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“Cerrar la brecha educativa, especialmente, en regiones, pasa en gran medida no solo por el tipo de educación e infraestructura a la que acceden las y los estudiantes, sino que también por el tipo de conexión que sus establecimientos poseen”, plantea experto en tecnología.
Si bien un 98% de las escuelas en nuestro país tienen acceso a Internet, solo el 65% de los establecimientos rurales disfrutan de una conexión de alta velocidad. Además, existen 1.495 localidades que carecen de acceso a la red, afectando directamente a 2.680 colegios sin este servicio esencial, de los cuales el 47% son rurales.
Una tarea difícil de remontar, especialmente en estos tiempos donde la digitalización se ha convertido en un pilar fundamental para la enseñanza y el aprendizaje. Pero gracias a servicios de Internet inalámbricos de alta velocidad ahora es posible.
“La infraestructura inalámbrica es solo el primer paso. Dar la oportunidad de experimentar Internet inalámbrico de alta velocidad a personas y sectores que de lo contrario no podrían estar expuestos a algo similar, significa abrir un mundo de posibilidades para que estudiantes y docentes exploren nuevos horizontes de conocimiento, colaboren sin barreras y accedan a recursos educativos globales”, señala Víctor Opazo Carvallo, gerente general de Netline, que cuenta con servicios como NetAir,
Con velocidades de 5Mb a 10GB, es posible adaptar el servicio de acuerdo con las necesidades de cada institución educativa, asegurando que una pequeña escuela rural o un amplio complejo universitario puedan beneficiarse de una conexión rápida, fiable y de alta calidad. De esta manera, esta tecnología se transforma en un puente hacia oportunidades educativas que antes eran inalcanzables para muchos.
Una de las grandes ventajas es su rápida instalación, que puede realizarse en menos de 24 horas, agilizando el acceso a la educación digital para muchas localidades que antes veían imposible este tipo de enlace y acceso a información.
Además, al ser un servicio inalámbrico, supera los desafíos geográficos y de infraestructura que tradicionalmente han limitado la expansión de Internet de alta velocidad en Chile.
“Cerrar la brecha educativa, especialmente, en regiones, pasa en gran medida no solo por el tipo de educación e infraestructura a la que acceden las y los estudiantes, sino que también por el tipo de conexión que sus establecimientos poseen, considerando que la tecnología tiene un espacio preponderante en todos los aspectos de nuestras vidas, y para muchos niños y jóvenes de zonas rurales, el colegio es un valioso espacio de contacto no solo con profesiones y compañeros, sino que también con el mundo”, comenta el ejecutivo.
