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Larraín sobre Longueira: “De repente hay gente que, siendo muy sólida, muy valiosa…no puede explicarse bien” Timonel de RN en la antesala del debate de la Alianza:

Larraín sobre Longueira: “De repente hay gente que, siendo muy sólida, muy valiosa…no puede explicarse bien”

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Don Carlos está convencido de que lo peor que le puede pasar a Chile es que la oposición vuelva en gloria y majestad a La Moneda. Y pese a que destaca las cualidades de Andrés Allamand como el mejor candidato del oficialismo, se cuida de no emitir juicios molestos en contra de su adversario Pablo Longueira. Ello, porque asegura que si el aspirante UDI llegare a ganar la primaria, se pondría a trabajar por su candidatura sin dudarlo.


Es el mismo de siempre, aun cuando durante la entrevista aclara en reiteradas oportunidades que está con gripe y tiene 39 grados de temperatura, por “si digo alguna brutalidad”, señala. Lo cierto es que si Carlos Larraín Peña no estuviera con fiebre y un poquitín debilitado diría las mismas cosas y lo sabe. En esta conversación con El Mostrador explica por qué cree que su candidato es el más indicado para reemplazar a Piñera; defiende sin sombra de culpa al titular de Hacienda, Felipe Larraín. Aún más, comparte con el secretario de Estado sus acusaciones. Y advierte que si la derecha pierde esta elección presidencial “va a tener que iniciar una muy larga caminata por el desierto”, parafraseando a su candidato. Pero, como es obvio, también abordó el debate de la oposición.

-¿Qué le pareció el debate de la Nueva Mayoría?
Sin llevarse todo el brillo, los periodistas condijeron las preguntas con seriedad. El escenario era feo, confuso y frío. Los candidatos: Michelle Bachelet, mal. Insegura, dubitativa y sin alegría alguna, que era su mejor nota. Salvo con la pregunta de “la vieja política”, que la peloteó muy bien. Perdió la oportunidad de su vida con la pregunta sobre el 27/F. Andrés Velasco, estructurado, como puede serlo un ‘lidera lote’ de pura cepa. José Antonio Gómez, con una actitud simpática, pero cada vez más parecido a La Pasionaria. Claudio Orrego, mal informado y no supo contrastar sus convicciones con fuerza en relación al resto de la Omertà.

-¿Entonces cuál es su expectativa para el debate de mañana dado, por ejemplo, el alto rating que tuvo el de la oposición? ¿Sería un fracaso si el de la Alianza no tiene también una alta sintonía?
-Tengo altas expectativas, porque quedó en evidencia que el marco teórico del debate intra-Concertación está muy deteriorado y bajo la sombra fría del Partido Comunista, que no participó. Tuvo muy alto rating, yo creo que nosotros vamos a estar en torno a los 20 puntos también. Estoy bien optimista. Mañana los dos candidatos pueden lucir lo mejor que tienen. A mi modo de ver, es una gran cosa que estas cuestiones se ventilen en público, que ese es el objeto del debate. Y es un paso adelante, ojalá que hubieren más debates no más, pues.

-Usted dice ‘los dos candidatos van a poder lucir lo mejor que tienen’. ¿Qué es lo mejor que tiene Andrés Allamand?  Porque desde que Pablo Longueira asumió la candidatura de la UDI no se ha visto mucha diferencia. Da la impresión que al electorado del sector le va a costar definirse por uno o el otro.

-Me está preguntando qué leo yo entre líneas. Me parece que la campaña de Longueira está orientada intramuros y la de Allamand está más bien enfocada al gran público. Y eso se va a notar.

[cita]Hace 35 años conozco a Allamand en política, con las mismas posturas de siempre y nunca ha pretendido ser otra cosa que un hombre muy interesado por la política. Y no ha pretendido ser gremialista ni neutro ante la política. Ejerció una influencia potente en las postrimerías del gobierno militar para facilitar una transición inteligente. Lo vi promoviendo los acuerdos, cuando no había nadie en la UDI promoviéndolos.[/cita]

-¿Cómo?
-Longueira va a tener que centrar su argumentación en los convencidos y Andrés va a empeñarse en atraer a los que están dudando, que son cada vez más.

¿Por qué deberían votar por Allamand quienes participen en las primarias de la Alianza?
-Hace 35 años conozco a Allamand en política, con las mismas posturas de siempre y nunca ha pretendido ser otra cosa que un hombre muy interesado por la política. Y no ha pretendido ser gremialista ni neutro ante la política. Ejerció una influencia potente en las postrimerías del gobierno militar para facilitar una transición inteligente. Lo vi promoviendo los acuerdos, cuando no había nadie en la UDI promoviéndolos. Bueno, esas son algunas de las razones que me inclinan a votar por él.

Una “maniobra de muy larga data”

-¿La coyuntura ayuda a su candidato?
-Hay muchas cosas que nos están ayudando, por una vez. En política solemos tener mala suerte. (Pero) de un tiempo a esta parte estamos teniendo buena suerte. La situación que reventó de los subsidios a los llamados exonerados, es una cuestión muy compleja, muy fea, que compromete el corazón de la Concertación.

-¿Y usted cree que eso es una ventaja para Allamand?
-Clarísimamente, porque hay un sector que se piensa mucho su voto y tiene que ponderar el hecho de que el problema de los falsos exonerados es una maniobra de muy larga data que, efectivamente, se ha usado para premiar a la gente que no está dispuesta a trabajar. Porque, por último, todos entendemos que las pensiones y ciertos subsidios, se justifican cuando una persona está impedida de ganarse la vida. Pero lo más feo, a mi juicio, del tema de los falsos exonerados es que se le paga para que no trabajen. Porque si, por último, se hubiera dispuesto que esas personas fueran recontratadas, al menos, en la administración pública, era factible. Pues no, aquí se le está dando mucho dinero a mucha gente para que no trabaje. Y esa es una cosa muy chocante. Además se encuentran las concomitantes políticas que se han mencionado y que van a profundizarse, porque desgraciadamente estamos viendo la punta del iceberg. Ese va a ser un factor muy importante.

-Eso, mirándolo desde su sector. Pero la pregunta obvia es ¿si usted ha hecho el análisis de por qué existen los exonerados, lo ha hecho su sector?
-Por supuesto. Los exonerados existen porque se quiso emparejar la cancha y hacer que la gente que, efectivamente, había sido tratada de manera arbitraria tuviera una compensación. Esa es la verdad de las cosas. Pero este motivo muy noble ha sido distorsionado para incluir a mucha gente que, entre otras cosas, nunca había sido contratada en ninguna parte. Que nunca trabajaron en una empresa en que tuviera injerencia el Estado, que simplemente eran parte de la clientela de los partidos. O sea, se pervirtió el asunto. De ser una manera de resarcir a personas que lo pasaron muy mal, pasó a ser la fuente de la eterna juventud. Eso está jugando a favor nuestro.

-Según cifras que ustedes manejan Allamand llega al debate con cierta ventaja, corta pero ventaja al fin.
-Así creo, sí. Además me gusta sustancialmente más la forma como Andrés Allamand se explica… Porque de repente hay gente que, siendo muy sólida, muy valiosa, teniendo muchas ideas en la cabeza, no puede explicarse bien. Andrés es sólido, capaz y sabe explicarse muy bien.

-Si Allamand pasa a noviembre, ¿cómo visualiza el escenario político en el que va a tener que hacer campaña?
-Él es un candidato muy fogueado y va a poder poner en evidencia las debilidades de este conglomerado, a mi juicio ficticio, que hoy es la Concertación. Con la habilidad política que tiene Andrés, va a poder dejar en evidencia que hay ahí una ficción que no se sostiene indefinidamente. Sobre todo, después de la irrupción tan potente del Partido Comunista.

-¿Cuál es la ficción que usted percibe en la Nueva Mayoría?
-Primero, que Michelle Bachelet quisiera aparecer como un bálsamo político, como un factor de apaciguamiento. Y resulta ser que, desde que ella llegó, las contradicciones de la Concertación se han acentuado en lugar de disminuir.

-¿Cuáles?
-Primero, vamos o no vamos a las primarias. Segundo, contamos o no contamos con los viejos escuderos, como don Camilo. Vamos a lograr una evolución constitucional inteligente o nos tiramos a la piscina con ácido de la asamblea constituyente, en imitación de lo que pasó en Bolivia.

Defensa a Felipe Larraín

-¿Cómo ve el escenario político actual? Se lo pregunto porque algunos lo han comparado incluso con el que había previo al golpe de Estado del ’73, por el tono que parece estar cada vez más crispado.
-Esto es una cosa triste para el país, que yo afortunadamente no creo que esté en operación. Porque el año ’64 ya el Partido Socialista había desechado la vía democrática y había dicho que había que echar abajo la democracia burguesa y dejar que hablaran las armas. Bueno, las armas hablaron y ya sabemos lo que pasó. Nada de eso está hoy día en la balanza. Otra cosa que también es potente es que el poder del dinero tiene una inercia sustancial y la Concertación trabajó muy bien con los intereses creados (económicos), sabe convivir con ellos. Y el matrimonio liberal-socialista fue muy productivo y me parece que esa circunstancia, afortunadamente, va a morigerar las cosas. Pero el resultado, al final del camino, creo que va a ser malo. No tiene por qué ser ni una revuelta armada, ni la crisis universal, pero sí va a haber un frenazo para la economía.

-¿Eso no se venía dando ya? Y asumo que usted está de acuerdo con la campaña del terror que el ministro de Hacienda está encabezando en este momento, diciendo que si gana la oposición se va a frenar el crecimiento y la inversión. Pese a que el propio Felipe Larraín, hace un año, por lo menos, venía anunciando esta desaceleración. ¿Por qué ahora la relaciona con las propuestas de la candidata Michelle Bachelet?
-A ver, la candidata ha dicho cosas muy duras, como que el ministro es bruto e imprudente.

-No dijo que era bruto, dijo que era imprudente…
-Dijo que era brutalmente imprudente. Ella lo acusó de bruto e imprudente y eso es mucho decir. El ministro de Hacienda está orgulloso de lo que se ha logrado y se ha logrado no sólo por las políticas, sino también por otras circunstancias, pero aún con esas buenas circunstancias que estaban en operación a partir del año 2008, la economía funcionó muy mal en los últimos dos años del gobierno de Bachelet. El ministro tiene derecho a tratar de defender su realización. Está diciendo que esto funciona, pero no funciona solito, eso es lo que está diciendo. No hay piloto automático en la economía.

-¿Más allá de que el ministro defienda su gestión, no resulta incoherente esto de que todos los ministros, incluido el de Hacienda, que además en los gobiernos de la Concertación tuvieron una línea bastante más técnica…
-Ah no, perdone que me resista. ¿Me puedo resistir a eso???

-Resístase no más, no se detenga por mí…
-El gasto público aumentó, el último año de gobierno de Michelle Bachelet coincidentemente con las elecciones, en un 18 por ciento. Se invocaron razones de la más alta alcurnia, como los resortes anticíclicos. Así es que no me diga usted que el ministro de Hacienda entonces fue netamente neutral, no lo fue.

-No dije que fuera neutral, dije más técnico. Pero la incoherencia que uno ve al mirar de afuera es que todo el gobierno y los ministros se hayan puesto al servicio de la campaña, cuando ustedes siendo oposición ponían el grito en el cielo cada vez que un ministro de la Concertación daba alguna señal siquiera de hacerlo.
-Nosotros preparamos un informe gordote que se entregó en diciembre del 2006, que tú me has oído citar, en que hablamos de la institucionalidad. Y una de las preocupaciones centrales era el intervencionismo político gubernamental, que era absolutamente descarado. Nosotros hemos padecido eso. Y es muy distinto eso, lo que padecimos nosotros hasta el año 2009 que incluyó una disparada del gasto público del tipo que ya cité y que no fue, comillas, técnico, con lo que diga un ministro en un foro público. Efectivamente, un ministro tiene derecho a sus opiniones y es bueno que los poderes instalados, los de tipo económico, sepan que lo que ocurre en política tiene consecuencias.

-Si después de 50 años la derecha llega al poder, cuatro años, y no logra mantenerlo y vuelve a ser oposición, que parece ser que es donde se siente más cómoda, ¿qué pasa?
-Sería un fracaso horroroso, porque, al fin y al cabo, cuando se hace un buen gobierno, en circunstancias particularmente difíciles que derivan: uno, del sobregasto del año 2009 y, dos, del financiamiento de la reconstrucción, y no logramos elegir a un candidato… Bueno, eso es una forma de fracaso político muy duro.

-¿Qué pasaría entonces con su sector?
-Va a tener que iniciar una muy larga caminata por el desierto. Porque la izquierda montada arriba de un gobierno que ha aumentado su influencia relativa va a ser peligrosísima. Y luego ellos están tironeados por una vocación incontenible de aumentar el gasto, junto con el deseo de mantener los equilibrios fiscales, y con posibilidades de que el cobre baje de precio… Entonces, efectivamente, van a estar metidos en un brete muy duro. La gratuidad de la educación ¿cómo se financia? Con más impuestos, aunque nos digan que es campaña del terror.

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