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Uso del suelo: un pilar indispensable del ecosistema terrestre Sustentabilidad

Uso del suelo: un pilar indispensable del ecosistema terrestre

Daniela Adonis
Por : Daniela Adonis Estudiante de Periodismo, Universidad Santo Tomás
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El suelo se considera la piel de la tierra. En ese sentido, es una parte esencial para sostener la vegetación de los ecosistemas terrestres. Sirve como soporte para las plantas, pero también les provee agua y minerales.


El suelo es indispensable para poder desarrollar vida en nuestro planeta. Es capaz de mantener la vegetación de los ecosistemas terrestres, así como también ayuda a proveer agua y nutrientes a las plantas. 

El profesor Eduardo Martínez, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, comenta que conocer la estructura del suelo es clave para comprender su dinámica y su rol crucial en el ecosistema.

“Está compuesto por tres fases: sólida, líquida y gaseosa. La fase sólida está conformada por minerales de distinto tamaño, fragmentos rocosos y algunos fragmentos de tamaño arena y arcilla, que son los más finos. La fase porosa está conformada por partes variables de agua y aire; esto es muy dinámico porque, a medida que el suelo está húmedo, se llena más de poros de agua, y a medida que se seca, se llena más de aire”, afirma.

Para ser idóneo en la construcción de infraestructuras, el suelo tiene que pasar por un proceso de trabajo que en sí mismo es bastante costoso. El académico de la Universidad de Chile comenta que “deberíamos procurar que los suelos no estén dentro de una zona afectada por algún daño, por ejemplo, zonas de riesgo volcánico o zonas inundables”.

Martínez añade que “desde el punto de vista del suelo en sí mismo y su capacidad para habilitar construcciones, se sabe que los suelos con pasamento rocoso, donde puedan llegar a las rocas coherentes, tienen mayores prestaciones para la construcción’, y enfatiza que ‘es más difícil con suelos poco coherentes, pero aquí quiero hacer un punto, porque tampoco es imposible. Yo diría que es una cuestión de más costos y más precauciones”.

En cuanto a la edificación y uso de suelos, es importante considerar que la urbanización sin planificación y la falta de consideración por el entorno pueden desencadenar problemas graves, como la erosión del suelo. El profesional indica que “se debería promover mantener la vegetación, si es que previamente hay vegetación natural en el entorno, porque esa vegetación, al estar presente, aumenta la capacidad de infiltración de agua que tiene el suelo”.

Es enfático al señalar que “eso permite que no escurra tanto y también hace que mantener la vegetación permita que se acumule carbono orgánico en el suelo a través de las raíces y las partes de las plantas que van cayendo año a año, van perdiendo las hojas y se van descomponiendo, lo que ayuda mucho a la captura de carbono”.

El suelo es un reservorio natural de carbono, uno que hasta hoy no ha sido tomado muy en cuenta en las políticas de cambio climático. Ese carbono almacenado es a través del carbono orgánico del suelo.

Es importante también para prevenir esta degradación que las prácticas incluyan un adecuado manejo de aguas pluviales, la conservación de la vegetación natural y regulaciones que promuevan la gestión sostenible del suelo.

Propuestas como fortalecer el rol planificador del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), regular el mercado de suelos y promover la gestión pública del suelo son cruciales para enfrentar la crisis urbana y conservar este recurso vital.

Según el mismo académico, “nosotros, los que investigamos el suelo desde el año 99, que fue el primer simposio para la creación de una ley de protección del suelo, hemos venido discutiendo estos temas, y sería muy bueno que esa discusión se materialice finalmente con una propuesta de ley que pueda ver la luz”.

En la voz del profesor Eduardo Martínez, el suelo deja de ser simplemente tierra bajo nuestros pies para convertirse en un elemento indispensable para el desarrollo sostenible. Sus palabras resuenan como un llamado urgente a la acción, recordándonos que la preservación de este recurso esencial no solo es una responsabilidad, sino también la clave para la protección del suelo en el futuro.

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