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El otro combate de Villa Francia

Ernesto Osses Santelices
Por : Ernesto Osses Santelices College PUC, Pech 2015, Enseña Chile
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Mi recorrido habitual en la 506 rumbo a Villa Francia, tuvo un sentido distinto el martes pasado.

En una nueva conmemoración del Día del Joven Combatiente, iba pensando en lo que vemos cada año este día y en lo que verdaderamente significa.

El hecho histórico, sin duda, es relevante, es la muerte de los hermanos Vergara Toledo. Finalmente es un símbolo de tantas otras muertes de jóvenes a manos de quienes quisieron silenciarlos.

Llevo un poco más de un año trabajando en la Villa Francia y vaya que ha sido difícil justamente por la violencia. Pero no por la violencia que los medios cubren, sino por esa violencia que los medios callan… lo violento del sistema que ha transformado muchas veces a la misma violencia en un código de vida. Violento por la falta de oportunidad, por cómo día a día hay al menos una pequeña forma en que se pasa a llevar la dignidad de un ser humano, violento por las muchas veces que veo niños a los que se les quitó la infancia, violento por tantos derechos vulnerados.

Pero también (y sobre todo) ha sido una pega llena de sentido y esperanza, al ver cada día cómo esta realidad se puede ir cambiando de a poco, cómo las personas son capaces de transformarla e ir creando a su alrededor una sociedad distinta, donde a pesar de esas violencias diarias, sus valores se reflejen en actitudes que proponen otra cosa, otro mundo.

A la luz de una conmemoración como esta, más que nunca sentí que somos jóvenes combatientes y que mi sala de clases es un campo de batalla, pero no como de esos que vemos en la tele con barricadas y cabros encapuchados, sino un campo de batalla contra esta sociedad injusta, indigna, inhumana y violenta que día a día vulnera a los más débiles.

[cita tipo=»destaque»]A la luz de una conmemoración como esta, más que nunca sentí que somos jóvenes combatientes y que mi sala de clases es un campo de batalla, pero no como de esos que vemos en la tele con barricadas y cabros encapuchados, sino un campo de batalla contra esta sociedad injusta, indigna, inhumana y violenta que día a día vulnera a los más débiles.[/cita]

Y es que somos muchos. Somos muchos los que estamos tratando de cambiar esta realidad mirando a los ojos y no aparecemos en la tele. Somos muchos los jóvenes combatientes, combatiendo a diario.

Somos los que tratamos de enseñar pese a las desigualdades, somos los que tratamos de alimentar sueños pese a la desesperanza, son mis estudiantes tratando de aprender a pesar de llegar al colegio sin desayuno o no dormir nada en una mala noche, son las cabras mamás que van al liceo con la guagua y luchan por salir adelante, son mi jefatura tratando de pintar y arreglar su sala para tener un espacio más digno donde pasar todos los días, son mis cuartos medios que se sacaron 9 sietes en la primera prueba del año… son todos mis cabros chicos que me reciben con una sonrisa cuando me saludan más allá de todas las penurias que pueden estar pasando.

Somos todos en esa sonrisa, esa sonrisa que es la lucha y la esperanza de que algún día todos juntos vamos a acabar con este sistema de violencia.

¡A seguir combatiendo!

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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