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De manipulación nada: estudio en ciencia política arroja que el MMDH favorece la reconciliación Opinión

De manipulación nada: estudio en ciencia política arroja que el MMDH favorece la reconciliación

Valeria Palanza
Por : Valeria Palanza Instituto de Ciencia Política – Pontificia Universidad Católica de Chile
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Nuestro estudio, del Instituto de Ciencia Política de la PUC, sugiere que, lejos de tratarse de un montaje manipulador y efectista, el Museo Nacional de la Memoria y los Derechos Humanos cumple un propósito muy necesario en una sociedad que ha sufrido un trauma tal, como el que ha sufrido la sociedad chilena. El museo mueve a quienes lo visitan a actitudes menos enfrentadas, más allá de sus posturas ideológicas, más allá del lado del conflicto con el que se sientan identificados.


El ahora ex ministro Rojas quedó en el ojo de la tormenta por sus declaraciones y su renuncia dejó abierto un debate acerca del rol de museos y sitios memoriales.

El objetivo manifiesto de estos es conmemorar sucesos traumáticos que dejaron huellas en las sociedades donde ocurrieron, por lo que el cuestionamiento cobra especial relevancia. Que el Presidente Piñera hiciera una defensa pública del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos es auspicioso, y habla de que un sector mayoritario de Chile valora la memoria y está hoy parado del único lado aceptable: el de la defensa de los derechos humanos más allá de las circunstancias, en todas las circunstancias.

No obstante, un debate quedó abierto, y la coyuntura invita a una reflexión seria y responsable y, de ser posible, informada por datos antes que opiniones. Un estudio reciente, en el que con mis coautoras, Laia Balcells de Georgetown University y Elsa Voytas de Princeton University, analizamos el efecto de una visita al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, arroja luz sobre varios de los asuntos hoy en debate.

[cita tipo=»destaque»]Tras visitar el museo, las personas se inclinan menos a responder que creen que detenerse en el pasado perjudica el progreso en Chile. También expresan mayor apoyo a políticas que compensen a las víctimas y a las disculpas públicas por parte de los militares. Esto sugiere mayor empatía hacia las víctimas, al tiempo que la ausencia de resultados con respecto a la acción judicial o accountability individual sugiere que políticas revanchistas reciben menos apoyo. Quienes visitan el museo también son más propensos a declarar que las personas que cometieron crímenes durante la dictadura deberían ser perdonadas.[/cita]

Tal como intuye el ex ministro, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos tiene un impacto fuerte sobre quienes lo visitan. Pero nuestro estudio revela que el impacto del museo sobre el espectador, antes que “dejarlo atónito, impedirle razonar”, como sostuvo Rojas, cambia sus opiniones en sentido conciliador.

Hasta ahora, nada se sabía acerca del efecto que los museos o sitios de memoria tienen sobre las personas que los visitan. A través de un estudio especialmente diseñado a tal fin, que hace uso de la técnica experimental, indagamos acerca del efecto del museo sobre quienes los visitan en dos aspectos fundamentales: sus actitudes hacia las instituciones políticas y hacia la justicia transicional. Se podría hablar de reconciliación, toda vez que las actitudes de los visitantes se vieran modificadas en el mismo sentido, más allá de sus inclinaciones ideológicas declaradas antes de la visita.

Nuestro estudio revela que, tras visitar el MMDH, las personas son más proclives a prestar apoyo a instituciones opuestas o sin vínculos con la dictadura, como la Iglesia católica (que jugó un rol de defensa de las víctimas durante la dictadura) y la democracia misma. Asimismo, tras visitar el museo, las personas expresan menos apoyo hacia instituciones asociadas a la dictadura, como la policía y gobiernos militares. También aumentan su apoyo hacia políticas de justicia transicional orientadas a las víctimas y conciliatorias, y esto ocurre con independencia de la ideología declarada por quienes consultamos. En ciertas áreas notamos mayor convergencia en temas controvertidos, lo que hace pensar que, antes que polarizar a las personas que visitan el museo, este promueve la reconciliación.

Nuestro estudio se propuso investigar, específicamente, si el museo tendría un efecto polarizador, haciendo que las personas de derechas y de izquierdas que lo visitaran se separaran más en sus actitudes, o un efecto conciliador, que indujera mayor acuerdo sobre los temas. Nuestro diseño de investigación nos permitió detectar que, comparadas con quienes no visitaron el museo, las personas de derechas que lo visitaron disminuyeron su aceptación de los gobiernos militares en un 17% tras la visita. Asimismo, declaran menor satisfacción con y confianza en la policía, aunque su confianza y satisfacción con los militares no se modifica. Dado que las personas de izquierdas tenían percepciones negativas de la policía y los militares antes de la visita, el importante cambio entre las personas de derechas sugiere mayor convergencia entre las dos partes.

Tras visitar el museo, las personas se inclinan menos a responder que creen que detenerse en el pasado perjudica el progreso en Chile. También expresan mayor apoyo a políticas que compensen a las víctimas y a las disculpas públicas por parte de los militares. Esto sugiere mayor empatía hacia las víctimas, al tiempo que la ausencia de resultados con respecto a la acción judicial o accountability individual sugiere que políticas revanchistas reciben menos apoyo. Quienes visitan el museo también son más propensos a declarar que las personas que cometieron crímenes durante la dictadura deberían ser perdonadas.

Nuestro estudio sugiere, por ende, que, lejos de tratarse de un montaje manipulador y efectista, el Museo Nacional de la Memoria y los Derechos Humanos cumple un propósito muy necesario en una sociedad que ha sufrido un trauma tal, como el que ha sufrido la sociedad chilena. El museo mueve a quienes lo visitan a actitudes menos enfrentadas, más allá de sus posturas ideológicas, más allá del lado del conflicto con el que se sientan identificados.

Sus detractores, al negar el rol memorial del museo, más allá de negar la historia niegan que la memoria pueda conducir a la reconciliación. Al atarse a un pasado confrontacional, ciñen a la sociedad al odio y el resentimiento. Afortunadamente el Estado chileno y sus representantes electos marcan otro rumbo, y al dar apoyo a este museo y a otros sitios de memoria velan por un futuro de paz.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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