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Placeres Capitales: Restaurante Barandarian, una nueva desilusión Crítica gastronómica del chef Gonzalo Peñafiel

Placeres Capitales: Restaurante Barandarian, una nueva desilusión

Los sabores, entonces, debieran destacar. Pero no. Si bien en promedio están bien logrados, como es de esperar, falta mucho para codearse con los mejores. Los precios además son altos pero se compensa con lo grande de las porciones. Se recomienda compartir.


Barandiaran, Constitución 74, Providencia

Servicio: Regular

Comida: Regular

Ambiente: Malo

Precio: De los $ 15.000 a $ 20.000

Comer bien e irse a la segura es casi un sinónimo de restaurante peruano. De un tiempo a esta parte, tenemos la fortuna de ser invadidos por estos cocineros con buena mano y amable carácter, con fuertes herencias gastronómicas indígenas, francesas, españolas y asiáticas.

Uno de los que sabe, es el chef Marco Barandarián. Sin embargo hoy no parece estar muy presente en la cocina de su restaurante; se nota en la falta de preocupación y en la ausencia de total identidad, algo que resalta teniendo en cuenta su carácter que lo asemeja cada vez más con Daddy Yankee, un Daddy Yankee Gourmet.

A su restaurante, Barandarián, no obstante, no le pone estilo alguno. Claramente la gente aquí no es atraída por el ambiente, ya que es aburrido, decorado con mal gusto y con poco atractivas presentaciones.

Los sabores, entonces, debieran destacar. Pero no. Si bien en promedio están bien logrados, como es de esperar, falta mucho para codearse con los mejores. Los precios además son altos pero se compensa con lo grande de las porciones. Se recomienda compartir.

¿Qué probamos? Olivar de Mariscos ($7.200), con una visualmente fuerte pero tímida salsa de aceitunas de azapa, bañando insípidos mariscos y un siempre bien ponderado Arroz Chaufa Especial ($8.800), dejándonos en claro lo atractiva de las preparaciones Chifa, cocina China adaptada al Perú.

Esta vez acompañamos el almuerzo con jugos ($2.500) y limonadas ($2.300), también lejanos a lo esperado.

La verdad. No fue una buena estadía, si lo exigimos como debiésemos.

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