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La Antártica chilena: el encanto de un continente fascinante

La Antártica chilena: el encanto de un continente fascinante

El 15 de noviembre pasado, un meteorólogo de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) junto a diversos profesionales viajó hasta el Glaciar Unión en donde permanecerá hasta el 12 de enero de 2014.


Quienes, por una u otra razón, han tenido el privilegio de viajar y conocer el territorio antártico chileno quedan a tal punto deslumbrados con la cautivante belleza del paisaje y de la vida que, regresar al “paraíso blanco”, se transforma casi en una obsesión.

Observar el espectáculo de la migración anual de los pingüinos emperadores, luego que las hembras colocan un único huevo y peregrinan hacia el mar en búsqueda de alimento,  resulta a lo menos, fascinante.

Sentir la presencia de icebergs, cordilleras y planicies de hielos eternos, vivir una ventisca y conversar con el silencio en las latitudes más extremas es lo que motiva a turistas, investigadores chilenos y de todo el mundo a viajar a la Antártica Chilena.

Buscando tesoros

Más de cincuenta chilenos, entre científicos, profesionales y personal de las ramas de las Fuerzas Armadas iniciaron, el pasado 15 de noviembre, otra aventura en búsqueda de tesoros del conocimiento de un territorio nacional que se está integrando, poco a poco, a la vida de los chilenos que viven en el continente americano.

Nuevamente, un meteorólogo de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) se integró al selecto equipo que se trasladó desde Punta Arenas hasta Patriot Hills y luego hasta el Glaciar Unión, en donde instalarán y establecerán una base permanente.

La naturaleza del planeta no permite que viajes hasta esos helados y cautivantes parajes sea una empresa fácil.

El clima es uno de los principales escollos que hay que vencer. Y a punta del riesgo que corren estos cincuenta chilenos, más las tripulaciones de los aviones Hércules y Twin Otter de la Fuerza Aérea de Chile, el espíritu y el objetivo final sobrepasan las advertencias de los sentidos y controlan el instinto de supervivencia.

 Misión meteorológica

 El meteorólogo, Juan Aravena Pelezari, fue designado  -por su experiencia y conocimientos – para integrar este nuevo trabajo en la Antártica Chilena.

Su misión consiste en formular pronósticos diarios del estado de tiempo sobre parámetros de viento, presión, humedad y temperatura con la finalidad de informar a las aeronaves institucionales y privadas que operan en esas latitudes.

Para desempañar su trabajo opera una  Estación Automática Davis,un anemómetro de campaña Belfort y diversos tipos de sensores, entre ellos de temperatura, todo lo cual emplea no sólo para apoyar las operaciones aéreas, sino que también las expediciones científicas terrestres.

Trabajar en ese lugar significa estar dotado de una fuerza de voluntad a toda prueba para soportar temperaturas de entre 0 y -30 grados Celsius, con vientos de hasta 90 kilómetros por hora que provocan una sensación térmica de más de 30 grados bajo cero y ventiscas que pueden azotar durante varios días que hacen imposible salir de los refugios instalados.

El trabajo que realizan meteorólogos de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) en la antártica chilena se remonta al establecimiento de las primeras bases chilenas en el continente helado, allá por el año 1947.

 Aeródromos antárticos

Chile, desde la  década del cuarenta se encuentra poblando el territorio chileno antártico. Hoy existen seis bases permanentes, otros tantos refugios, una Villa habitacional, y los aeródromos Rodolfo Marsh y Unión Glaciar, certificados por la DGAC y Patriot Hills, militar.

El Presidente Gabriel González Videla fijó los límites de la prolongación del  territorio continental chileno a través del Decreto 1.747 del 6 de Noviembre de 1940 entre los meridianos 53º y 90º de longitud Oeste de Greenwich, entre el paso Drake y el Polo Sur como delimitaciones del sector chileno, en una extensión de 1.250.000 km2, siendo denominada Tierra de O’ Higgins.

El 18 de febrero de 1948, el mandatario se convirtió en el primer Presidente que pisó el territorio antártico chileno y tras él, varios Jefes de Estado han marcado presencia en más de seis décadas.

 Haciendo historia

La presencia de investigadores y personal de las instituciones de las Fuerzas Armadas data de la década del cuarenta.

Entre ellos se cuentan hitos que han quedado estampados en las páginas doradas de la historia como los vuelos de aviones de la Fuerza Aérea de Chile del  15 de febrero de 1947, el avión Vought Sikorsky OS2U “Kingfisher” Nº 308, pilotado por el Teniente 1º Arturo Parodi Alister.

Luego vino el memorable viaje – el 28 de diciembre de 1955, del bote volador “Catalina” N° 406  “Skua” comandado por Humberto Tenorio.

Y, más tarde, el primer vuelo de un avión comercial sobre la Antártica Chilena, el DC-6B de Línea Aérea Nacional, matrícula CC-CLDA, con ochenta pasajeros,  el 22 de diciembre de 1956.

El 15 de enero de 2013 arribó hasta el aeródromo Unión Glaciar, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a los Ministros de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, y de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, y los Comandantes en Jefes del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba; de la Armada, Edmundo González y de la Fuerza Aérea de Chile, General del Aire, Jorge Rojas Ávila.

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