Aparentemente, la obra del artista argentino sobre la Guerra de Vietnam había corrido la misma suerte que cientos de compatriotas en los días posteriores al Golpe del 73. Deira murió convencido del trágico destino de esa serie, que según la leyenda, pintó en una sola noche. Pero hoy éstas ven la luz que él ya no ve.
Cuando el artista argentino Ernesto Deira murió en 1986, lo hizo con la convicción de que su serie de pinturas y dibujos relativos a la guerra de Vietnam habían sido quemados por los militares en Chile. La colección de obras, que actualmente expone el MAC
bajo el nombre de "Deira: los fragmentos del conflicto", estaban siendo exhibidas en el Instituto Latinoamericano de la Universidad de Chile y se esfumaron tras el golpe militar.
Eso hasta que el amigo y colega de Deira, Luís Felipe Noé, escuchó que los trabajos podrían estar todavía guardados en el país y partió a averiguarlo. Carmen Waugh, ex directora del museo Salvador Allende, estaba convencida de que las obras aún existían, inventariadas y almacenadas en alguna bodega, y así se lo comunicó a Noé.
"Él murió convencido de que esas obras habían sido destruidas.
Qué base tenía para esa suposición, no sé. Tal vez hubo algunas obras de otros que fueron destruidas, creo que hay algo de cierto", dice Noé, quien finalmente encontró siete pinturas en el Museo de Arte Contemporáneo.
Pese al importante hallazgo, la retrospectiva de Deira que se realizó en 2006 en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires no contó con la presencia de las obras. Y como no existía nada equivalente a esa serie en la muestra, debieron sustituirse por fotografías de las pinturas. La recuperación de las piezas todavía no se concreta en lo legal y es un trámite que está pendiente aún para las cancillerías chilena y argentina.
Mientras, las obras se pueden visitar en la sede Parque Forestal del MAC, en una sala ubicada unos peldaños más abajo del nivel de la tierra y que alberga las siete pinturas encontradas, más una serie de 27 dibujos.
Ver la luz
El mito dice que Ernesto Deria realizó las siete obras descubiertas en una sola noche. Américo Castilla, artista visual y abogado al igual que Deria, habría pintado los fondos negros de estas piezas que son fruto de una "compulsividad expresiva", dice la curadora de la muestra, María José Herrera.
La combinación de esos dos términos entrecomillados es lo que mejor define la trayectoria de este creador trasandino, que supo armonizar su carrera como abogado con el arte. "Hay pocas profesiones de las llamadas liberales que han producido artistas importantes como el derecho", dice Luís Felipe Noé. Según él, los abogados poseen una relación entre lo abstracto y lo figurativo que los ayuda.
La misma disyuntiva entre abstracción y figuración es lo que reunió a Noé y Deira junto a Rómulo Macció y Jorge de la Vega en el grupo Otra Figuración. "El postulado de nuestro grupo era superar la barrera de figuración/ abstracción. Surgimos en un tiempo en que se hacía de eso un antagonismo absurdo. La idea era asimilar todas las experiencias de la abstracción, de la modernidad, de lo que había pasado, para hablar de nuestro contexto", explica Noé.
Una relación que resulta evidente en los trabajos de Deira que se exponen actualmente. El tema del conflicto recorre toda la obra del argentino, según explica María José Herrera. "Es un conflicto tanto plástico como interior", dice sobre las piezas en que Deira toma las imágenes de fotoperiodismo de la época y las transforma, en un ejercicio netamente expresivo.
"Ernesto tenía una soltura en el trazo que se ve en los dibujos expuestos, que también se refleja en muchas de sus pinturas y que aquí se concentra más en una figuración. Es una serie particular, especial", asegura Noé.
Por eso las figuras del Ché Guevara y las visiones de la guerra de Vietnam resultan casi evidentes al contemplar las pinturas descubiertas, las que además están plagadas de citas históricas. Así, las ideas del hombre como medida de todos los conflictos, el sacrificio, el martirio y la censura aparecen como ideas importantes para este artista, que en los ’70 comenzó a inclinarse por una visión más realista y en contacto con las identidades latinoamericanas.
