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Africa en ascenso Opinión Imagen: Google maps

Africa en ascenso

George M. Monyemangene
Por : George M. Monyemangene Embajador de Sudáfrica en Chile.
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Mi país, Sudáfrica, cumplirá 30 años desde la histórica elección del miércoles 27 de abril de 1994. La conmemoración de este hito es uno de los eventos públicos más importantes en la historia postdemocrática de Sudáfrica, y requiere celebración, reflexión y visión.


El continente africano ha cobrado relevancia en su búsqueda de un desarrollo y crecimiento estable, sostenible, holístico e inclusivo. Ello contrasta con las percepciones despectivas, erróneas y pesimistas de un continente que alguna vez fue apodado y lamentablemente etiquetado como “el continente sin esperanza”. Esa percepción finalmente mutó a “África en ascenso”, a medida que se producían cambios profundos y surgía firmemente la génesis de la autodeterminación y la prosperidad colectiva.

Sin dudar a dudas, hay mucho en África que genera mucho optimismo, al ser un continente rico y bien dotado de recursos. Los planes para impulsar al continente hacia el futuro y catalizar su desarrollo están contenidos en la meticulosamente compilada Agenda 2063, un plan maestro y hoja de ruta que busca acelerar el desarrollo y la transformación de África en una potencia global del futuro a través del desarrollo sostenible e inclusivo. En esencia, la Agenda 2063 es la manifestación concreta de conseguir una África integrada, próspera y pacífica dentro de un período de 50 años (2013 a 2063).

Las soluciones autóctonas son fundamentales para abordar los desafíos actuales. Al igual que en otros continentes y formaciones geográficas, y a pesar del panorama positivo para el desarrollo y el crecimiento económico, los desafíos que afronta África están bien documentados y perfilados, son numerosos y en algunos casos complejos. Sin embargo, esto ha servido para motivar a los africanos optimistas y obstinados a enfrentar los retos y promover un espíritu de confianza y prosperidad a través de un desarrollo sostenible y holístico, y se toman medidas para erradicar la pobreza generalizada. Al igual que otros, el continente hoy se recupera y reconstruye tras los efectos adversos de la catastrófica pandemia de COVID-19, exacerbados por la posterior agitación geopolítica y conflictos.

A medida que se acerca el Día de África, celebrado el 25 de mayo de cada año, el foco continuará centrado en el continente africano y su progreso en el desarrollo y el apoyo de su población. El 25 de mayo de 1963, África hizo historia con la fundación de la Organización de la Unidad Africana (OUA), precursora de la Unión Africana (UA). El Día de África celebra y reconoce los logros de la Organización de la Unidad Africana (OUA, ahora la UA) en la lucha contra el colonialismo y el apartheid, así como el progreso logrado. Es también una instancia para reflexionar sobre los desafíos comunes dentro del ámbito del entorno global. Este año, el Día de África tiene como lema: “Educar y capacitar a África para el siglo XXI”. Este tema se ajusta bien a la premisa del padre fundador de la democracia de Sudáfrica, el Sr. Nelson Mandela, quien opinó que “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

Lo anterior resalta la necesidad de progresar en el sector de la educación, garantizando un mejor acceso y calidad a ella para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (en este caso, ODS4) de la ONU. Además, ofrece una oportunidad expresa para celebrar y afirmar la fuerte identidad cultural y herencia común de África, que incluye la diáspora y a los afrodescendientes a nivel global. El continente africano ha aprovechado proactivamente la opción de determinar y dar forma a su propio destino y posición en el desarrollo económico global. A través del panafricanismo, de una visión de unidad, soberanía política, económica y cultural de África y sus pueblos, se logra progresar en alianza con socios afines.

En la búsqueda del crecimiento inclusivo, el lanzamiento y la implementación del Área de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) es fundamental para impulsar iniciativas y esquemas orientados a catalizar el crecimiento y desarrollo económico en el continente; y para avanzar en la visión y objetivos de la Agenda 2063. El AfCFTA entró en vigor el 1 de enero de 2021, creando así acceso a un mercado de más de tres billones de dólares con 1.3 mil millones de personas, con el objetivo de establecer un mercado único africano para bienes y servicios.

Se espera que fomente el crecimiento económico y reduzca la pobreza mediante el fortalecimiento del comercio intrarregional y la profundización de la integración regional. El AfCFTA es un componente fundamental del modelo de integración regional para el desarrollo del continente, basado en el mejoramiento de la infraestructura, la industrialización y la liberalización del comercio. El AfCFTA es la zona de libre comercio más grande desde el establecimiento de la OMC en 1994. Ofrece una oportunidad expresa para las entidades y corporaciones comerciales de la región de América Latina y el Caribe interesados en hacer negocios en el continente africano. Además, proporciona un trampolín y una plataforma para empresarios visionarios que buscan vincularse comercialmente con el resto del mundo desde una plataforma africana.

Mi país, Sudáfrica, cumplirá 30 años desde la histórica elección del miércoles 27 de abril de 1994. La conmemoración de este hito es uno de los eventos públicos más importantes en la historia postdemocrática de Sudáfrica, y requiere celebración, reflexión y visión. El advenimiento de una nueva democracia en Sudáfrica (1994) planteó preguntas claves sobre su posición y compromiso con el resto de nuestro continente.

A nivel global, se preguntaban si optaríamos por un enfoque marginal, mercantilista o de desarrollo en África. Como lo demuestra la historia, se adoptó un enfoque de desarrollo y cooperación mutuamente beneficioso, sustentado por un firme compromiso con los principios globales y las estrategias autóctonas para erradicar la pobreza y posicionar a los países africanos en un camino de crecimiento y desarrollo sostenible; para poner fin a la marginación de África de los procesos de globalización; para mejorar la integración de África en el mercado mundial; y para acelerar otros esfuerzos a largo plazo y progresivos en la UA.

La cooperación y las relaciones Sur-Sur son cruciales en la medida en que nos esforzamos por dar forma al camino que nos conduce al desarrollo global que tenemos por delante. Como socios con ideas afines, podemos encontrar respuestas y soluciones a nuestros desafíos en conjunto. A través de este enfoque y de las inversiones externas, la transferencia de tecnología, el desarrollo de habilidades y las iniciativas claves para construir las capacidades productivas de nuestras economías, puede lograrse mucho. La resiliencia de la mayoría de los países en el continente africano se demuestra en la regeneración de las economías, caracterizadas por un crecimiento y desarrollo económico sostenidos. Lo anterior es atribuible al mejoramiento en las condiciones para hacer negocios en el continente, el incremento de la paz y la estabilidad y, lo más importante, el cambio positivo de paradigma hacia un continente orientado al desarrollo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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