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Cómo identificar el síndrome del “Trabajador Burbuja” y qué hacer para enfrentarlo Social

Cómo identificar el síndrome del “Trabajador Burbuja” y qué hacer para enfrentarlo

Tan importante como ser productivo y cumplir con los objetivos laborales es saber disfrutar del tiempo libre. No lograr separar estos espacios termina generando consecuencias en materia de salud mental, como estrés y ansiedad.


Uno de los grandes cambios que provocó la pandemia en el mundo laboral fue la masificación del trabajo remoto, con la posibilidad de funcionar adecuadamente sin la necesidad de asistir a una oficina tradicional.

Sin embargo, a casi tres años de la irrupción de este sistema de trabajo, también ha abierto espacio a otro fenómeno: aquel en el cual un día cualquiera se está en una terraza compartiendo con los amigos, suena el teléfono, recibe un mensaje de trabajo y responde.

Se trata del Síndrome del Trabajador Burbuja, que se refleja en la dificultad que tiene una persona para desconectarse del trabajo, incluso en su tiempo libre, lo que —en el mediano plazo— termina afectando la salud física y mental de los colaboradores.

Lo anterior se produce tanto en días laborales como en períodos de vacaciones. De hecho, según un reciente estudio realizado por la Mutual de Seguridad en nuestro país, en los últimos 12 meses el 83% de ellos han experimentado algún tipo de problema relacionado con el agotamiento o la salud mental. Es más, casi la mitad de los consultados (48%) manifestó haber experimentado problemas de salud mental de carácter más severo, tales como depresión, angustia y ansiedad, los cuales impactan directamente en la vida laboral. De ellos, un 46% siguió trabajando pese a su condición.

“Este estudio nos muestra que los trabajadores no hacen uso de sus vacaciones y los que lo hacen, no saben cómo descansar o desconectarse por completo. Aquí lo clave es que descansen del trabajo, y en lo posible se desconecten de la rutina”, opina Ignacio Puebla, psicólogo y jefe del Departamento de Factores humanos de Mutual de Seguridad.

Macarena Pérez, directora comercial de la empresa de recursos humanos Adecco Chile, explica que esta no desconexión puede «‘conducir al estrés laboral de los colaboradores y acarrear consigo otros tipos de síndromes en el entorno del trabajo, como, por ejemplo, estrés o fatiga por estar constantemente conectado, alta dependencia a la tecnología, el internet y a estar siempre en lugares que le permitan tener conexión digital».

Este síndrome también puede hacer que los colaboradores se sientan ‘inquietos si no están realizando tareas relacionadas con el trabajo e incapacidad para distinguir el tiempo de trabajo entre el tiempo de descanso y familiar’.

Cómo enfrentarlo

El análisis de los expertos coincide en que lo básico es organizar jornadas con tareas y horarios claros, así como revisar los niveles de (auto)exigencia y por supuesto, aprender a poner límites a reuniones o llamados que sean fuera del horario laboral, e incluso silenciar las notificaciones de los dispositivos digitales.

«También es importante estar 100% alineados con la jefatura respecto de las prioridades. De esta manera se logra una buena planificación diaria/semanal cumpliendo las expectativas y objetivos de la organización», dice Pérez.

Para Tomás Valles, director de la consultora experta en empleabilidad y liderazgo People & Partners, es esencial «la autogestión personal, cuidar los espacios y definir limites, procurando no generar hábitos inertes, sino ir combinando espacios de trabajo personal, reuniones virtuales o presenciales, interacciones con amigos o familia y realizar finalmente un ‘gimnasio social».

Es decir, es necesario preocuparse de entrenar la inteligencia social, tanto a nivel virtual como presencial.

«Hoy debemos ser flexibles, con un alto coeficiente de adaptabilidad y procurar que nuestros colaboradores se sientan cómodos y tranquilos trabajando. A eso se le llama una responsabilidad compartida», sentencia.

En su opinión, es primordial que exista una comunicación transparente, continua y abierta con los líderes, la empresa y los diferentes equipos, ya que la realidad de cada trabajador es «distinta. Cada uno maneja un estilo de vida que puede influir en una burbuja más profunda que otras, por ejemplo. Las soluciones tendrán que ser cada vez más personalizadas debido a la diversidad de la realidad de cada persona».

Menos estrés, más productividad

En este escenario, construir relaciones y ecosistemas de confianza, donde los colaboradores puedan construir dinámicas de trabajo donde se puedan sentir cómodos y desarrollar su potencial, es primordial.

En esta línea, el líder más que un supervisor debe ser un facilitador para que el colaborador pueda lograr tanto los objetivos propios como los propuestos por la organización.

«La sanidad mental, espiritual y emocional de un trabajador impacta directamente en la productividad y en los resultados de una empresa. Desde la dimensión organizacional, un trabajador infeliz es un inactivo y desde la dimensión personal, el deterioro de la salud mental no puede ir por sobre el trabajo. Hoy esto debe ser una prioridad de ambas partes», señala el ejecutivo.

Coincide Macarena Pérez al afirmar que una compañía que respeta los horarios de sus colaboradores y les permite pasar tiempo con sus familias o amigos «ve mejoras en la productividad, en el índice de ausentismo y lealtad. Además, los colaboradores tienen menos estrés y están más contentos en general, lo que provoca una mejora en el clima laboral».

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