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La rueda del hip hop sigue girando

La banda ochentera De Kiruza -con Mario Rojas- es uno de los pocos puntos en común que resuena en el pasado de las actuales vertientes del hip hop. Hoy los raperos, fankeros y hiphoperos mantienen sus críticas producciones, pero a través de en un amplio abanico de expresiones.


La crítica social en los setenta estuvo a cargo del rock, en los ochenta el pop y en los noventa la mezcla: el hip hop, el funk y el rap y una cantidad bastante considerable de categorías que subdividen a todas estas expresiones.



Ahora hay hiphoperos y funkeros rodando en sus tablas por las calles de los barrios o contando historias cotidianas en las micros. Es que desde que los adolescentes comenzaron a usar los Sampler y sumaron a sus teclados algunas guitarras, se armó un collage musical de proporciones, como el encuentro Verso a Verso,, que se viene realizando desde la semana pasada en la SCD y donde estarán los ex Makiza, Seo2 y Gastón Gabarró, DJ Raff, y Solo Di Medina.



El auge de ese estilo comenzó hace cinco años. En forma paralela a lo que se conocía en Estados Unidos estaban De Kiruza, con Mario Rojas -que si bien no era hop hop- rescataban la raíz negra. Luego aparecieron La Poze Latina, Los Panteras Negras, M 16, Fuerza Hip Hop y Los Marginales, además de Los Tetas que se inspiraron en la Banda del Capitán Corneta.



Así lentamente comenzó a gestarse la cultura hip hop en la periferia, en las zonas más marginales y luego en el núcleo de la ciudad. Un hito fue la aparición de Tiro de Gracia, con su disco Ser Humano y Makiza, que causó estragos. La fiesta rapera empezaba a tomar forma y ya no estaba supeditada a clase baja.



«Todo parte siendo una adaptación del modelo anglosajón. Lo chileno está en las letras. Algunos grupos, como los que van a tocar usan bases sampledas de discos del folclor chileno. Pero el esquema es el mismo en todo el mundo. Uno de los grupos que influenció a Tiro de Gracia fueron los españoles Siete Notas Siete Colores», cuenta D.J. Raff.



A estas alturas se podría decir que hay tres generaciones de raperos en Chile: la gestora, la de bandas que grabaron y popularizaron el estilo con algunos inconvenientes técnicos -pegando incluso en una doble cassetera sus bases- y el grupo de cultores de la nueva horneada. En todas, la monotonía rítmica y los textos críticos contribuyen al cambio del concepto de música popular, imponiendo el uso de programas de computadores y el pegoteo de sonidos para la producción de sus sonoridades.



«Este es un momento muy particular de la escena hip hop. Si bien a nivel de medios ya no es tan fuerte como lo fue con Tiro de Gracia y Makiza. Ahora, hay grupos que están sacando discos y hacen que el hip hop siga vigente», asegura Arturo Figueroa, uno de los organizadores de Chilerock.cl que se realiza desde la semana pasada en la SCD.



Esas novísimas agrupaciones y otras estarán en el llamado ciclo Verso a Verso, donde se reunirán los adeptos a estas corrientes, hasta fines de julio en Santa Filomena 110. Así lo hará Flow to Flow, un conjunto que se distingue del sonido eléctrico y usa percusión en vivo. También actuará Raíces subterráneas, aunque no llegará la esperada banda llamada El Klan, que fue la ganadora del concurso internacional efectuado por yeyeye.com (sitio que se especializa en divulgar este tipo de música).



Sabido es que en la cultura hiphopera existen rivalidades. Algo que se parece a un sentimiento tribal, por no calificarlo abiertamente de pandillero. Así, entre ellos no hay una sola declaración de principios. Cada grupo tiene distintas creencias. Aunque según los especialistas en el tema, «los cabros son bastante más buenos que muchos de nosotros y ya varios están tratando de salirse de esa onda pandillera».



En el estilo hay bastante de juego, improvisación y son pocos los que a la raíz internacional -dominada por lo norteamericano- adhieren una dosis de chilenidad. En esa línea se distinguen Los Tetas y DJ Raff, que a través de la instrumentación o el lenguaje callejero narran historias locales.




«Ahora las letras son súper pesimistas. El hip hop es una radiografía de lo que estamos viviendo. En una canción de hip hop puedes decir muchas más cosas que en una canción común y corriente», dice D.J. Raff.



Hugo y Cristián Moraga



Por los setenta se imponía el funk, que en los ochenta empezó a llamarse rap. En esa dirección comenzaron Los Tetas, combinando el canto parejo de un rapero con el sonido instrumental de un grupo funk. El esfuerzo se ha hecho notar en el aporte a la identidad, también se ha manifestado en la crítica social, en un estilo muy diferente al de la generación predecesora, como lo hizo Hugo Moraga, el músico que vendía los discos en su casa y que dio a conocer canciones como Una señorita y yo. Se trata del padre y mentor de Cristián Moraga, uno de los integrantes de Los Tetas.



«El me mostró Herbie Hancock, que fue la primera wea funkie que a mí me cautivó. El ha hecho funkie mejor que cualquiera que hayan hecho Los Tetas y sus canciones están ahí. Y ahora los dos estamos haciendo un disco juntos y yo lo estoy produciendo», cuenta Moraga hijo.



En estos días el joven pasa algunas horas en estudios de grabación, preparando una serie de «demos» para enviar al extranjero.



«En Chile escuchas rap y funk y siempre suena lo mismo. Se repiten unos a otros, como que no hay un aporte nuevo propio. Nosotros estamos preocupados de que se note que es música chilena y no gringa», afirma.



– ¿Musicalmente qué recursos están usando?



– La música te pide algo. Toco harta guitarra, teclado y estamos probando efectos con la manguerita. Lo esencial es que nuestros nuevos trabajos son más modernos.



– ¿Cómo ves a las bandas jóvenes?



– Hay una avidez de investigación en los «cabros» que van saliendo, pero la poca experiencia los hace repetirse en sonido y estilo. Pasan muchas cosas y pocas de esas se ven reflejadas en las letras. Están las ganas de aprender, pero a veces se quedan ahí y no estudian más.



– ¿Qué les criticas a tus colegas?



Ponte tú, un grupo saca un disco con veinte temas y todos suenan igual. Hay grupos que los encuentro banales, con letras que no dicen nada.



– ¿Y los que son de tu gusto?



– Tiro de Gracia y Mamma Soul son los únicos grupos que con su espíritu de superación me han cautivado. Ahora, los escucho y han puesto algo nuevo en la escena. Nadie está cantando armonías como Mamma Soul.



Así, la rueda del rap sigue girando como giró la del rock and roll cuando se impuso con un cuestionado estilo -que apuntó al corazón de los que en aquel entonces eran jóvenes- y se bailó y se dijo lo que se quería.

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