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En el Día Internacional de la Discapacidad, es momento de reflexionar

En el Día Internacional de la Discapacidad, es momento de reflexionar

María José Escudero
Por : María José Escudero Co-Fundadora y Directora de Incidencia en Fundación Ronda
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Este domingo 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de la Discapacidad. En distintos lugares del mundo se desarrollan actividades sociales, culturales y se hacen llamados a visibilizar y transformar la mirada respecto a las personas en situación de discapacidad.


Es el momento para reflexionar sobre muchos temas.

Este día nace a partir de la necesidad de resaltar la importancia del cambio de mirada desde una postura con enfoque asistencialista y de caridad hacia una que considera a las personas como sujeto de derecho, donde dejan de ser vistas como “el problema”, donde es el entorno el ahora responsable de si puede o no acceder a la sociedad. Es decir, hoy su grado de discapacidad dependerá de si el contexto donde está inserta es accesible.

Para hacer esto concreto, por ejemplo, si una persona en silla de ruedas llega a un edificio y se encuentra con una escalera sin una rampa o -lo que pasa mucho en nuestro país- con una rampa mal diseñada, esa persona en ese minuto claramente recuerda que tiene discapacidad, que se incrementa por el entorno. A diferencia de si se encontrara con un edificio con diseño y accesibilidad universal, donde puede acceder a sus instalaciones sin problemas. En ese caso, nunca recordó su discapacidad.

Esta fecha también me hace pensar en lo trascendente que es que el colectivo no piense que donando dinero una vez al año a la Teletón, es una actitud inclusiva. Ese acto es importante, pero no suficiente.

Tener un actitud inclusiva es una tarea constante, que se debe realizar a diario. Sobre todo, entender que las personas en situación de discapacidad (PsD) requieren ser tratadas como todo ser humano, sin etiquetas y sin discriminación negativa ni positiva.

La Teletón se hizo cargo hace más de 30 años, cuando se hablaba de personas “enfermas” o minusválidas, de una tarea que le correspondía al Estado, que es la de proveer rehabilitación de primera calidad y gratuita.

Como Fundación Ronda creemos que el show televisivo, para mantener la obra de rehabilitación vigente, no ayuda sino que empeora el cambio de visión de caridad a derecho. Su obra de rehabilitación es extraordinaria y más allá de que han elegido darle la vuelta en los dos últimos años al discurso y empezar a comunicar de inclusión, sigue siendo insuficiente. Hay que buscar otras formas de financiar la obra sin el show mediático, que confunde y sigue alimentando el patrón de asistencialismo.

También es importante que sus familias entiendan que estamos en un minuto clave, donde se requiere confiar en ellos y soltarlos, así como permitirles ser parte de esta sociedad, ad portas de una ley de inclusión laboral. Es ahora cuando las familias deben confiar y verlos como cualquier otro de sus hijos. Crean que si es posible, aunque se van a equivocar y se van a caer como cualquier otro. Pero hoy estamos cambiando y es el minuto de dejarlos volar.

Al mismo tiempo, insisto en uno de nuestros objetivos fundamentales: que las PsD se empoderen. Y eso no sólo se logra haciendo valer sus derechos, sino que también cumpliendo con sus deberes. Es el momento de que usen su voz, se arriesguen y vayan por más, no por lo que hay disponible, sino por lo que realmente quieren ser. Es indispensable que se conecten con sus talentos y su propósito, todos los tenemos y ustedes no son la excepción. Valentía, coraje, persistencia. ¡Esa es la clave!

Como equipo, seguimos ayudando a transformar la mirada de nuestra sociedad respecto de la diversidad. En los últimos meses hemos realizado seminarios a lo largo de nuestro país con el gran objetivo de lograr un cambio cultural concreto en las organizaciones tanto públicas como privadas.

Estamos convencidos de que a través de la responsabilidad social inclusiva es el camino y por eso realizamos iniciativas impulsadas por la creatividad, la innovación, la alegría y la colaboración, para que se entienda que las oportunidades laborales que se dan deben ser dignificantes, desafiantes y en igualdad de condiciones, ni más ni menos que a cualquier persona. Es la forma de que realmente seamos inclusivos, con empatía juntos podemos.

Y esta certeza es la que nos da el ánimo para seguir trabajando día a día. Nuestra meta no estará completa hasta que no logremos vivir en un mundo realmente inclusivo desde su ADN, que tenga una profunda valoración de las diferencias, esas que nos hacen a todos personas únicas.

Feliz día a todos, a toda nuestra sociedad.

 

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