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Valor Empresario: La buena calidad que permitió a Textiles Lourdes sobrevivir a las importaciones chinas Emprendedores destacados

Valor Empresario: La buena calidad que permitió a Textiles Lourdes sobrevivir a las importaciones chinas

La tradicional fábrica de toallas y sábanas logró sobreponerse a la debacle que vio caer al grueso de la industria textil local. Su gerente general, Cristián Meynet, dijo que la inversión en tecnología, para entre otras cosas elaborar productos amigables con el medio ambiente, ha sido clave para marcar una clara diferencia con la competencia.


Los bajos precios de los productos importados desde China y otros países asiáticos asestaron un duro golpe a la industria textil nacional, que de vivir una época dorada durante la segunda mitad del siglo XX, debió enfrentar en las últimas décadas el cierre de legendarias fábricas que se quedaron sin la posibilidad de competir.

Pero no todas sucumbieron. Una de las que logró sortear los embates del mercado fue Textiles Lourdes, cuya historia de emprendimiento con la fabricación de toallas y sábanas fue una de las seleccionadas este año por el programa Valor Empresario, una mirada diferente, de Bci.

Su gerente general, Cristián Meynet, explicó que la receta fue mantener la calidad y fomentar la innovación para mejorar la competitividad. Y aunque había estado en la empresa a mediados de los ’70, regresó a fines de los 80 precisamente para hacerse cargo de ese proceso.

“En 1989 estaba desapareciendo toda la industria textil por la baja de aranceles, porque no era productivo. Nuestra fortaleza era la calidad del producto. Pero todo el mundo se estaba asemejando al producto chino que llegaba a $990, o a $1.990. Era horroroso, era todo barato. Entonces dije que hacer un producto barato no era adecuado. Lourdes tenía que mantener la calidad, porque sus clientes quieren calidad y satisfacción y no van a comprar una toalla a la que  se le escurra el agua, no seque, o se azumague en invierno”, dijo.

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Venía sin embargo un segundo y trascendental paso. El de invertir en tecnología. “Para competir con los chinos  había que aumentar la productividad, o sea, había que meter tecnología. Partimos a recorrer el mundo, lo que no era tan fácil de hacer en ese entonces (…) y llegamos a la conclusión que los telares Dornier fabricados por Alemania eran los mejores y los que nos daban la mejor tecnología con un sistema de pinzas positivas que nos hacía hacer la mejor toalla”.

Admite que fue un proceso extraño, casi  contra natura, porque pusieron el foco en la modernización de su fábrica cuando a su alrededor “todos estaban quebrando”.  Afortunadamente, recordó, recibieron el apoyo de dos bancos y consiguieron aumentar considerablemente la productividad.

[cita tipo=»destaque»]“Nunca le saques nada a tus trabajadores porque los desmotivas. A los trabajadores hay que mantenerlos bien siempre, porque un trabajador desmotivado no produce, y si tú lo sacas ese trabajador no vuelve después a la industria productiva (…) Si cuidan a la gente y  manejan las variables de costo y endeudamiento adecuadamente y con perseverancia, van a ser siempre exitosos”.[/cita]

Fue sin duda uno de los momentos más complejos por los que atravesó la compañía que funciona desde 1937 y que sólo detuvo sus faenas en 2004, cuando se produjo la crisis por el corte de suministro de gas natural desde Argentina. “Nos paralizó 10 días, porque nos cortaron el gas y sin vapor las prensas no podían funcionar”, recordó.

La textil cuenta con varios puntos de venta en Santiago, incluido el tradicional salón de venta de la calle Santo Domingo, en Quinta Normal, que ha sido visitado por ilustres personajes del acontecer nacional en distintas épocas.

Modernización y sustentabilidad

Meynet sostuvo que la innovación en la textil es un proceso que no para, y que por tal razón mensualmente se reúne un comité de creatividad para sacar nuevos productos. También detalló que existe una política  permanente de  ajustar los procesos a las nuevas exigencias medio ambientales.

“Siempre nos estamos modernizando (…) porque nuestro producto, independiente de lo que se diga, es superior  a todo lo que está en el mercado porque tiene características que nos diferencian, como el hecho der ser compatible con el medio ambiente”, dijo, enfatizando que “nosotros fuimos la primera y única textil chilena certificada por la norma europea, estándar 100. Al principio era un plus, pero hoy día, aunque en Chile no se exige, afuera sí. Si tú quieres exportar a la Comunidad Europea y no tienes este certificado de respeto con el medio ambiente, mejor quédate en la casa”.

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Asimismo, detalló que los planes son dar pasos importantes de aquí a los próximos cuatro años en materia de sustentabilidad a través de la adquisición de equipos y máquinas más eficientes. “En tintorería ya lo hicimos: antes para teñir un kilo de toallas o un kilo de una prenda textil se necesitaban 15 litros de agua; hoy día con la tecnología que tenemos se necesitan cinco litros de agua”.

Buenos empresarios y trabajadores contentos

El gerente general de Lourdes afirma que el grueso de los empresarios chilenos cumple con todas las exigencias de la ley. Por ello considera injusto que el descrédito de quienes han sido acusados de irregularidades y de participar en situaciones de colusión en los últimos años se traduzca en un malestar generalizado contra todo el sector.
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“Yo me creo un buen empresario porque cumplo con el medio ambiente, a nuestra empresa no la paran cuando hay preemergencia ambiental porque estamos 10 veces bajo la norma, tenemos Responsabilidad Social. Pero hay un cuestionamiento a los empresarios, y eso creo que es culpa primero de los empresarios que no hemos sabido defendernos de ese cuestionamiento, y culpa de la autoridad que también los cuestiona. En Chile hay un millón de empresas ¿Cuántas pecan? ¿El uno por ciento, el dos? ¿Y qué pasa con el otro 98 que es correcto, que hace cualquier cantidad de cosas y da trabajo? Creo que a nosotros como empresarios nos ha faltado unirnos y salir a defender nuestra posición, y a los malos castigarlos, obvio, si ovejas negras hay en todas las familias”, subrayó.

Meynet dice en este aspecto que una de las cosas que distingue a los buenos empresarios es el buen trato a los trabajadores. Un asunto no menor, por cuanto es vital para asegurar una buena productividad.

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“Trabajamos con un libro abierto: nuestras personas y trabajadores saben todo lo que se vende en la empresa, lo que ganamos, lo que no ganamos… Saben todo y no se les esconde nada. Y más aún, saben que el 80% de lo que ganamos se reinvierte en la empresa. El otro 20 lo repartimos en partes bien proporcionales entre los dueños del capital y ellos. Más no podemos hacer”, señaló.

Finalmente, le dio un consejo a las nuevas generaciones para tener en cuenta en momentos de crisis. “Nunca le saques nada a tus trabajadores porque los desmotivas. A los trabajadores hay que mantenerlos bien siempre, porque un trabajador desmotivado no produce, y si tú lo sacas ese trabajador no vuelve después a la industria productiva (…) Si cuidan a la gente y  manejan las variables de costo y endeudamiento adecuadamente y con perseverancia, van a ser siempre exitosos”.

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