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“No descartamos que el arte pueda ser un medio para que reciban una remuneración”: Jóvenes con síndrome de down crearon exitosa compañía de danza en Copiapó Inclusión

“No descartamos que el arte pueda ser un medio para que reciban una remuneración”: Jóvenes con síndrome de down crearon exitosa compañía de danza en Copiapó

Tienen entre 11 y 24 años, empezaron a bailar y cantar en los múltiples actos artísticos del Colegio Los Conejitos de Coanil y este año decidieron conformarse como compañía. Ya viajaron por distintas ciudades de la región y sueñan con seguir bailando, llegar a otras ciudades y países. “Tenemos grandes proyecciones con la compañía y queremos seguirnos visibilizando para que nos conozcan, derribar prejuicios y demostrar que se puede mucho más de lo que la sociedad cree”, valoró el coreógrafo.


Todos los miércoles y jueves, luego de terminar sus jornadas de clases en el Colegio Los Conejitos de Coanil Copiapó, un grupo de jóvenes risueños y entusiastas se reúnen en el comedor del establecimiento, mueven las sillas y mesas y ocupan el espejo para transformar el lugar donde comen en su centro de entrenamiento de danza.

Desde 2016 en adelante, con la llegada del profesor de danza Paulo Cifuentes, el colegio multiplicó sus actos y profundizó el vínculo de sus alumnos y alumnas con diferentes expresiones artísticas, como el teatro y la danza. Así, se fueron sumando alumnos y alumnas a los ensayos, dos de los cuales hoy forman parte de la compañía.

Benjamín Lamilla (21) y Bárbara Ogalde (19) se sumaron en 2017 y 2018 a las primeras presentaciones y en la actualidad la compañía está constituida por ellos y otros seis estudiantes de los niveles básico y laboral (que estudian para la inserción laboral); Karla Zavala (11); Vicente Hidalgo (14); Yuliana Rojas (20); Fernando Cisterna (23); Javier Córdova (20) y Javiera Tirado (24).

“Le pusimos compañía y no agrupación porque ellos se juntan semanalmente, tienen un entrenamiento técnico específico de danza y contamos con un repertorio con diferentes coreografías, por eso somos una compañía más que una agrupación u otra cosa”, explicó Cifuentes.

“Hemos ido incorporando diversos estilos, dependiendo también de la fecha, tenemos bailes populares que son los que presentamos en espacios más informales y en otros tenemos cuadros folclóricos, por ejemplo, y a fin de año nos estamos preparando para bailar charlestón”, agregó.

Hasta hoy, ya tuvieron presentaciones en la plaza de la ciudad capital, también en Tierra Amarilla, San Pedro, el teatro municipal, diferentes escuelas y oficinas, además de la Universidad de Atacama, donde actuaron en más de una ocasión.

“Ha habido un desarrollo enorme de la danza en sí, cuando partimos tenía que bailar junto a ellos y ponerme al frente, actualmente los jóvenes aprenden sus coreografías de memoria y bailan de manera autónoma en los escenarios”, valoró el docente.

En cada presentación no sólo bailan sino que manifiestan el disfrute de su arte, motivan, animan e interactúan con el público. La trascendencia de su trabajo no sólo es reconocida en la ciudad de Copiapó, sino que también al interior de su escuela, donde cada vez más estudiantes consultan cuándo abren las próximas audiciones para sumarse a la compañía.

Si bien las y los integrantes, de la llamada por ahora Compañía de Danza de la escuela Los Conejitos, no perciben una remuneración por sus presentaciones, se mostraron entusiasmados con poder hacerlo. Para el coreógrafo y docente, Paulo Cifuentes, esto puede trabajarse: “no descartamos que el arte pueda ser un medio para que reciban una remuneración”, sostuvo.

“Tenemos grandes proyecciones con la compañía, nos hemos abierto las puertas por la región y queremos seguirnos visibilizando y salir para que conozcan lo que pueden hacer nuestros bailarines, derribar prejuicios y demostrar que pueden mucho más de lo que la sociedad cree”, reflexionó.

Por otro lado, la directora del colegio se refirió a la repercusión social que tienen las presentaciones.

“Cuando terminan de bailar hemos vivenciado una ovación general y máxima que nos emociona mucho, nos pone los pelos de punta y es muy respetuosa, no viene desde el pobreteísmo sino que de darse cuenta que realmente lo hacen con muy buena técnica y ejecución, se acercan a decirnos que ya nos habían visto o que quieren verlos bailar en otros espacios”, destacó Patricia Suazo.

El compromiso de las madres y apoderados ha sido fundamental en este proceso, valoró Suazo, quien subrayó la dedicación que disponen ante necesidades como vestuarios y peinados.

Elizabeth Muñoz, madre de uno de los integrantes, se mostró orgullosa del trabajo de la compañía. “Me encanta que mi hijo participe, que esté activo en todo lo que sea baile, fútbol, que pueda desenvolverse y moverse”, dijo y agregó que le gustaría “que se pueda profesionalizar la compañía para que puedan recibir ingresos y con eso poder comprar sus vestuarios y todo lo que necesitan”.

Al ser consultados por sus sueños, las y los bailarines pusieron la danza en primer lugar. Mientras Benjamín anhela bailar en el mall de la ciudad, Javier expresó sus ganas de bailar en Coquimbo y Fernando en Perú, lugar que conoció hace poco.

Yuliana mencionó sus ganas “de hacer zumba” y ser su “propia jefa”, Javier además de bailar quiere “ser cantante”, Fernando quiere enseñar lo aprendido en sus clases de boxeo y Javiera espera con ansias poder danzar alguna canción de Queen.

Con una voz suave y decidida, Bárbara fue más lejos y expresó sus más grandes anhelos: “Me gustaría hacer teatro, también coreografías nuevas y quiero abrir mi propio teatro”, señaló con convicción al tiempo que agradeció la entrevista.

La Compañía de Danza de la escuela Los Conejitos de Copiapó se encuentra ultimando los detalles para su próxima presentación, que se realizará el 2 de diciembre en la previa del Día Internacional de las Personas con Discapacidad que se conmemora el día siguiente, instancia en la que bailarán en el sector alameda de la capital regional.

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