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Premios Nacionales proyectan el futuro de la astronomía con el desarrollo de los «megatelescopios» en Chile CULTURA

Premios Nacionales proyectan el futuro de la astronomía con el desarrollo de los «megatelescopios» en Chile

Los académicos María Teresa Ruiz, José Maza y Guido Garay prospectan los descubrimientos del mañana con la nueva generación de telescopios que comenzarán a operar en nuestro país en los próximos años. Los tres referentes de la astronomía analizan, además, los desafíos nacionales en esta materia y la propuesta gubernamental para transformar a nuestro país en el epicentro de la astroinformática global.


A mediados de la próxima década, Chile contará con los dos telescopios más grandes del mundo, el Telescopio Magallanes Gigante y el Telescopio Extremadamente Grande. A estos “megatelescopios” se sumará el Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos, que a partir del 2022 monitoreará el universo con una cámara de 3.200 megapixeles, la más potente construida a la fecha. Los astrónomos de la Universidad de Chile y Premios Nacionales de Ciencias Exactas, María Teresa Ruiz, José Maza y Guido Garay, señalan que estas tres iniciativas cambiarán nuestra forma de ver el universo y que abrirán la puerta a descubrimientos aún insospechados.

Estos nuevos instrumentos tienen como algunos de sus objetivos la indagación de planetas eventualmente habitables fuera del sistema solar, la formación de estrellas en los albores del universo y la comprensión de la misteriosa materia oscura. Sin embargo, los tres profesores destacan que este adelanto de la humanidad abrirá la ventana posiblemente a objetos y fenómenos extraordinarios que antes no estaban dentro de nuestro radar del conocimiento. En este sentido, la profesora Ruiz, comenta que “cuando un telescopio abre sus ojos al universo, lo que vemos es lo desconocido. Entonces, muchas veces pasa que lo más interesante no es lo que uno predecía que podía observar, sino algo que en realidad nos plantea un problema o una interrogante nueva”.

En este contexto, consultado por la posibilidad de trabajar con estos instrumentos, el profesor Maza manifestó su especial interés en el Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos o LSST, herramienta con la que haría el seguimiento a supernovas. «Se dice que con este telescopio se podrán descubrir más de 1.000 supernovas al día, yo seleccionaría algunas partes del cielo y me enfocaría particularmente en aquellas que tienen un comportamiento anómalo», explicó. El profesor Garay, en tanto, indicó que “observaría, sin duda, la eyección de chorros que son expulsados a alta velocidad de una protoestrella, ya que no sabemos exactamente lo que está pasando en su proceso de formación”. La profesora Ruiz, por último, expresó su interés en explorar «cómo es que las estrellas fabricaron todos los elementos químicos que seguimos viendo, mientas observamos cada vez más hacia el pasado, en las etapas tempranas del desarrollo del universo».

¿Chile como centro global de astrodata?

Esta nueva frontera para la astronomía tendrá a nuestro país como escenario principal, con el 70 por ciento de la capacidad astronómica planetaria, y a los investigadores nacionales como partícipes de esta epopeya, principalmente por la norma que destina el 10 por ciento de observación a astrónomos locales. Sobre este punto, la profesora Ruiz enfatiza que «los chilenos tendremos más acceso a grandes telescopios que ningún otro grupo de astrónomos del mundo».

Una de las propuestas recientes para aprovechar la oportunidad única que ofrece la operación de estos megaproyectos en Chile fue comunicada hace pocos días por Julio Pertuzé, director del área de Economía del Futuro del Gobierno, quien adelantó la idea de convertir a Chile en líder global de astrodata. El proyecto, que concentraría la información astronómica recogida por todos los grandes telescopios en el país, estaría siendo mirado de cerca además por Amazon para la instalación de un data center a nivel local.

Al respecto, el profesor Maza indicó que «un proyecto de estas características es complejo, pero puede ser interesante, sobre todo por la posibilidad de desarrollar un centro de supercomputación, ojalá en los extremos del país. Para eso hay que hacer una gran inversión, muy bien pensada, que nos permita entrar realmente al Siglo XXI. Pero esto no se puede inventar de la nada. Deberíamos tener un plan y una estrategia de desarrollo que involucre contratar expertos y formar en los grandes centros de conocimiento en el extranjero a los especialistas que una iniciativa de estas características requiere. Se podría hacer una alianza estratégica, comprometiendo recursos públicos, pensando en la infraestructura y operatividad de este centro».

El profesor Garay, por su parte, consideró que la iniciativa podría no tener el impacto esperado sobre el desarrollo, principalmente por la disponibilidad que actualmente tienen la mayoría de estos datos transcurrido un año, y consideró que la mayor necesidad está en la escasez de recursos para formar a los especialistas y generar las condiciones para su desarrollo a nivel local, especialmente considerando el porcentaje ínfimo del PIB que actualmente nuestro país destina a ciencia y tecnología. De esta forma, manifestó que «para mí sería mucho más importante hacer un instituto que reúna a todas las mentes que tenemos afuera para que puedan hacer una mejor investigación con estos telescopios».

La profesora Ruiz planteó que una propuesta como la que se plantea tendría que tener el acuerdo de los observatorios. «Los datos son lo más importante que tiene un observatorio y me parece difícil que los entreguen tan abiertamente. Lo otro es que una iniciativa de este tipo necesitaría una enorme cantidad de recursos. Tiene que ser una apuesta país por el desarrollo de esta iniciativa, algo que prácticamente no se ha hecho nunca en Chile. Para eso se requieren fondos y gente preparada al más alto nivel».

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