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Actrices critican a la industria audiovisual por la falta de roles protagónicos para mayores La tercera edad es todavía un tabú en las teleseries y el cine

Actrices critican a la industria audiovisual por la falta de roles protagónicos para mayores

Muchas veces el mejor momento de un profesional viene cuando ya está pasando los 50. La mediana edad no debe, o por lo menos no debería, ser un estorbo para alguien que tiene experiencia y mucho que probar aún. En el mundo de la actuación empieza a surgir una problemática: la industria audiovisual simplemente ha cerrado los ojos a los actores mayores, principalmente las mujeres. Se impone un discurso de la eterna juventud y se priva a las actrices de roles destacados, ya que no se crean historias donde la tercera edad sea tema.


Hubo un tiempo en el pasado en que los actores y actrices mayores eran más respetados por su experiencia y aún así no ocupaban roles más protagónicos. Históricamente la industria audiovisual refuerza el mensaje equivocado de que la hermosura de la juventud es para siempre. El país se está envejeciendo pero el contenido de las películas no acompaña esa progresión. El resultado es una generación de artistas que hacen un estupendo trabajo, pero que no es debidamente valorado.

Un ejemplo es la actriz de gran trayectoria en el cine y en el teatro Shlomit Baytelman. Ella no aparenta incomodarse con su edad, tampoco con las arrugas. A los 66 años su apariencia no da señales de que la edad avance. La actriz garantiza que sigue una vida activa por medio de yoga y ejercicios. Su actuación se pone aún más bella con la experiencia, pero para la industria audiovisual no sirve para roles principales.

Fruto de una cultura machista, que además glorifica la juventud como si la belleza de los veinteañeros fuera eterna, el cine, la televisión y a veces el teatro, perpetúan la idea de que pasado los 50, uno ya es considerado viejo y debe ocupar ciertas funciones en la ficción que sean meramente secundarias como la abuelita que sirve el té a la nieta o la empleada que tiene una o dos frases en una historia.

Peor para las mujeres

La situación es peor si la tercera edad llega a las mujeres. Shlomit relata las dificultades de conseguir trabajo en la actuación por ser mujer y ser mayor. La actriz hace una crítica a la industria audiovisual que en general considera los personajes un poco más viejos sin interés de las audiencias.

“Sin duda muchas actrices mayores no tenemos trabajo. Y eso es esencialmente diría yo es una falta de guion. No hay guiones, digamos, atractivos para gente mayor. Es como si pasáramos a ser invisibles, es como si no tuviéramos cuentos, historias, conflicto. Como si estuviera ya en estado vegetativo, como si ya no existiese casi. Los personajes que se dan a los mayores por lo general, no digo en todo pero muchas veces, son personajes sin ninguna relevancia, es la abuelita que está allá para servir un té, para entregar un contexto probablemente. Alguien que aparece para dar un consejo y después sigue la historia sin ellos. Pequeñas escenas como si no tuviéramos relevancia”, critica la actriz.

Este escenario no ocurre sólo en Chile sino que mundialmente. De hecho Shlomit menciona el movimiento que hubo en Estados Unidos donde un grupo de actrices empezaron a pedir a los guionistas que les hicieran libretos. De esa movilización empezaron a salir roles que pusieron a Jessica Lange en American Horror Story, por ejemplo, y a Jane Fonda en los remakes de las películas de Bette Davis y Joan Crawford.

“Están empezando a darse cuenta que hay un talento tremendo de mujeres con una trayectoria y que eso se debería aprovechar. No digo tampoco para utilizar dos o tres actrices mayores y dejar otros de lado”, advierte.

Problema universal

Lo que dice la actriz Teresita Reyes, de 67 años, reconocida por su gran trabajo en televisión, va de encuentro con lo que problematiza Shlomit. El problema es universal, no sólo en el audiovisual chileno pasa la inequidad entre roles para más jóvenes y mayores. En distintos puntos de la vida cotidiana se perciben los desafíos de ser mujer y mayor.

“Yo leí una entrevista de Meryl Streep que tenía el mismo discurso mío, o sea en todo el mundo está pasando lo mismo. No tanto con los actores mayores que siguen ocupando mucho espacio, son las mujeres que no encuentran roles y ganan menos. No solamente en actuación, no solamente en arte, sino que también en el sistema de salud que te castigan por ser mujer. Es difícil ser viejo en este país. Es penoso. La gente joven cree que los mayores ya no pueden tener sexo, que no pueden carretear, o sea tiene que esperar la muerte tranquila en su casa. Yo entiendo que la gente joven va reemplazando, pero eso no significa que te maten 30 años antes”, se desahoga.

Reyes cuenta que es más común que se ocurra una devaluación del trabajo de artistas mayores en las teleseries que en el cine. Sin embargo la actriz ha logrado conquistar su espacio transformando roles pequeños en grandes personajes. Ella ejemplifica que recientemente hizo una ama de llave que se hacía la «cuica» porque cuidaba los niños de un millonario y siempre iba de vacaciones con ellos a Europa y tenía una relación muy estrecha con el viudo. Al final de la historia lo engancha, pero eso fue una situación que ella mismo sugirió para no pasar desapercibida, y que obtuvo éxito con la audiencia.

Sin embargo otro factor que Teresita considera que hay que tomar en cuenta es que se está subiendo la barra cuanto a la edad para patrón de belleza. Por lo menos con los hombres, es común que se vean actores en sus 40 a 50 años como galanes.

“Las teleseries de este país son cada vez son más jóvenes; si no fuera por el peso que le da la experiencia las oportunidades, no llegan hasta los mayores. En el canal de tele que trabajo ahora se están llamando harta gente mayor porque son buenos. Pero no son roles principales, quieren ver los ‘hijitos ricos’, pero puedo percibir un avance que ahora los cuarentones son protagónicos, ya no es el chico de 25 años”, agrega.

Sin jubilación

El escenario puede parecer un poco deprimente pero Teresita demuestra energía en afirmar que seguirá trabajando y resistiendo mientras pueda decorar el texto.

“Cuesta saber que uno es obligado a jubilarse, y no es porque no tiene más energía para trabajar, sino porque la industria te obliga. Claro uno hay que tener autocrítica con sus capacidades físicas en mentales y cabe a eso influir en la jubilación de alguien no porque sólo está viejo. Igual un día, todos van a jubilarse. Yo me veo joven, bella, estupenda”, advierte.

En cuanto a los contenidos, las actrices consideran que no necesariamente necesita poner la persona mayor en un papel que muestre la vejez como algo de finitud, como si los mayores sólo estuvieron esperando la muerte. Se puede mostrar también que los mayores viven bien. Tanto Shlomit, como Reyes consideran que la industria audiovisual turca y brasileña son las que más han avanzado en el tema de la tercera edad en las pantallas.

“Sin duda venderían mucho si hacen historias con personas mayores, cosa que muy inteligentemente la industria audiovisual brasileña o la turca viene haciendo. Traen actores mayores que tienen relevancia, que tiene historias importantes y que son mayores, muy mayores. En esas teleseries no tiene que ver la belleza, ya en Chile si ya estás arrugado no sirve para que sea bonito en la pantalla. No se contrasta la arruga, la sabiduría con la belleza. Eso hacen bien los turcos con un personaje que es un padre o una madre, la matriarca tiene sus lugar, pero ocupa rol fundamental en la historia. De verdad es una cosa de voluntad. ¿Qué pasa con los productores?”, cuestiona Baytelman.

Un país que envejece

La artista sigue reiterando que hay que mostrar a la industria que tiene en sus manos potenciales historias donde se puede incluir personajes y de alguna manera entregar un material a un amplio público mayor que se ve en pantalla, en un país que se está envejeciendo.

“A mí por ejemplo me gustaría ver una historia con personas mayores. Estas historias se podrían vender”, sugiere la actriz.

Una película chilena que logra llevar a las grandes pantallas conflictos que incluyen gente mayor y ha probado ser una formula exitosa es “La Madre del Cordero”.

Con una amplia participación de actrices mayores, la cinta que es un proyecto de titulo de cineastas egresados de la Universidad del Desarrollo.

Cuenta la historia Cristina (María Olga Matte), una mujer que está a punto de cumplir 50 años y ha vivido toda su vida cuidando a su madre Carmen (Shenda Román), mientras envejece sin amigos viendo el tiempo pasar en el mismo pueblo que nació. Todo cambia con la llegada de Sandra (Patricia Velasco) una ex compañera de liceo, quien lleva una vida libre y sin juicios que le mostrará a Cristina otras formas de vivir.

Público rentable

Uno de los directores de la película, Enrique Farías, considera que sería lógico tener una gran demanda por personajes protagónicos más viejos en las películas, ya que el público va envejeciendo. El director agrega que cree que las historias con mayores son algo económicamente rentable, ya que en una investigación universitaria que él hizo constató que después de los adolescentes, las adultas mayores son la que más van al cine.

“El número de jóvenes y adultos mayores va a ser inversamente proporcional en algunos años, o sea la industria tiene que empezar a crear un imaginario de la tercera edad en sus productos audiovisuales, cosa que aún no se está haciendo todavía, lo que hace con que grandes actrices se queden a la espera o simplemente sin oferta de trabajo. De hecho en la película hay un grupo de actrices mayores, amigas de la madre del personaje principal, que se roban la película, que ha sido un éxito de público”, revela.

Mientras el escenario no cambie, quien también pierde la oportunidad de apreciar trabajos de calidad hecho con actores de tremenda trayectoria es el público. Mientras los ojos están cerrados para la realidad de un pueblo que sigue envejeciendo, seguiremos esperando que el arte empiece a imitar a vida, más que la vida imite el arte.

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