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Conciliación, trabajo y familia


Tener una mujer como Presidenta del país y un gabinete paritario, es sin duda un logro importante en la lucha por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en un país como el nuestro donde las brechas en acceso al trabajo y de sueldos son aún significativas entre los sexos.



Es una oportunidad única para que aquellos temas que tienen relación con nuestra vida cotidiana y que anteriormente, estaban desplazados o desperfilados de la agenda pública y social entren en el tapete público. Cuando hablamos de lo importante que es la inserción de las mujeres en Chile al mundo del trabajo (remunerado) con mayor vigor, de manera de mejorar las condiciones de vida de las familias, muchas veces se olvidan las razones que dificultan que este ingreso se materialice y sea sostenible en el tiempo.



Los datos demográficos que hoy revela la sociedad chilena, donde la tasa de natalidad ha experimentado una fuerte reducción en la última década, nos hacen pensar en la necesidad de avanzar en una política social que logre conciliar el trabajo fuera del hogar con la familia y su desarrollo. Sin duda esta conciliación no se logra solamente haciendo más salas cunas y jardines infantiles o implementando más jornadas parciales cuando la división de roles no ha experimentado una transformación profunda. Sin embargo, es importante resguardar ciertos aspectos, como por ejemplo que la flexibilización de las jornadas laborales no castigue la maternidad a través de una baja en los salarios, permitiendo el cuidado, estímulo y amamantamiento de los bebes al menos en su primer año de vida. El Estado y la sociedad toda, y no sólo sus mujeres, deben asumir la inversión del nacimiento y cuidado de las hijas e hijos.



¿Por qué hablar de estos temas aunque solo sea a modo de anunciación de una reflexión mayor en esta columna?



Porque el espacio local, la comuna, es el territorio más próximo donde las personas, los ciudadanos y sus familias se desarrollan. Por tanto, es el lugar propicio donde hablar de estas temáticas que necesitan políticas nacionales pero con un referente comunal donde poder hacerlas reales y coherentes. Porque no basta con políticas sociales nacionales y comunales sino con un cambio cultural que se debe hacer carne en el espacio público y también en el privado. Que se vincula con las relaciones entre hombres y mujeres dentro de las familias y cómo se asume en común la responsabilidad por la crianza de las hijas e hijos. Quiero ver más padres llevando a los niños al colegio, asistiendo a las reuniones de apoderados, jugando en las plazas con sus hijas e hijos en nuestra comuna.



Porque creo que, tal como se ha dicho, es tiempo de mujer, entonces es tiempo también de poner en el debate público ciertos temas que han sido marginados y que son bastante importantes para nuestra vida cotidiana y tienen una total relación con mejorar nuestra calidad de vida en un mundo globalizado.



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Danae Mlynarz Puig, Concejala de Ñuñoa. Asistente Social y Cientista Político.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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