Elemento no metálico bloquea enzima involucrada en la generación de placas amiloides que generan la enfermedad. Director del Centro de Envejecimiento y Regeneración, CARE-UC, señala que sus efectos activan la vía WNT, disminuyendo considerablemente la incidencia de este mal. La sustancia además estimula la formación de nuevas neuronas asociadas al aprendizaje y memoria.
El litio es un elemento no metálico usado por muchos años en trastornos del humor y depresión, en la prevención de suicidios y en tratamientos de personas bipolares. Sin embargo, recientes investigaciones preclínicas del Centro de Envejecimiento y Regeneración (CARE UC), de la Universidad Católica de Chile, demostraron que la sustancia tiene efectos neuroprotectores muy importantes, que podrían disminuir el desarrollo del Alzheimer.
Esto se debe, a que el litio participa en la activación de la vía de señalización WNT, elemento clave en el control de la patología. “En esta enfermedad las neuronas sufren un deterioro debido a la acumulación de un tipo de proteína insoluble llamada péptido beta amiloide, que interrumpe la función de señalización que comunica las neuronas entre sí. Entonces, al rescatar la vía WNT -mediante la inhibición de la enzima llamada GSK-3beta- es posible recuperar la relación entre las células cerebrales y prevenir lesiones, por lo que es muy importante buscar compuestos que la activen y que puedan transformarse en eventuales tratamientos para combatir esta patología. Recientemente, se ha comunicado que al aplicar microdosis de litio a modelos animales con la enfermedad además de cultivos celulares se inhibe en más de un 50% la acción de la enzima clave para la producción de los péptidos beta amiloides, responsables del Alzheimer”, señaló el Dr. Nibaldo Inestrosa, director del centro CARE UC.
El científico y Premio Nacional de Ciencias, señala además que la utilización de sales de litio ayuda a estimular el proceso de neurogénesis, o formación de nuevas neuronas en la parte del cerebro asociada con el aprendizaje y la memoria, siendo esto una nueva estrategia para combatir el Alzheimer. El académico agrega que el litio mejoró significativamente el rendimiento en aprendizaje contextual y memoria espacial en ratones que presentaban síndrome de Down, ya que la vía WNT aparentemente tiene un factor protector en esta enfermedad. Por esta misma razón, se estima que el Parkinson también podría ser tratado con litio.
La demencia es una prioridad de salud pública a nivel mundial. “Podemos afirmar que no existe ningún tema o enfermedad que convoque mayor preocupación que el Alzheimer y las patologías neurodegenerativas”, comenta Inestrosa.
Es considerada una emergencia internacional y como tal, la Organización Mundial de la Salud la declaró prioridad para todos los gobiernos, por lo que resulta trascendental la investigación de terapias efectivas. Y al parecer el litio podría transformarse en una de ellas.
El director del centro CARE UC es enfático en señalar que las cantidades de este elemento propuestas para ser utilizadas como tratamiento corresponden a microdosis. “Estamos hablando de dosis de 100 micro molar, es decir 10 a la menos 6, que son las concentraciones en las que uno logra estos efectos in vitro y en animales con respecto a Alzheimer. Mientras que cuando se tratan pacientes con litio para patologías del ánimo se utilizan concentraciones de 5 mili molar, es decir, mil veces más”.
Existe a nivel clínico una preocupación que el litio puede tener efectos contraproducentes. Sin embargo, esto ocurre en cantidades entre 100 y mil. “Por ejemplo, el litio tiende a afectar el riñón cuando la persona tiene diálisis o insuficiencia renal, pero a las concentraciones que se les da a las personas con depresión no con las que se utilizarían en el Alzheimer, que serían mucho más bajas, por eso se habla de microdosis”.
Los científicos del Centro CARE UC comenzaron a trabajar con el litio en distintos modelos de estudio durante el año 2002.
“Durante todos los años de análisis hemos podido demostrar que estimula la memoria espacial. Si se compara a animales normales, sin ninguna patología versus los mismos controles inyectados con litio, éstos últimos tienen un mejor comportamiento, son más rápidos, etc., a concentraciones relativamente bajas de litio. Esto es, entre 10 y 50 veces menor que las concentraciones que se usan en clínica para el tratamiento de la depresión”.
Inestrosa comenta que su grupo de investigación está interesado en estudiar otros elementos no metálicos (metales raros) que hasta ahora no han sido investigados. “Esto es para ver si hay otros compuestos que puedan ayudar a resolver problemas a nivel endocrinos, hormonales y de prevención de alteraciones del sistema nervioso”.
El Premio Nacional de Ciencias Naturales del año 2008 explica que considerando que nuestro país es el principal productor de este elemento no metálico a nivel mundial y que no está presente en ninguno de los alimentos de consumo habitual en la dieta de los chilenos, es necesario incorporar su consumo de manera cotidiana en la población en general. “Los estudios recientes han sido financiados por la Sociedad Química y Minera (SQM), la cual ha colaborado en estudios de investigación básica, que solo conducen a dar un mayor valor a la utilización del litio, y de paso resolver problemas de demencia y alteraciones cognitivas que padece el mundo entero”, asegura Inestrosa.
El especialista plantea que el litio debiera sea tratado como una política de salud pública, incorporando dosis mínimas en el agua, al igual como se hizo hace unas décadas con el flúor en el agua potable. “En Austria, los estudios indican que la mayor concentración de litio en el agua potable disminuyó considerablemente los índices de suicidio, comparado con ciudades con muy baja concentración de litio “
Más de 18 millones de personas padecen Alzheimer en el mundo, siendo esta enfermedad degenerativa la cuarta causa de muerte en el planeta.
De acuerdo a datos entregados por el Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington y su Primer Estudio Global de Carga de Enfermedades, realizado en 2013, los fallecimientos por este mal pasaron en el país del puesto 29 en 1990 al número 5 en 2012, lo que grafica un aumento de 526% en veinte años. Este incremento se debe a que, según la Organización Mundial de la Salud, la esperanza de vida media supera los 80 años, lo que nos convierte en el segundo territorio del continente con más cantidad de adultos mayores.
Además, en el año 2020 alrededor del 25% de la población mundial tendrá más de 65 años de edad, lo que impactará directamente la incidencia de la enfermedad de Alzheimer.
“El riesgo de padecer demencia aumenta claramente con la edad y se calcula que alrededor de un 45% de las personas mayores de 85 años más padecen deterioro cognitivo. Por eso resulta necesario investigar compuestos que puedan transformarse en futuras terapias para disminuir los efectos de esta patología en la población y mejorar la calidad de vida de los pacientes”, finaliza el Dr. Inestrosa.