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Óscar Camps Gausachs, quién es el hombre que ha salvado casi 60 mil inmigrantes Inclusión

Óscar Camps Gausachs, quién es el hombre que ha salvado casi 60 mil inmigrantes

Valeria Acosta
Por : Valeria Acosta Colaboradora redacción
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Nacido en Barcelona, Camps se hace conocido principalmente por ser el fundador y director de la ONG bandalonesa proactiva Open Arms, organización no gubernamental y sin ánimo de lucro cuya principal misión es proteger con su presencia en el mar a aquellas personas que intentan llegar a Europa huyendo de conflictos bélicos, persecución o pobreza. Camps ha sido nombrado el Europeo del Año 2019 por la revista estadounidense Reader’s Digest por su labor humanitaria, al haber rescatado a más de 60.000 migrantes desesperados de las aguas del Egeo y el Mediterráneo en los últimos tres años y medio. ​ Fue también galardonado con el premio Catalán del Año en 2015 y muchos lo consideran un milagro sobre las aguas del mediterráneo. ¿Qué impulsó a este hombre a marchar a Lesbos a ayudar a los refugiados?


Todo empezó cuando la foto del cadáver del pequeño Aylan Kurdi apareció en una playa de la costa turca. Este hecho sacudió la conciencia del catalán y lo impulsó a dejar su cómoda vida en Barcelona, rompiendo con su pasado y llevándolo a hacer un giro en su vida. Así, el hombre que quería ser dibujante, ahora en el contexto de la crisis de los refugiados y la guerra civil siria, cuando miles de personas perdían la vida intentando llegar a Europa, decidió desplazarse a Lesbos, una isla griega situada cerca de Turquía, para evaluar la situación sobre el mismo terreno.

Así, en septiembre de 2015 decidió fundar la ONG Proactiva Open Arms, financiada con 15.000 euros que tenía ahorrado y seleccionó a un grupo de voluntarios en la isla, para colaborar en labores de rescate. En un inicio el único material del que disponían eran trajes de neopreno, aletas y tubos de respiración. Las principales actividades del grupo eran guiar y ayudar a los refugiados que sirios,que venían desde Turquía en embarcaciones muy débiles a llegar a las playas. Con el tiempo, sin embargo, el equipamiento disponible fue mejorando gracias a las donaciones provenientes de particulares.

Sus cercanos lo definen como un gran tipo, impulsivo y con un fuerte carácter que nunca le ha temblado la mano a la hora de mostrar la cara a quien haga falta, siempre con la misma contundencia. Un ejemplo es cuando hace tres años fue al Vaticano para entregar al mismo Papa un chaleco salvavidas de una niña siria de seis años a la que no pudo rescatar.

La batalla interminable

El activista pro-drechos humanos se encuentra hace un tiempo embarcado en una batalla constante contra la derecha extrema representada por Matteo Salvini y otro sector que da tumbos hacia la izquierda representada por Pedro Sanchéz.

“Estamos secuestrados en alta mar mientras el Gobierno (de España) se pone de perfil y dice que no somos su problema”, repetía Òscar Camps Gausachs el pasado 19. Horas antes, desde Madrid, la vicepresidenta Carmen Calvo ya había soltado el primer golpe: “No quiso entrar en Malta y se fue a Italia”. La discusión dialéctica continuaba mientras los inmigrantes atrapados a bordo se habían convertido en verdaderos rehenes de una crisis política.

Aquella noche hasta Lampedusa llegó la noticia de un naufragio en las costas libias en el que se habría ahogado un centenar de personas, pero los focos y las portadas seguían puestos en la situación del barco de Camps y en los dardos que se lanzaban de un sector a otro.

Sin embargo, por otro lado, dentro del de las entidades sin ánimo de lucro, también hay voces críticas del papel protagonista que ha desempeñado Òscar Camps en toda esta crisis migratoria.

Muchos no entienden por qué no desobedeció al ministro italiano, Matteo Salvini y a su política de puertos cerrados y finalmente no desembarcó en Lampedusa ante la situación desesperada de los inmigrantes que se encontraban arriba del barco.

“Peleas constantes, discusiones a bordo, la tensión que se vive es insostenible”, escribió el propio Camps en Twitter. Y era cierto. El cansancio físico y psicológico cada vez era mayor. Otros voluntarios de ONG, incluso algunos que han llegado a trabajar con Camps en Proactiva, también hablan de la obsesión del empresario por “acaparar siempre el foco de atención” y de “orquestar campañas de marketing para recaudar dinero haciendo el vacío a otras organizaciones solidarias que operan en las mismas zonas que el Open Arms”.

Sus detractores

Como la mayoría de los héroes, Camps también tiene sus detractores. En primer lugar, se encuentran principalmente los Salvini y Abascal que, desde una ideología de extrema derecha, acusan a Proactiva de trabajar en convivencia con mafias que trafican con los inmigrantes, de hecho, el presidente de Vox presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado contra el Open Arms por colaboración con organización criminal para el tráfico de personas.

Al mismo tiempo, durante semanas desde el partido de Santiago Abascal han apoyado la política de Salvini de cerrar los puertos italianos y han defendido que el barco debería haberse dirigido con bandera española a Túnez.

Por otra parte, algunos empleados y trabajadores de su empresa de socorrismo se han declarado en huelga indefinida para denunciar los constantes incumplimientos de las condiciones laborales.

Este hecho lo llevaría a juicio y lo ubicaría en el ojo del huracán en su faceta de empresario. Entre las causas que alegan se encuentran jornadas maratonianas de trabajo, descensos de salario para poder ofertar más barato que las otras empresas y adjudicarse así los concursos para gestionar el socorrismo de muchas playas españolas, instrumental obsoleto o inexistente, horas extras que exceden por mucho las fijadas en el convenio y represalias contra los trabajadores que pretenden organizarse sindicalmente entre otras.

A pesar de lo anterior es innegable que su labor de salvamento a bordo del barco Open Arms, rescatando inmigrantes por el Mediterráneo, ha convertido a este catalán de 56 años en el nuevo icono humanitario mundial. Gracias a su labor cientos de inmigrantes que pretendían llegar a Europa a bordo de frágiles barcos han podido vivir para contarlo.

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