Salud
La mayoría de las personas que se atienden en la actualidad bajo esta modalidad son pacientes que tuvieron la enfermedad y que requieren de oxigenoterapia, terapias de kinesiología respiratoria y continuas visitas de enfermería.
La pandemia ha traído consigo múltiples desafíos para el sistema de salud nacional. El Covid–19 ha reflejado la necesidad de innovación y rapidez –entre muchas otras cosas– de los sistemas sanitarios, como también ha destacado la importancia de otras iniciativas.
Según cifras de Clinical Service de Bupa Chile, la llegada del virus ha aumentado en un 54% las hospitalizaciones en los hogares. De hecho, la mayoría de las personas que el servicio atiende en la actualidad corresponden a pacientes post Covid–19 que requieren de oxigenoterapia, terapias de rehabilitación con kinesiología respiratoria y continuas visitas de enfermería.
Así, y hasta junio, se han atendido 200 personas para tratamientos de neumonía post Covid–19, mientras que la entidad proyecta “atender a 800 pacientes a fin de año”.
En esta línea, el servicio de hospitalización a domicilio se ha convertido en un aporte efectivo y una solución real para descomprimir la red sanitaria, que actualmente se encuentra altamente presionada.
“Se ha ayudado a descongestionar el sistema gracias a un trabajo colaborativo con el Ministerio de Salud (Minsal), a través de la Unidad de Gestión Centralizada de Camas (UGCC), y las autoridades sanitarias correspondientes, contribuyendo en un 25% a la desocupación de camas críticas a nivel nacional e isapres otorgadas por homecares”, mencionó Gonzalo Figueroa, gerente general de Clinical Service.
Tanto los usuarios de Fonasa, como los afiliados a isapres o personas particulares que cuenten o no tengan un seguro complementario de salud, pueden acceder a la hospitalización domiciliaria. De todas formas, y desde el ámbito de la salud, el equipo médico a cargo es el encargado de definir si el paciente tiene una patología estable que pueda ser atendida desde su hogar.
“La hospitalización a domicilio involucra diferentes beneficios y en múltiples ámbitos, sobre todo en tiempos de Covid–19. Hemos comprobado que facilita la recuperación del paciente y le brinda una mejor calidad de vida, disminuye las infecciones intrahospitalarias, tiene un menor costo con respecto a la hospitalización tradicional, etc.”, señaló Gonzalo Figueroa.
El 80% de las personas atendidas por la clínica domiciliaria son adultos mayores de 60 años, mientras que el 20% restante son pacientes pediátricos entre los 6 meses y 10 años, donde ambos rangos etarios presentan los mismos beneficios.
En la actualidad, e independiente de la pandemia, existen múltiples tratamientos y prestaciones de salud que pueden ser entregadas por este tipo de servicio, como por ejemplo asistencia ventilatoria –donde está incluida la ventilación mecánica–, terapias paliativas, terapias intravenosas, manejo del dolor, monitorización cardiorrespiratoria, nebulizaciones, terapia ocupacional, entre otras. En definitiva, una gama de servicios que abarca desde el ámbito ambulatorio, hasta pacientes con requerimientos de alta complejidad a lo largo de toda su vida (crónicos).
