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Violencia de género: ¿Quién puede tirar la primera piedra?


Frente al caso de Felipe Garrido, quien se hizo conocido hace algunas semanas tras levantar un lienzo en que rechazaba la violencia de género en la marcha “Ni una Menos”, y luego el desconcierto que se produjo en los distintos medios de comunicación al conocer que su ex pareja mostró el historial de agresiones protagonizadas por él en contra de ella y de su pequeña hija, cabe preguntarse: ¿Hay actualmente “un” chileno que pueda lanzar esa primera piedra y declarar que jamás ha agredido a alguien del sexo opuesto?

Porque cuando hablamos de violencia de género sabemos que no solo estamos hablando de los casos dramáticos que estamos conociendo todas las semanas de violaciones y femicidios. Estamos también hablando de la violencia cotidiana en contra de las mujeres.

Hablamos de las diferencias de salario de hasta un 40% favorables a un hombre v/s una mujer en un mismo cargo; de las mesas directivas de las empresas que están formadas por hombres y que no dan cabida a las mujeres; o de los medios de comunicación que le exigen parámetros de belleza e inteligencia tremendamente más sofisticados a las mujeres en relación con los hombres -lo que deja a una parte importante de mujeres talentosas fuera de los espacios de reconocimiento y éxito en la opinión pública, por no cumplir con dichos estándares-.

La violencia también se vive en la complicidad de estos hechos… Cuando un hombre recibe efectivamente ese salario mayor, se hace cómplice. Lo mismo cuando se siente cómodo tomando decisiones entre puros hombres, o incluso cuando esboza una simple sonrisa por validar a una mujer más guapa v/s otra no tanto. Aún las mujeres somos responsables por omisión cuando alcanzamos espacios que de por sí son masculinos y tomamos “palco” al ver si la otra logra hacer lo mismo y llega al éxito.

[cita tipo= «destaque»]Cuando tras instancias que remueven la opinión pública como la marcha de “Ni una Menos” nos enfrentamos a tantas personas en los medios de comunicación que critican “al vecino”,  cabe preguntarse si no será necesario antes que cualquier cosa realizar meas culpas personales. Y entender que la violencia está en cada espacio cotidiano de las relaciones.[/cita]

Todo eso es también violencia de género. Por acción, complicidad u omisión. La violencia contra de la mujer está presente en cada espacio de la comunicación en el que como sociedad nos enfrentamos. ¡Todos somos responsables! Así nacimos y así nos criamos. Son nuestros padres, hermanos, amigos, compañeros, amantes, hijos y jefes. Con quienes debemos aprender en conjunto que la sociedad cambió y ya no acepta más violencia, sino igualdad. Pero no es un trabajo fácil y debemos  hacerlo juntos.

Por otro lado, cuando tras instancias que remueven la opinión pública como la marcha de “Ni una Menos” nos enfrentamos a tantas personas en los medios de comunicación que critican “al vecino”,  cabe preguntarse si no será necesario antes que cualquier cosa realizar meas culpas personales. Y entender que la violencia está en cada espacio cotidiano de las relaciones.  En los trabajos, escuelas, instituciones, gobiernos, familias y grupos de amigos. Porque es cultural y debemos arraigarlo. Y porque en este punto efectivamente no hay un chileno que pueda tirar la primera piedra, sino asumir que cada uno debe hacer un cambio para que efectivamente no haya “ni una más” violentada.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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