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Villouta: «Guillier y Paulsen representan un periodismo de vacas sagradas»

De boca en boca o por un zapping casual la gente se está quedando pegada ante la imagen de un pailón con musculosas fosforescentes que hace análisis de noticias. De esa forma, José Miguel Villouta poco a poco ha ido sumando telespectadores aburridos de los programas informativos que ofrece la abúlica programación en la televisión chilena.


– ¿Hai visto el programa del Villouta?
– ¿El que trabajaba en el matinal de la Paulina Nin? No, pa’ nada. ¿Cómo se llama?
El Interruptor.
– No, no lo cachaba. ¿Y dónde lo dan?
– En el Vía X. Es re bueno, porque el loco llega y habla de política o temas contingentes sin pelos en la lengua. Es pa’ cagarse de la risa. Lo bueno es que se nota que el compadre sabe de lo que está hablando y la gracia es que lo hace con ironía. Es como si nosotros habláramos de las cosas que pasan en Chile en el living de la casa, ¿cachai?
– Ah, qué buena. Lo voy a ver entonces. ¿A qué hora me dijiste que lo daban?
– De lunes a viernes en el Vía X a las 11 y media de la noche.
– Habrá que verlo pa’ ver si es tan así como dices.



Desde hace casi un año que José Miguel Villouta está en el aire con El Interruptor, programa que creó luego de haber trabajado en la radio Carolina y en Canal 13 en espacios como Pantalla Abierta y el matinal de Paulina Nin. Antes, claro, había participado en el desaparecido canal Rock and Pop y en la radio del mismo nombre, la que en menos de un mes lo despidió por vilipendiar a los ministros de la Corte Suprema por negarle remedios a enfermos de SIDA.



"Cuando estaba en el canal Rock and Pop hice un programa para adolescentes que se llamaba Súper Pop. Ahí hablábamos de espectáculos y pasábamos videos de las Spice Girls, pero tratando siempre de darle una connotación política al espectáculo cuando se podía. Al irme de radio Carolina pensé en El Interruptor. Quise que fuera igual a Súper Pop, pero con la diferencia que en vez de hablar sólo de espectáculos iba a tratar temas contingentes de la política nacional e internacional, que es lo que estaba haciendo en la radio", cuenta Villouta.



– ¿No les pareció un poco raro a los ejecutivos de Vía X cuando les ofreciste un programa que mezcla política y video clips?
– Yo les venía a armar un horario de 11 y media de la noche que ellos lo tenían muerto con el menor presupuesto posible. Se atrevieron sin problemas y cuando empezó a resultar y venderse, fuimos agrandando el equipo y la gente del canal sintiéndose cada vez más satisfecha.



– ¿El Interruptor lo pensaste como el anti-Medianoche?
– No sé si es anti-Medianoche, pero yo sí busco un periodismo que es totalmente lo opuesto a Guillier y Paulsen. No me estoy poniendo al mismo nivel de ellos, pero representan un periodismo de vacas sagradas que está agotado.



– Pero ellos se sienten estandartes del periodismo opinante.
– Es opinante, pero a mí no me emociona. Ellos quieren pertenecer a las elites, a los círculos de poder. Yo no pertenezco a la pista de baile y me codeo con hueones que toman vodka tónica. No me gusta la manera que tienen ellos de hacer televisión, pues son muy de rodearse de los mejores alumnos de sus universidades y que la gente que esté en su entorno trabaje para ellos sin darles espacios a los demás. Guillier y Paulsen son como dictadores y representan a esos periodistas que quieren ser divos.



– ¿Cómo son las reuniones de pauta?
– No tenemos.



– ¿Pero qué criterios tienen para seleccionar las noticias que después comentas en el programa?
– Que a uno lo hagan cagarse de la risa o enfurecerse. Por lo general, siempre llegamos con tres noticias, como lo del computador del Ministerio de Obras Públicas. Le pegamos un vistazo a los diarios y lo que nos causa más risa o rabia va en la pauta, y las que no van en un resumen de prensa.



– ¿El equipo te impone un enfoque determinado para comentar algunas noticias?

– No, jamás. De hecho es todo lo contrario. Me dejan hablar y cuando termina el programa me dicen "es que tú eres José Miguel Villouta, así que da lo mismo lo que tú opines". Y ahí discutimos porque les exijo que las críticas me las hagan con fundamentos, pero todas las discusiones se dan en un círculo donde la amistad es demasiado fuerte.



– ¿Cuando empezaste el programa no te preocupó que la gente no te viera como alguien creíble después de haber estado comentando espectáculos en distintos medios?
– Esa es parte del chiste y por eso también uso musculosas en el programa. Es como romper el molde, porque si los noticieros siempre fueron mostrados por hueones con terno y corbata, lo que quiero hacer es todo lo opuesto. Lo haría en pelotas o borracho, porque hasta incluso lo hemos hecho súper entonados. Mientras más destruyes el modelo que existe, más puedes llegar a la gente común y corriente.



"La gente de la tele es tonta"



Curiosamente, Villouta estuvo todo el año pasado sin ver televisión. ¿La razón? No estaba dispuesto a pagar por la única compañía de cable que se ofrecía en su edificio porque no quería darle plata a algunos "personajes oscuros" que controlan gran parte del país. Además, la recepción en su casa era muy mala, pero un amigo se apiadó y le regaló una antena para que pudiera ver al menos la televisión abierta.



"La televisión chilena es pésima. Hace un mes me prestaron una antena pero la verdad es que no hay nada que ver, salvo Protagonistas de la Fama, que es lo único que veo", cuenta.



– ¿Por qué te gusta?
– Es un experimento psicológico high tech a toda raja.



– ¿Pero no es un poco siniestro eliminar gente como si fueran animales?
– No es siniestro, porque es de mutuo acuerdo. Es como decir que el sadomasoquismo es siniestro, pero si dos personas están de acuerdo, ¿cuál es el problema? Además tiene momentos súper bonitos. Los pendejos viven muchos momentos de pérdida de la inocencia. Los miro y el corazón se me parte veinte mil veces. Un capítulo de un reality show te puede decir tanto de la humanidad como un libro de García Márquez.



Y agrega:



– La gente que trabaja en la tele es tonta, por lo que me provoca mucho orgullo que haya un equipo chileno que esté produciendo algo que sé que es muy difícil. Es cierto que están dirigidos por argentinos, pero va a haber un grupo de chilenos que va a terminar aprendiendo. ¡Es que en este país no se hace ni una huea!. He trabajado en el 13 con unos presupuestos increíbles y al final terminaban haciendo lo más fácil: poner un ballet con el animador en el medio. En el reality show, por último, los camarógrafos están aprendiendo un formato nuevo de hacer televisión y los directores a dirigir algo distinto. El rechazo al reality show es el rechazo a que cualquiera sea famoso.



– ¿Qué tipo de programa no harías?
– Lo que no haría es compartir la pantalla con gente como el Kike Morandé, pero haría de todo, porque uno puede hacer una versión distinta de cualquier programa. Lo importante es darle un sello auténtico y hacerlo bien, hacerlo en serio.



– ¿Y en los canales nacionales no se hacen bien las cosas?

– A la televisión llega mucha gente que en cuarto medio tenía un promedio como el pico. Por ende, el nivel es bajo, de hueones que cheliaron toda la vida. Es súper frustrante cuando un tipo charcha te critica una nota por el ritmo o el contenido. Además, a la gente que llega a la tele con un discurso distinto la anulan hasta suprimirlos. Un ejemplo de eso es el gran y querido Sergio Lagos, una persona muy interesante y con muchas cosas que decir, pero a la que le están acortando su discurso.



– Pero nadie lo obligó a irse al 13.
– Perfecto, pero tienes que comer y es una pega a la que no puedes rechazar. Quizás el Sergio no está consciente de eso o no le interesa. Karen Doggenweiler
es lo mismo. Era la periodista estrella que reporteaba Villa Baviera y ahora habla puras hueás.



"En la Rock and Pop me hueviaban con que era maricón"



En diciembre del año 2000 José Miguel Villouta se convirtió en el flamante conductor del programa La Grúa de la radio Rock and Pop. Pero no alcanzó a estar ni siquiera un mes, porque a pocas semanas de empezar se refirió duramente a los ministros de la Corte Suprema por no entregarles remedios a enfermos de SIDA.



– Siempre dices que criticas a personas y no instituciones. ¿Ese es legado de tu paso por Rock and Pop?
– Soy súper consciente del valor del Parlamento, del Ejecutivo y la Justicia. Los respeto tanto que me molesta que haya gente ordinaria metida adentro. Me parece que el Consejo de Defensa del Estado, por ejemplo, es un organismo muy importante, pero me molesta que sea Clara Szczaranski quien lo dirija. Estamos hablando de una mujer que dice que el SIDA se cura y eso es muy grave.



– ¿Pero qué te dejó el despido de la Rock and Pop?

– Lo de la Rock and Pop fue un ataque de violencia. Cuando uno trata alguien con garabatos de manera sostenida está haciendo un acto de violencia. Desde ese punto de vista lo asumo como un error, pero quedé tranquilo porque defendí mis valores aunque de mala manera. Lo que aprendí ahí fue que con violencia no se saca absolutamente nada. De todos modos, creo que no me despidieron sólo por eso, pero afortunadamente no es el lugar donde trabajo ahora.



Parece que la Rock and Pop no te dejó buenos recuerdos…
– Me molestaban con que era maricón. Los chistes en general contra los homosexuales eran a cada minuto. En ese contexto estaba, de hueones que se sentían machos y que si ponía una mezcla de Underworld en la mañana el radio controlador me decía que por mi culpa lo iban a hueviar. Y no los jefes, sino sus amigos por maricón. Lo que pasa es que la Rock and Pop es como estar en un curso de primero medio de un colegio de hombres. ¿Es donde quiero trabajar? No. Tampoco era una radio tan libre. Me acuerdo que una vez leí un titular de un diario que decía que Labbé había pertenecido a la DINA. Después de eso llegaron los superiores a decirme que no me metiera con el alcalde de la comuna. Lo contradictorio es que se espantaban con mis comentarios pero después no tenían ningún problema con que Barzácula hablara de tetas y culos y tratara a las minas como si fueran maracas.



– Supongo entonces que no volverías a trabajar ahí.
– Ni cagando y en el holding Ibero América tampoco.



– ¿Y si te ofrecieran un buen contrato en otro canal?
– No, ¿para qué?. A no ser, claro, que me invitaran a mí y a todo el equipo a hacer el mismo programa pero mejorado y con mayores recursos. Pero la verdad es que tengo todas las fichas apostadas a este canal y espero hacer El Interruptor por 10 años más y que Vía X se transforme en un gran canal en todo el continente.

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