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Piñera fuera de micrófono

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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La exclusión del tema Lan en las últimas entrevistas televisivas que concedió y el incidente con Iván Núñez demuestran que la relación del Presidente electo con la prensa puede ser un punto conflictivo de la agenda gubernamental. Su temperamento impulsivo lo ha hecho perder la compostura en más de una oportunidad y su gran idea de sí mismo no lo muestra dispuesto a compartir el protagonismo con nadie.


“Salte del libreto un par de veces y tal vez consigas algo bueno”, dice a modo de consejo un reportero que ha entrevistado más de una vez a Sebastián Piñera. El presidente electo, según los periodistas de política que llevan años cubriendo el frente, calcula cada uno de sus  movimientos cuando las cámaras y los micrófonos están prendidos. “En el fondo, todos los políticos lo hacen, pero Piñera es uno de los más metódicos”, dice una periodista de radio.

Por ejemplo, una  costumbre que Piñera comparte con algunos políticos es contestar el teléfono, escuchar de qué se trata y decir “fantástico Juan me parece una excelente idea, te devuelvo la llamada”. Eso le dijo a  un periodista de música que quería conocer sus discos preferidos. Obviamente éste todavía espera el llamado.

Mi amigo el bloc

Minutos antes de enfrentar una entrevista, Piñera pide que le anticipen las preguntas o los temas sobre los que debe hablar.

Según cuentan los que han tenido que entrevistarlo, el rito es más o menos así: después de saber la pauta de la conversación, Piñera escribe apuntes sobre las preguntas y sus respectivas respuestas, a veces usa el lápiz rojo para destacar una parte. Sólo después de eso puede comenzar la grabación. “Se da cuenta altiro si haces una pregunta que no está en sus apuntes, porque los mira y se descoloca absolutamente”, cuenta un periodista

[cita]Un reportero que lo acompañó durante la última campaña recuerda que “cuando iban a sacar las fotos con la gente de cada lugar y figuraban demasiados concejales o más rostros de lo esperado, se acercaba a Carla Munizaga y le decía: ‘sobran como tres huevones, sácalos”.[/cita]

Piñera no improvisa. Mide hasta la última palabra. Si comete un  error contestando, o la respuesta suena confusa, en medio del reconocible tic en los hombros “pide que paren  las grabadoras, para comenzar  la frase de la misma manera y terminarla bien”, según relata el redactor de un diario.

Hay ocasiones, como los puntos de prensa, donde no puede  anotar la lista de temas pero tal como si fuera el vocero de gobierno con los periodistas al frente,  pregunta “muchachos, de qué quieren hablar”. Una de las últimas veces que lo hizo él mismo fue durante la gira de campaña en Puerto Montt.

Porque durante los últimos días de campaña y más ahora que asumirá como Presidente, ese filtro tan coloquial se acabó y el trabajo de conocer la pauta antes de hablar en público, lo hace Claudia Salfate, quién junto a Carla Munizaga han sido sus agentes de prensa más antiguas. Salfate se encarga de comunicar los temas de los que Piñera no hablará como ocurrió en el caso de la primera entrevista después de ganar, en torno al asunto Lan.

La foto no es para todos

Hace más de una campaña que Carla Munizaga camina con él, siempre a una distancia prudente durante los recorridos. Gracias a eso conoce al Piñera más genuino; el que durante las paradas en regiones, antes de un discurso o en un encuentro con la gente, dejaba sonar el teléfono. Luego de contestar, colgaba y decía: “Era el Negro para recordarme que le deposite la mesada”, usando uno de los pasajes de la rutina que hace Stefan Kramer.

Tal como lo ha dicho siempre “hace 20 años decidí dedicar mi vida al servicio público”. Esa decisión significó asumir un estatus no menor al de un presidente, aunque recién ahora haya sido elegido. En 2004 los productores de un programa político en UCV-TV lo invitaron a formar parte de un panel donde estaban los presidentes de partido de la Concertación, menos el de la Democracia Cristiana. Piñera en su estilo cercano, contestó el teléfono. Recibió la invitación y preguntó quienes conformaban el panel.

“Le dije que no era posible tener al presidente de la DC porque estaba fuera de Santiago en cambio teníamos a Jaime Mulet. Entonces cambió el tono de la voz y dijo que no, que si no iban los presidentes de partido él no iba, que no perdía el tiempo discutiendo con gente que no estaba a su nivel. Antes que pudiera tratar de convencerlo me colgó y quedé hablando sola”, relata una productora.

Puede  que Piñera esté dispuesto a compartir su dinero, pero no el protagonismo. Un reportero que lo acompañó durante la última campaña recuerda que “cuando iban a sacar las fotos con la gente de cada lugar y figuraban demasiados concejales o más rostros de lo esperado, se acercaba a Carla Munizaga y le decía: ‘sobran como tres huevones, sácalos”.

El examen de la Nasa

A veces, cuando las cosas se salen del carril que él ha diseñado, le cuesta mantener la compostura. Bien lo recuerda un reportero de economía que lo encontró a la entrada de un foro empresarial en el Hotel Marriot. Piñera venía entrando y el periodista lo intercepta para preguntarle cómo el alto precio del petróleo en ese momento perjudicaba su negocio en Lan. El empresario contestó “a la salida hablamos”. Pero otra vez fue una frase para salir del paso. “A la salida estaba toda la prensa y dijo que no iba a hablar. Yo lo seguí unos metros y le insistí recordando lo que había dicho antes. Se dio vuelta y me dijo ‘ya dije que no iba a hablar cabro de mierda’, relata el periodista.

Pero otras veces, el Presidente electo ha logrado abrir su corazón frente a la prensa y contar sus problemas. A comienzos de 2008 cuando las grabadoras estaban apagadas, Piñera contó que estaba preocupado porque le habían rechazado su licencia de piloto, porque los exámenes habían arrojado un problema al corazón. Pero señaló que ya tenía la solución. “Dijo que se haría un examen completo en la Clínica Las Condes, como los que aprueban los pilotos de la NASA y con los resultados iba a refutar la opinión del doctor. Por respeto al off, nadie publicó nada”, cuenta un testigo de la ocasión.

Hasta antes de ser presidente era habitual que Piñera contestara su celular y se olvidara que tenía periodistas al frente. “Como es muy impulsivo, habla de todo y no se da cuenta. El 2005 luego de que lo proclamaran, le escuché una conversación con Lily Pérez, pidiéndole que lo apoyara. Fue una conversación sin anestesia”, cuenta un editor retirado.

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