de su perfil de animal político, y durante los cuatro años del Gobierno de Bachelet estuvo a cargo de la Fundación Avanza Chile, fue el artífice de la campaña presidencial, todas las decisiones pasaban por él. Para un diputado de Evópoli, Chadwick es lo mismo que fue José Miguel Insulza para la administración de Ricardo Lagos o Antonio Varas para el mandato de Manuel Montt y señala que, por lo mismo, es muy difícil imaginarse a este Gobierno sin su figura.

“El Presidente es capaz de poder descansar en sus hombros y estar tranquilo”, situación que lo transforma a estas alturas en un imprescindible, como apuntan desde el seno de La Moneda.

Si bien el cientista político Claudio Fuentes recalca que en la vida nadie es imprescindible, reconoce que “sería muy difícil de reemplazar con ese perfil (…), creo que empeoraría respecto del discurso que ha armado en términos de ejes de crecimiento y seguridad, en el fondo se le desarmaría el modelo de gobernabilidad interno que tiene el Gobierno”. Para el doctor en ciencias políticas Cristóbal Bellolio, nadie se puede sorprender por el hecho de que se pida la cabeza del ministro del Interior, pero la pregunta que se hace es: ¿qué debería pasar para que existiese la posibilidad de poner en cuestión su continuidad? Esto, considerando el peso específico que tiene para el Mandatario: “Tendría que comprobarse que el propio Chadwick fue negligente o que cubrió versiones que eran mentira, porque ellos hoy juegan el papel de los engañados que, apenas supieron la verdad, actuaron”.

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