Salud
En medio de reencuentros y celebraciones sin restricción, surgen cuestionamientos y preocupación por los excesos alimenticios en ingesta de comida y bebidas alcohólicas.
En octubre se puso fin al toque de queda, por lo que muchas personas seguirán retomando mayores rutinas de vida social. En ese disfrutar de celebraciones y reencuentros, surgen cuestionamientos y preocupación por los excesos alimenticios cometidos, en términos de ingesta de comida y bebidas alcohólicas, puesto que en pandemia ha sido complicado mantener una buena nutrición.
Según un sondeo de Ipsos, un 51% de los chilenos aumentó peso en medio de la contingencia sanitaria; mientras que la Encuesta Nacional de Salud en 2016-2017 había indicado que la población chilena incrementó en un 86,7% el sedentarismo. En este escenario, “donde venimos con cifras poco alentadoras desde antes de la pandemia y, posteriormente, seguimos viendo tendencias preocupantes, las personas necesitan establecer una buena relación y así evitar que aumentan sus estados y sentimientos de culpa y ansiedad”, advierte Francisca Peñafiel, psicóloga nutricional de la plataforma virtual de atenciones Psicologiachile.cl.
Explica que cuando existe una mala relación con los alimentos y se categorizan como “prohibidos” o “deseados”, podría aumentar el deseo de consumirlos, llevando a una sobre ingesta, ocasionando un alza en el peso. “Esto genera preocupación, debido a que la imagen corporal puede verse distinta, lo cual puede ser subjetivo pero, lo más importante es nuestra salud física y mental, por lo cual se recomienda enfocarse en la mejoría de los hábitos de alimentación”, enfatiza.
De hecho, la especialista revela que de acuerdo a los datos de atención de Psicologiachile.cl, han detectado un aumento del 32% en la dismorfia corporal en el último año; es decir, “personas que se ven con más sobrepeso de lo que realmente son”.
Este fenómeno se da porque “es muy común que las personas que bajan de peso se miren al espejo y se encuentren iguales, pese a que quienes las rodean noten y manifiesten el cambio físico”, argumenta la especalista, precisando que “este comportamiento se ve potenciado aún más gracias a las redes sociales, filtros de las mismas y a la reiteración de modelos o cánones de belleza con excesiva delgadez”.
Además agrega que “no se trata de seguir una dieta estricta –no es recomendable y suele afectar psicológicamente-, ya que minutas tan abruptas producen más ansiedad, mal humor y casi siempre, terminan con efecto rebote, es decir, se aumenta incluso hasta mayor peso de cuando se inició la dieta”.
Es por ello que la psicóloga nutricional invita a “comer en la justa medida y a tener espacios para la actividad física y tranquilidad mental, a modo consciente y de manera que genere plenitud, no un esfuerzo ni un castigo hacia sí mismos”. Además, entrega seis consejos que contribuyen al bienestar en este sentido:
Intentar respetar los horarios de alimentación: No saltarse de forma permanente o prolongada las comidas.
Disminuir la ingesta de bebidas alcohólicas: A la vez, aumentar el consumo de agua natural; es ideal dos litros diarios, primordial para la salud.
Comer consciente: Disfrutar de los sabores, observar los colores, sentir los aromas; es relevante la percepción que se tenga -a través los sentidos- al alimentarse.
Reflexionar sobre repeticiones: Luego de comer, si se piensa en servir otro plato, esperar 20 minutos y luego decidir, puesto que en ese tiempo el cerebro capta la saciedad. Así se evita comer de manera continua, ansiosa y desmedida.
Buscar y encontrar espacios para la salud mental y autocuidado: Se recomienda realizar actividades físicas, de recreación y sociales; conversar y escuchar a seres queridos y amigos.
Incentivar a los hijos a seguir hábitos saludables: Inculcar a niños y niñas una cultura de alimentación consciente saludable evitará un futuro restrictivo y culposo en este ámbito.
De todas formas, en la mayoría de los casos es necesario ver a un especialista que pueda ayudar a tratar correctamente el problema.
