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Hoy puede ser un gran día

Al igual que el resto de jóvenes de Iberoamérica, las y los jóvenes chilenos presentan el doble de desocupación que el resto de la población activa, pese a contar con niveles de educación más elevados que todas las generaciones que les precedieron…


Por Eugenio Ravinet*

Hoy puede ser un gran día para la juventud chilena. De aprobarse el proyecto de ley que busca crear el ministerio de Juventud y Deporte, nuestro país estaría dando un paso de enorme trascendencia en la consolidación de una política pública enfocada a este segmento de la población, afectado de diversas problemáticas que limitan sus posibilidades de desarrollar al máximo sus capacidades.

Gran parte del trabajo que realizamos en la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) busca dotar a los organismos oficiales de juventud de la región de una institucionalidad consolidada y de un peso político real que les permita disponer de las atribuciones que se necesitan para hablar de igual a igual con el resto de las carteras de gobierno y para disponer de línea directa con quien ostente la primera magistratura.

Si bien Chile cuenta con el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), de reconocido prestigio técnico entre sus pares iberoamericanos, es indudable que contar con un ministerio dedicado a crear y fomentar mayores posibilidades de inclusión social y de desarrollo para las y los jóvenes, significaría un paso decisivo en la consolidación de una institucionalidad juvenil. Pese a la destacada labor que ha venido desarrollando el INJUV en la última década, es innegable que disponer de un Ministerio de Juventud y Deporte dotado de mayores recursos, atribuciones y peso político, ubicarían a nuestro país en la vanguardia iberoamericana en materia de políticas públicas para jóvenes.

En la pasada Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno realizada en El Salvador (octubre de 2008) donde el tema central fue Juventud y Desarrollo, los mandatarios concordaron en la necesidad de prestar más atención a los jóvenes, a sus necesidades y carencias. La creación de un ministerio que atienda dichas necesidades es la respuesta del Gobierno de la Presidenta Bachelet a esos compromisos.

Cuando se habla de juventud se tiende a la estigmatización de quienes componen este grupo etáreo y se cae en la opinión fácil basada en el desconocimiento y el lugar común, pero por si alguien aun cree que contar con un ministerio enfocado de manera específica a esta temática es un despropósito aquí van un par de antecedentes que pueden ser verificados en el informe «Juventud y Cohesión Social en Iberoamérica: Un Modelo para Armar» (OIJ-CEPAL).

Al igual que el resto de jóvenes de Iberoamérica, las y los jóvenes chilenos presentan el doble de desocupación que el resto de la población activa, pese a contar con niveles de educación más elevados que todas las generaciones que les precedieron. Asimismo los jóvenes son los mejor preparados para adaptarse a los cambios impuestos por la globalización y las nuevas tecnologías, pero sin embargo los puestos de poder les están prácticamente vetados y sus posibilidades de participación en dichas instancias son la excepción.

Nuestras y nuestros jóvenes son los más saludables de toda la historia, pero pese a ello la morbimortalidad específica que los afecta no está siendo debidamente atendida. De esta manera las muertes por accidentes de tránsito, los hechos de violencia y en menor medida los suicidios, siguen causando estragos en nuestra juventud sin que existan planes específicos que atiendan esa realidad.

Un dato no menor sobre nuestra juventud es la diversidad que actualmente la caracteriza. Si bien todos quienes se encuentran en esta etapa son afectados en mayor o menor medida por las paradojas antes señaladas, es evidente que estamos ante una realidad donde los jóvenes nos exigen entender sus necesidades específicas, hablar su idioma y satisfacer sus carencias, ya sean pokemones, pelolais, punks, metealeros, hip-hoperos, raperos, o parte de cualquier otra tribu urbana.

Estar a la altura de este desafío, entender que los jóvenes son actores estratégicos del desarrollo y actuar desde una perspectiva de derechos, requiere de un compromiso gubernamental y del país en su conjunto. Confío en que Chile dará el paso necesario y próximamente contaremos con el Ministerio de Juventud y Deporte que nos dotará de la institucionalidad que se requiere para atender a nuestros jóvenes y situar a nuestro país en la delantera de las políticas públicas enfocadas a la juventud en Iberoamérica.

*Eugenio Ravinet es Secretario General de la Organización Iberoamericana de Juventud.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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