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Evian: sede de la cumbre de la seguridad globalizada

Después de la invasión -y la actual ocupación indefinida- de Irak es poco probable que la agenda de la Cumbre del G-8, que comienza hoy, sea igual a la de las citas anteriores: sólo de temas económicos. El despliegue del poderío bélico de EEUU obligará a la revisión de los principios fundamentales de un organismo que ya no será el mismo de antes.


La reunión que sostendrá en Evian, Francia, el Grupo de los Ocho tiene por objetivo declarado la fundación de una "globalización humanizada, orientada a la cooperación para disminuir la brecha entre pobres y ricos", según un portavoz oficial de la cumbre.



Participarán además de los ocho grandes -Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Canadá, EEUU, Japón y Rusia- países variopintos, invitados sobre la base de la influencia regional que poseen.



Estarán: México y Brasil, países que han adquirido una renovada credencial por sus tamaños y el impacto de sus economías; Nigeria, la nación más populosa de África, poseedora de grandes reservas de petróleo y celadora de la seguridad en la región centro-occidental del continente negro. Argelia y Marruecos, invitación sorpresa de dos vecinos del norte africano; Sudáfrica por su rol en el sur oriente del continente; y Senegal que representa al África occidental.



También estarán Arabia Saudita y Egipto, países que participarán en la cumbre por el peso específico que tienen en el sector que ha vivido los conflictos más significativos de las últimas décadas.



En Evian también estarán: Suiza, nación que atraviesa una marcada declinación del estado de bienestar que gozó por décadas; Malasia que representa, en lo político, la oposición más radical a la ocupación del Irak; y China e India, países que no requieren de mayor explicación que justifique su inclusión en la cumbre.



"Estos 20 países se reunirán en la localidad francesa para discutir la economía mundial y bosquejar propuestas para que la globalización en curso sea más humana y equitativa", informa un portavoz del gobierno francés que organiza el encuentro mundial.



Esta es la primera reunión de este calibre que se realiza después de la guerra en Irak, por lo que el tema no podrá ser soslayado, agrega. "Pero no será el foco de la cumbre, porque EEUU no quiere que así sea".



Washington ha presionado para que la discusión se desvíe del tema, aunque todos reconocen que la guerra y la ocupación de Irak no podrá estar ausente en el temario para analizar y discutir sobre una economía global que tiende a la recesión, particularmente la estadounidense.



Además, 15 de los 20 países participantes en Evian se opusieron a la guerra. De ellos, 10 continúan manifestando una oposición decidida a la ocupación y a la forma cómo se intenta recuperar la normalidad de Irak. China ha debido matizar su rechazo -condicionada por el conflicto en la península coreana-, pero en su fuero interno está en contra de la ocupación. Francia ha seguido una política pendular, mientras que Rusia y Alemania adecuan sus posturas a sus intereses económicos.



Así, aunque se evite tocar directamente temas candentes de Irak -como el término de la ocupación y el futuro político y económico de la zona- su fantasma penderá como un telón de fondo de las deliberaciones.



La cumbre, también, servirá como el primer test para una alianza que intenta superar sus divisiones, pero que necesita urgentemente reconstruir las confianzas mutuas para estabilizar el proceso de globalización, el cual fue puesto en jaque con el uso de la fuerza militar en Irak por parte del principal promotor de la mundialización de la economía. La cumbre debería marcar un punto de inflexión entre un pre y un post Irak del G-8.



Seguridad y finanzas



La nueva doctrina de seguridad (guerra preventiva) puesta en práctica por EEUU y el Reino Unido -junto a la estrategia antiterrorista que ha recibido las criticas de Amnesty International (Informe 2003 preparado por Irene Khan) y el retroceso de los DDHH en todo el globo-, no es compartida por la mayoría de los países que asisten a la cumbre.



Si bien esta doctrina no forma parte central de la agenda, será el gran obstáculo para que se regeneren las bases de las confianzas recíprocas y se creen plataformas comunes para la cooperación internacional, como se pretende obtener en Evian.



La lucha antiterrorista y el ataque preventivo -que concentran las energías de naciones como EEUU e Israel- tendrán dificultades para encontrar puntos de apoyo común para un debate colectivo que logre proponer y consensuar medidas viables.



El desafío no es menor si se considera que el propio Consejo de Seguridad de la ONU han sido sobrepasado por esta nueva doctrina de seguridad que tuvo su bautizo de fuego en Irak. Episodio que marca doblemente a los países que asisten a la cumbre: sus pesos económicos disparejos tiene un correlato fundamental en poder bélico. Después de Irak, y las advertencias a Irán y Siria, nadie podrá obviar la subordinación de la economía al poder militar. Así lo reconoció una diputada belga del parlamento europeo -lo que fue recogido por los periódicos del viejo continente al ser lanzada la primera bomba en Bagdad en marzo pasado-: "Ya no basta con ser poderoso económicamente. Hay que tener poder bélico".



"Si se vinculan los temas económicos a la seguridad global, será a través de la lucha contra el terrorismo, y en este estrecho ángulo se pierde la perspectiva global de la seguridad y confianza con que conviven los países. Más allá de lo que hagan el Grupo de los Ocho, perderá relevancia en la medida que no aborde el tema de Irak en forma central", afirmó un funcionario de uno de los gobiernos que estará en la cumbre.



Esta fragmentación del debate sobre una globalización sustentada en la lucha contra el terrorismo -y sin estar basada en una cooperación real y efectiva y que busque disminuir las desigualdades entre países pobres y ricos y entre potencias militares y subordinados a la extorsión del dinero o las balas- elude el tema central del flagelo: las raíces del terrorismo no está en cuestiones religiosas o culturales, sino que en el imponer una globalización excluyente.



Los antiglobalizadores con la brújula perdida



Las manifestaciones en contra de la globalización que se han producido en Evian, continúan centrando las protestas en el aspecto económico. El nuevo escenario mundial abierto en Irak ha estado ausente. Las pancartas son las tradicionales en contra del "Imperio Americano".



Los antiglobalización no han comprendido que continuar insistiendo en este eslogan, es el mejor camino para desviar del análisis los cuestiones más subyacentes. No es el imperio americano la causa de todos los males. Considerar a EEUU un imperio -cosa que está lejos de la realidad- les facilita la tarea a Rumsfeld, Wolfowitz y compañía. Es propaganda gratis, que les permite evadir lo discusión de lo verdaderamente medular.



En este contexto, no apuntan a lo más importante: la conducta del resto de los G-8, con la excepción de Inglaterra, que carece de autonomía política. La liberación de Irak ha sido el pretexto para la penetración de las transnacionales en una zona que, hasta el momento, permanecía casi virgen ante las arremetidas de la globalización.



La madre de la bestia



Richard Barnett, un investigador del Instituto de Políticas y Estudios de Washington -el mismo donde trabajaba Orlando Letelier cuando fue asesinado-, pronosticó en 1974, en el libro The Global Reach, una obra considerada un clásico, el surgimiento de un nuevo tipo de terrorismo.



Barnett escribió que la falta de pluralismo y las exclusiones que imponen las empresas transnacionales -que obligan a jibarizar los aparatos estatales y, por derivación, los derechos públicos- socavan las bases de protección a la que la población había estado acostumbrada, incubando el desconcierto y la inestabilidad.



Nelson Rockefeller, vicepresidente de los EEUU, que asumió tras la renuncia de Richard Nixon, sintetizó la discusión acerca del tamaño del Estado, en un diálogo que mantuvo con senadores que pedían una rebaja en los impuestos.



"Uds. deberían saber mejor que nadie dónde descansa el poder productivo de este país y su sistema financiero. Existen porque hay un estado financiado por los impuestos. El dinero no queda en Washington, está en las autopistas de Colorado y en la salud de los que las construyen". Rockefeller, que llegó a ser el hombre más rico del mundo, no era socialista, era republicano.



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