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La TV y lo que nos espera


Debo reconocer que soy adicto a la TV, razón por la que suprimí el acceso al cable conformándome con la programación abierta que no transmite las 24 horas, lo que sumado a los malos contenidos, me deja tiempo para dormir lo suficiente. En la búsqueda de algo de interés, desligado de la farándula, evito pasar por Canal 9 a la hora de las noticias con el objeto de no toparme con Hasbún y su mefistofélica imagen identificada con el dictador al que alabó en vida sin medida, al que añora y sigue alabando. Algunas noches de domingo me detenía en el 11 a escuchar comentarios interesantes, a veces inteligentes, en los que, no obstante su conocida posición, los panelistas aparentaban independencia con resultado más o menos exitoso.



Todo soportable hasta que llegó Melnick, ministro del dictador y decano designado en «ese tiempo» por algún general de mando a gritos y frases cortas no muy elaboradas en la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de Chile, quien ha mostrado, además de su afán de criticar con razón o sin ella todo lo que hacen y lo que no hacen la Presidenta y su Gobierno, un aspecto racista inaceptable en un medio de comunicación de propiedad de quien pretende ser Presidente de la República y que, como tal, debió desligarse en forma expresa de los dichos de su subordinado.



Calificar, como hizo el panelista de Piñera, de «pueblos primitivos» a los latinoamericanos, ofendiendo de paso al Presidente de Bolivia, resulta inaceptable y más grave aún si la expresión no fue rechazada en el acto por el resto de los contertulios y menos, objeto de desagravio por parte de la dirección y del dueño del canal que, con su silencio, la han aceptado y hecho suya.



Lamentablemente no se trató de un decir aislado, ya que otro panelista del mismo programa, Matías del Río, en medio de sus problemas de ansiedad y dicción, se refirió despectivamente alguna vez a los residentes peruanos -que superan ya los 120.000 con permiso casi la totalidad de ellos-, sin ser advertido ni desmentido.



Resulta legítimo preguntarse qué nos depara el futuro, si el propietario del medio, jefe directo de estos personajes que se creen superiores y que se permiten maltratar de palabra a peruanos y bolivianos no hace nada por callarlos, en momentos en que el gobierno se empeña por habilitar una carretera para unir a Chile, Bolivia y Brasil y cuando más se trata de recomponer las relaciones con los vecinos. Cuando en Bolivia se vota una Constitución que hace irrenunciable su reclamo por el mar de Chile, y cuando los peruanos copan importantes fuentes de trabajo en la capital y en el norte del país, mientras Lima, en medio de un ancestral sentimiento antichileno, adquiere armamento motivada por las compras «mapochinas» de tanques, buques y aviones, no precisamente de juguete ni para regalar en navidad.



Ä„Que nos pille confesados el 2009 si el dueño de TV 11 concreta su obsesión y llega a La Moneda! Seguramente llevará a Melnick a RREE y a del Río como vocero, para permitirles manifestarse como los xenófobos y racistas que han demostrado ser y para que «depuren» de elementos indeseables a su raza chilena.



Ä„No se dónde ni en qué canal, pero parece que esta película ya la he visto, hablada en alemán!





Leonardo Aravena Arredondo. Profesor de Derecho, Universidad Central de Chile

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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