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Conflicto en Venezuela escala a nivel internacional y gobiernos de la región se pronuncian por marchas a favor y contra Maduro Gobernante replicó con dureza ante llamados al diálogo de Piñera y Santos

Conflicto en Venezuela escala a nivel internacional y gobiernos de la región se pronuncian por marchas a favor y contra Maduro

“¡Los problemas de los venezolanos los resolvemos los venezolanos!”, afirmó el mandatario venezolano ante una multitud reunida ante el palacio de gobierno para contrarrestar una marcha convocada por la oposición y en la que se entregó a la justicia el dirigente Leopoldo López. En la oportunidad acusó a su homólogo colombiano de tener un “corazoncito fascista”. [Actualizada]


La crisis interna que mantiene enfrentados en al oficialismo y la oposición ya traspasó las fronteras de Venezuela y promete con tomarse la agenda internacional, no sólo por la decisión del presidente Nicolás Maduro de expulsar del país a tres altos diplomáticos estadounidenses, sino después de la dura respuesta del mandatario a los jefes de Estado de la región que han ofrecido su colaboración para garantizar el diálogo y el respeto del Estado de Derecho, como lo hicieron sus homólogos de Colombia y Chile, Juan Manuel Santos y Sebastián Piñera, respectivamente.

Fue en horas de la tarde de este martes, ante una multitud, conformada principalmente por obreros petroleros que se congregaron ante el palacio presidencial, que Maduro disparó sus dardos principalmente contra el presidente colombiano, a quien acusó de tener un «corazoncito fascista», oportunidad en la que aprovechó de responderle en público sobre temas que han tensionado las relaciones entre ambos países.

«Le pregunto al presidente de Colombia y a Piñera, de Chile. Si una marcha en Bogotá, Santos, es convocada por un líder de la oposición y dice que va a sacarlo de la presidencia. ¿Qué hace usted, presidente Santos? ¡Contésteme!», preguntó Maduro a sus seguidores, que se reunieron para contrarrestar la marcha que hoy también llevó a cano la oposición.

Acto seguido expresó: «¡Ya basta, carajo, de abusos! ¡Ya basta que se metan en los asuntos internos de nuestra patria! ¡Los problemas de los venezolanos los resolvemos los venezolanos!».

Y respectó a su par colombiano, le reprochó que «viene a decir que en Venezuela maltratamos a los colombianos y que el gobierno los deporta. Nuevamente ha cometido un error. Se dejó llevar por su corazoncito fascista. ¿Qué quieren que haga?».

Sus palabras son la réplica a la disposición que más temprano había  manifestado Santos para contribuir a facilitar el diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición. «Instamos al Gobierno y a la oposición a que dialoguen sin mirar para atrás y para que pueda haber un mínimo de reconciliación política. Son momentos de mantener mesura tanto en el discurso como en las acciones políticas», dijo.

Piñera, por su parte, había señalado que «la forma de actuar en democracia es respetar las libertades, la libertad de expresión y los derechos humanos de todos los ciudadanos por parte del gobierno, y respetar el Estado de Derecho y manifestándose en paz por parte de los ciudadanos».

Preocupación internacional

Este martes, los ministros de Relaciones Exteriores de Brasil, Luiz Alberto Figueiredo, y el Reino Unido, William Hague, manifestaron su preocupación frente a las turbulencias políticas por las que atraviesa Venezuela.

Figueiredo y Hague comentaron la delicada situación generada por las protestas que se suceden desde hace más de una semana en Caracas y otras ciudades del país y coincidieron en su «preocupación», pero lo hicieron en diferentes tonos.

Hague, quien cumple una visita oficial a Brasil, fue más duro y declaró que el Gobierno británico está «muy preocupado por la violencia» en esas manifestaciones y también por «los informes de detenciones de activistas de la oposición».

Según Hague, «la libertad de prensa y de opinión son derechos fundamentales» que el Gobierno venezolano debe «hacer respetar».

Figueiredo, por su parte, dijo que el Gobierno de Dilma Rousseff «sigue con mucha atención» el desarrollo de la crisis y que confía en que «haya una convergencia» dentro del más estricto «respeto a las instituciones democráticas».

Mientras, tanto Washington continuaba estudiando qué acciones tomará tras haber recibido la confirmación de la expulsión de tres de sus funcionarios consulares en Caracas.

«El Gobierno de Venezuela nos ha notificado en la tarde del 17 de febrero que se ha declarado a tres de nuestros funcionarios consulares personas no gratas. Se les dio 48 horas para salir del país», confirmó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, en un comunicado.

«De conformidad con el artículo 9 de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas y el artículo 23 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, Estados Unidos está considerando qué acciones tomar», agregó.

Psaki subrayó que «el Gobierno venezolano intenta distraer la atención de sus propias acciones culpando a Estados Unidos o a otros miembros de la comunidad internacional» y aseguró que «estos esfuerzos reflejan una falta de seriedad por parte del Gobierno de Venezuela para hacer frente a la grave situación que enfrenta».

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Caracas, al mismo tiempo, ha recibido el respaldo de los gobiernos aliados y organismos que condenaron los actos de violencia que interpretaron como «intentos de desestabilización» por parte de la oposición.

En la mañana el canciller venezolano, Elías Jaua, dijo que organismos regionales como la Celac, la Unasur y el ALBA activarán «mecanismos de solidaridad» con su país en rechazo a los violentos incidentes.

«Los cancilleres que se han comunicado con nosotros nos han manifestado que a iniciativa de muchos estos países van a promover en el marco de la Celac, de Unasur, del Alba se activen los mecanismos de solidaridad y los pronunciamientos necesarios para condenar los hechos de violencia», señaló Jaua.

Cuba, su principal aliado, condenó los «intentos en desarrollo de golpe de Estado» en Venezuela y reafirmó su «incondicional respaldo» a los esfuerzos del presidente Maduro por la paz y para «integrar» a todos los sectores del país.

En un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores se señaló que esos hechos fueron «organizados por grupos fascistas», como ha denunciado Maduro, y consideró que son «similares» a los sucesos ocurridos el 11 de abril de 2002 cuando un golpe de Estado sacó del poder al entonces mandatario, Hugo Chávez, durante menos dos días.

El Gobierno de Nicaragua se declaró indignado ante la alegada «violencia de la derecha fascista» en Venezuela y expresó su respaldo al presidente Maduro.

«Nos pronunciamos indignados. Nos pronunciamos ante la indignación y ante la conmoción que el odio y la violencia de la derecha fascista, como en todas partes del mundo, ha producido entre el pueblo venezolano», señaló el Ejecutivo nicaragüense en un comunicado.

Por su parte, el Ejecutivo de la presidenta argentina, Cristina Fernández, respaldó a Maduro y alertó sobre «intentos de desestabilización» contra el orden institucional.

En un comunicado, la Cancillería argentina lamentó que la marcha convocada por la oposición venezolana provocara muertos y heridos y dijo esperar que se lleve a cabo «una investigación que determine las responsabilidades».

Asimismo, Bolivia expresó su «total apoyo» al mandatario venezolano y rechazó lo que considera una «aventura golpista» contra la democracia.

«Queremos expresar nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, nuestro total apoyo a la democracia en Venezuela, nuestro total apoyo a su presidente Nicolás Maduro, elegido democráticamente», declaró a los medios el canciller boliviano, David Choquehuanca.

Este miércoles, la Cancillería ecuatoriana expresó su condena por «los actos de violencia y vandalismo producidos por elementos irresponsables de la oposición» en Caracas y otras ciudades venezolanas.

«Hacemos votos por el pronto restablecimiento de la paz social en el hermano país y porque prime el respeto al Gobierno y a las instituciones legítimamente constituidas», indica en una nota.

La entrega de Leopoldo López

Poco antes del discurso de Maduro, se había entregado a la justicia el líder opositor Leopoldo López, contra quien pesaba desde el miércoles una orden de captura en la que se le acusaba de múltiples cargos, entre ellos, homicidio y terrorismo, tras los incidentes que desembocaron en tres muertos y decenas de heridos al final de una manifestación estudiantil y opositora.

Al momento de ponerse a disposición de efectivos de la Guardia Nacional y de entrar a un vehículo policial premunido de un megáfono, López le dijo a los cientos de seguidores  que lo acompañaban  que él no era un delincuente y que no había cometido crimen alguno.

«Si mi encarcelamiento vale para el despertar de un pueblo, para que Venezuela despierte definitivamente y que la mayoría de los venezolanos que queremos cambio podamos construir ese cambio en paz y en democracia, entonces vale este encarcelamiento infame», indicó, acusando al presidente Maduro.

Este último, sin embargo, afirmó que López, quien debe responder ante la Justicia por «sus llamados a la sedición».

«Tiene que responder ante la Fiscalía, ante los tribunales, ante las leyes de la República sus llamados a la sedición, al desconocimiento de la Constitución», expresó el gobernante.

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