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Cómo usar la arriesgada tendencia de los trajes sin hombreras Sociedad

Cómo usar la arriesgada tendencia de los trajes sin hombreras

Es posible no perder la compostura completamente en este campo. Cuando su color es oscuro, su corte tradicional, o cruzado, una chaqueta sin hombreras puede exhibir una formalidad relajada digna de una noche elegante en la ciudad.


¿Alguna vez han sentido, caballeros, que llevan el peso del mundo sobre sus hombros?

¿Y les pareció, últimamente, que parte de esta carga tiene que ver con los hombros de sus trajes?

Son, después de todo, la parte más importante de la prenda. Cuando caen mal, la gente te juzga en silencio, a menos que seas Sean Spicer, en cuyo caso te juzgan a un volumen que perfora los tímpanos.

Desde la avenida Madison hasta los centros comerciales, muchos maniquíes visten chaquetas, abrigos deportivos y blazers de hombros algo caídos o sin hombreras. Estos trajes tienen poco relleno en los hombros, o ninguno, y se hacen en telas aptas para el verano, a veces con muy poca estructura. En el extremo indescriptible, cuando estas chaquetas carecen incluso de entretela parcial, parecen cardigans. Tales prendas tienen un lugar, y ese es California.

Pero es posible no perder la compostura completamente en este campo. Cuando su color es oscuro, su corte tradicional, o cruzado, una chaqueta sin hombreras puede exhibir una formalidad relajada digna de una noche elegante en la ciudad. Cuando una chaqueta muestra estas tres cualidades a la vez, es lo bastante flexible como para ser usada en cualquier lugar. Incluso podría resultar tan impresionante como un traje tradicional ampliamente provisto de entretela, gracias a la seguridad que transmite.

Como un clásico

En tanto el elegante enfoque de una chaqueta sin hombreras puede considerarse clásico, el look más prominente de la nueva temporada (al menos el más promovido) es la chaqueta de dos o tres botones, liviana y de colores suaves y, a veces, con una textura algo áspera. En tal contexto, estos son sacos para actividades laborales o casuales, para una boda al aire libre y hasta para usar con vaqueros. Entre sus usuarios tradicionales están los despreocupados playboys italianos y los en apariencia indiferentes “preppies” (alumnos de universidades de elite de Estados Unidos).

Algunos se refieren a la falta de hombreras como “hombros naturales”. Y hablando de la naturaleza: este tipo de hombros se ve muy bien en aquellos genéticamente bendecidos con ciertas proporciones. Si usted siente que su cabeza es demasiado grande para sus hombros, no debe usar estas chaquetas. Si sus hombros están encorvados, olvídese de ellas. Si saca del anaquel una chaqueta sin hombreras –o con unas mínimas– y al probársela ve que no le cae bien sobre los hombros, devuélvala a su lugar enseguida.

La regla es tan crucialmente importante como para justificar su repetición: no compre una chaqueta a menos que los hombros le caigan bien, y recuerde que, si son naturales o acolchados, caen bien cuando dan la impresión de una postura orgullosa. El saco es adecuado cuando nota cierta suavidad en la espalda y su cuello queda plano contra la camisa, y cuando sus bordes dan un abrazo platónico a sus deltoides.

Y recuerde, a pesar de los rumores sobre un resurgimiento del elegante traje de negocios de los ochenta, los hombros desmesurados que recientemente mostró en sus desfiles el vanguardista Balenciaga no deben tomarse seriamente. Son una broma.

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