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El «yerro» calculado de Piñera para agrupar la crisis sanitaria y el conflicto en La Araucanía bajo un solo Estado de Excepción PAÍS

El «yerro» calculado de Piñera para agrupar la crisis sanitaria y el conflicto en La Araucanía bajo un solo Estado de Excepción

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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En la oposición no hubo dos lecturas. El «error» del jefe de Estado, al sumar el conflicto en la Macrozona Sur y la pandemia como las razones para prolongar el Estado de Excepción Constitucional, fue interpretado como un yerro calculado para hablarle al sector político que pide Estado de Sitio y que las razones sanitarias no serían más que un «subterfugio» para militarizar La Araucanía. La «salida» del Presidente obligó a un despliegue de los jefes de carteras para redibujar el discurso oficial, intentando convencer a los parlamentarios de que se trataría solo de una medida con miras a seguir conteniendo la pandemia. De todas formas, en Palacio se mostraron confiados en que los votos estarían, considerando que solamente se necesita de una mayoría simple. Desde el punto de vista de la Defensa, el analista Richard Kouyoumdjian aclaró que no se necesita del toque de queda para restringir las actividades nocturnas, pues existen otras formas de lograr los mismos resultados. «Es hora de que se respeten las libertades individuales. Seguimos dando soluciones militares a todos los problemas de Chile. Una cosa es usar las capacidades logísticas y de organización de las Fuerzas Armadas y, otra, es tener a Chile bajo control militar por todo un año y más”, señaló.


El lunes por la noche, en entrevista con Canal 13, el Presidente Sebastián Piñera anunció el envío del proyecto que buscará extender el Estado de Catástrofe que el 13 de marzo expira, luego de un año rigiendo y que, por lo mismo, necesita la venia del Parlamento para dar curso a una nueva etapa.

Pero, en su discurso, el Primer Mandatario superpuso las razones que sustentarían la necesidad de seguir bajo el Estado de Excepción al conflicto que se vive en la Macrozona Sur de La Araucanía, en primer término, y luego a la necesidad de resguardo de las medidas sanitarias. Así es como indicó que “para combatir esto (conflicto Macrozona Sur) se requiere mantener el Estado de Excepción. Vamos a extender el Estado de Catástrofe que vence el 13 de marzo, y que también tiene que ver con la pandemia”.

Un “error” del jefe de Estado así lo calificaron algunos, entre comillas o un calculado fail, considerando que en medio de un año electoral y ad portas de la elección de constituyentes, alcaldes, gobernadores regionales y concejales, cada una de las señales que apuntan directamente a su electorado, tendrían “una razón de ser”. Y es que ante la decisión de La Moneda –por ahora de hacer caso omiso a su sector, que pide sin tapujos que se declare un Estado de Sitio en la zona, el haber superpuesto las razones de un estado excepcional a las medidas de seguridad del sector, son para algunos, sin dudas, más que un error, un intento de quedar bien “con dios y con el diablo”.

Pero siguiendo esta línea argumentativa, aquella maniobra tuvo efectos secundarios mayores a los presupuestados, y que llevaron a gran parte de la oposición a interpretar sus palabras como la “evidencia” del temor que se advertía desde hace días y que tendría que ver con la verdadera razón del Ejecutivo: una medida de control social y de orden, más que una sanitaria.

De esta manera, y ante la advertencia de que las palabras del Jefe de Estado le habían entregado una razón de fuerza al sector opositor para unirse, es que el miércoles por la mañana tres de los ministros del comité político se desplegaron para intentar «redibujar» el discurso oficial y, así, intentar convencer al Parlamento de que la razón primaria para seguir bajo un Estado de Excepción es la pandemia del COVID-19, y no otra.

Aquello, porque en Palacio se tiene conciencia de que bajo tal premisa le va a ser muy complejo a cualquier parlamentario resistirse a aprobar el proyecto, pues “le restaría herramientas de lucha contra la pandemia”, y además considerando que los números en los meses de febrero y marzo siguen estando dentro de un escenario complejo de contagio a nivel país.

Y fue de esta manera que, en el curso de distintas actividades, tanto el vocero, Jaime Bellolio, como los ministros de la Segpres, Juan José Ossa, y de Interior, Rodrigo Delgado, buscaron reinstalar el discurso en el plano de lo sanitario. En el caso del vocero de Palacio, este indicó que “las cuarentenas, los cordones sanitarios y las aduanas sanitarias, el Plan Paso a Paso se caerían, sin el Estado de Excepción, que es únicamente a raíz de la evolución de la pandemia, no tiene que ver con la situación de seguridad de La Araucanía”.

Por su parte, el jefe de la Segpres apuntó a que «la verdad es que el Estado de Excepción permitió al Gobierno adoptar ciertas medidas, que creemos que eventualmente va a necesitar adoptar en el futuro. Por lo mismo, esperamos que no se trate de una discusión ideologizada y esperamos que no se confundan estas cosas”. En tanto, el ministro Delgado indicó que “no politicemos, desde el punto de vista de la seguridad de la Macrozona Sur, lo que puede ser una discusión de una situación que se requiere para todo Chile en materias sanitarias (…). Mientras no terminemos el proceso de vacunación, tenemos que seguir en Estado de Excepción que nos permita tomar todas las medidas del caso para cuidar a nuestra población”, concluyó.

Cabe recordar que el 22 de febrero el Ministerio de Salud anunció el retraso del toque de queda en una hora, pasando desde las 22 horas a las 23, esto justo cuando se comenzaba a discutir si era o no necesario mantener el Estado de Excepción.

El decano Facultad de Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Central, Marco Moreno, señaló que “La Moneda y el Presidente debieran haber buscado apoyo y legitimidad para extender el Estado de Catástrofe. En eso consiste la gestión política. Pero la ciudadanía y los actores clave (entre ellos la oposición) se enteraron por la prensa de la decisión, sin que mediara un proceso de comunicación de Gobierno». A esto agregó que “el objetivo de la extensión del Estado de Catástrofe siempre debió estar en dar seguridades sanitarias a los ciudadanos. Producto de la pulsión presidencial de protagonismo e hiperliderazgo de Piñera, se instaló que lo que en verdad busca el Ejecutivo es recurrir a una herramienta jurídica para controlar la situación en La Araucanía. En política cada vez más las cosas son lo que son y no lo que parecen”.

Sin concesiones

En La Moneda aseguraron que, al día de hoy,  tienen “agua en la piscina”, considerando que es solo una mayoría simple la que se requiere en ambas cámaras del Congreso para aprobar la iniciativa presidencial, y en el entendido que, a diferencia de otras ocasiones, cuenta con el respaldo total de su conglomerado.

De esta forma, y más allá de la grandilocuencia de algunos enunciados que han surgido desde la oposición y que han condicionado el apoyo a esta medida a que se considere la eliminación del toque de queda, o la imposibilidad de militarizar a La Araucanía, entre otros, lo cierto es que, en términos formales, el Ejecutivo lo que va a hacer es enviar, previamente, un informe detallado con los resultados y razones de por qué se requeriría una extensión del Estado de Excepción.

No está considerado, como pretenden algunos en el Parlamento, que sea el Presidente o un ministro quien comparezca para dar cuenta del trabajo realizado.

Respecto de eventuales concesiones, la respuesta que entregaron en el Ejecutivo es que existiría disposición al diálogo, pero no a hacer concesiones. En primer término –precisaron–, porque están convencidos de la necesidad de contar con herramientas como el toque de queda para el control de la pandemia. Y, en segundo lugar, porque no existiría formalmente un mecanismo, por lo que, ateniéndose a la ley, el proyecto se ingresará y el Congreso tendrá cinco días para aprobar o rechazar. No votarlo significa que se aprueba.

Pero más allá de una posición que parece grabada en piedra de parte del Gobierno, el debate sigue estando presente respecto a si es realmente necesario o no un Estado de Excepción para mantener medidas de control sanitario.

En este contexto, el senador PPD y presidente de la comisión de Salud del Senado, Guido Girardi , indicó que “después de un año no se ha logrado cortar la cadena de contagio, porque el Gobierno no entrega la ayuda social para que la gente permanezca en sus casas. Se está aislando a la mitad de los COVID positivos y el rastreo, búsqueda y encuarentenar a los contactos estrechos no llega al 20 %. Ninguna de esas medidas necesita Estado de Excepción para ser aplicada, así como tampoco se requiere para campañas de sensibilización que refuercen el distanciamiento social, el lavado frecuente de manos y el uso de mascarillas”.

El analista de defensa Richard Kouyoumdjian apuntó a que “no necesitamos el toque de queda para restringir las actividades nocturnas, ya que existen otras formas de lograr los mismos resultados y, por último, seguimos tratando a los chilenos como niños chicos y hacemos que paguen justos por pecadores. Es hora de que se respeten las libertades individuales. Seguimos dando soluciones militares a todos los problemas de Chile. Una cosa es usar las capacidades logísticas y de organización de las Fuerzas Armadas y, otra, es tener a Chile bajo control militar por todo un año y más”.

Agregó que “el Estado de Excepción de Catástrofe permite al Gobierno establecer toque de queda, algo que el Código Sanitario no permite. El costo de hacerlo es que se deben designar jefes de la Defensa para las regiones y RM, e involucrar a las Fuerzas Armadas en el control de las restricciones impuestas a la población. Dicho eso, hay otras formas de lograr los mismos efectos, como son la regulación de los aforos y su fiscalización con medios de las policías, personal municipal y del Minsal, y por medios de observación, como son drones y aeronaves con capacidades nocturnas”.

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