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Aburman y el rol de la UC

Por: Stephanie Hagspihl, Coordinadora General de Solidaridad UC


Sr. Director:

Si una de las partes del debate político descalifica a su contraparte, todo indica que se ha quedado sin argumentos. Esto es lo que pareciera suceder con Alberto Millán, Coordinador General del NAU, quien en su respuesta a mi carta sobre los dichos de Naschla Aburman, presidente de la FEUC, cae en descalificaciones e intenta cambiar el tema (copiando casi textualmente, dicho sea de paso, una declaración de la Federación de Estudiantes UC). Cuando pasa esto, se hace muy difícil un diálogo con altura de miras.

Lo que está en discusión es simple: Aburman afirmó inequívocamente que la Universidad Católica, dado este carácter confesional, no debería recibir fondos estatales. Este es el punto clave, no otro. Si la Nueva Acción Universitaria critica el supuesto sesgo ideológico de la UC, ¿creerá acaso que existen proyectos educativos “neutrales”, es decir, sin orientación o valoración? ¿Cuáles serían ellos? ¿Por qué razón habría que discriminar a proyectos con orientación religiosa? ¿No deberíamos preocuparnos más bien que exista una diversidad de proyectos educativos que aporten al país desde su respectiva identidad, garantizando sólo mínimos de calidad? ¿O acaso se nos quiere decir que un proyecto de carácter confesional sencillamente no puede contribuir a Chile? ¿La UC no lo ha hecho?

Podría parecer que Aburman pidió disculpas. Pero nótese que en sus declaraciones posteriores ha insistido en el punto: para ella, la UC hoy no cumple con los estándares propios de una universidad con «Rol Público». Más aún, las exigencias que ella señala en este sentido claramente excluyen a una universidad con un proyecto confesional. Si no permitimos que un proyecto educativo con ciertos valores pueda orientar su camino inspirándose en su identidad, finalmente negamos de facto la posibilidad de un proyecto con orientación propia. 

Como Solidaridad UC creemos que la Universidad debe avanzar en aumentar la inclusión, poner al servicio de la sociedad su investigación, y promover el cuestionamiento crítico de las problemáticas del país. La invitación es a poner el foco en lo importante, porque liderar la voz de una Universidad exige rigurosidad en los dichos y atención a los desafíos del alumnado. Hablemos de verdadera calidad, de métodos más justos de acceso y pongamos prioridad en la educación inicial. Eso es bastante más trascendental que pretender que una institución educativa confesional, para recibir apoyo estatal, tenga que elegir democráticamente al rector.

 

 Por Stephanie Hagspihl, Coordinadora General de Solidaridad UC

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