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Haciendo gárgaras con las palabras

Elizabeth Subercaseaux
Por : Elizabeth Subercaseaux Periodista y escritora
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Para descalificar a Isabel Allende, y a falta de argumentos literarios, Pinto cita al antropólogo Varinini, un italiano que no significa nada, nada de nada para nosotros, pero que a él le sirve para hacer gárgaras con las palabras y mostrar su antipatía, nacida exclusivamente del resentimiento.


No es de extrañar que Rodrigo Pinto se haya lanzado en contra de que le den el Premio Nacional de Literatura a Isabel Allende. De él siempre es de esperar este tipo de embestidas misóginas en contra de las escritoras que tienen éxito con sus libros. Ya lo hizo antes atacando a Carla Guelfenbein, a quien llegó a vituperar por haber usado una cita de Shakespeare, diciéndole, ni más ni menos, que no tenía derecho a hacerlo en el título de su última novela “El resto es silencio”.

Esta vez, para oponerse a que Isabel Allende gane el premio, cita con profusión a un caballero que ni siquiera es crítico literario o estudioso de la literatura, sino un antropólogo de apellido Varanini, que se da el lujo de mirar nuestra literatura desde su excéntrica perspectiva, que debe ser muy interesante para sus amigos y las personas que lo conocen en la casa a la hora del desayuno.

[cita]Ya lo hizo antes atacando a Carla Guelfenbein, a quien llegó a vituperar por haber usado una cita de Shakespeare.[/cita]

Y desde esa torre de marfil, que a Pinto le parece sublime, el italiano dice disparates enormes, como que García Márquez se liquidó después de su última obra maestra, “El otoño del patriarca”,  y que a juicio universal es el libro más malo del Gabo. Así, este crítico “genial”, a quien alude Pinto, desconoce “Crónica de una muerte anunciada”, “El amor en los tiempos del cólera” y sus memorias “Vivir para contarla”.

Para descalificar a Isabel Allende, y a falta de argumentos literarios,  Pinto cita al antropólogo Varinini, un italiano que no significa nada, nada de nada para nosotros, pero que a él le sirve para hacer gárgaras con las palabras y mostrar su antipatía hacia Isabel Allende, nacida exclusivamente del resentimiento que surge ante alguien que escribe bien y comete el pecado mortal de ser entretenida y tener alcance universal.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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