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Una nutrición baja en proteínas puede retardar el envejecimiento Salud

Una nutrición baja en proteínas puede retardar el envejecimiento

Investigadora ha podido comprobar en el laboratorio con modelos animales. El estudio refuerza lo que ya han mostrado investigaciones previas en cuanto a que un estrés moderado, como la reducción de ciertos nutrientes, obliga al organismo a actuar con mayor eficiencia.


Las dietas bajas en proteínas pueden modular o incluso mejorar ciertas alteraciones metabólicas o cognitivas que se produce en el envejecimiento, asegura la bioquímica Soledad Matus del Centro Basal Ciencia & Vida de la Universidad San Sebastián. La especialista explica que cuando los organismos van envejeciendo pierden la capacidad de regular ciertos parámetros metabólicos, como la glicemia.

Un aspecto que puede verse alterado en el envejecimiento, es la memoria. Esta alteración se puede observar también en modelos envejecidos que son estudiados en el laboratorio que, a medida que van envejeciendo, presentan una memoria disminuida, lo que se refleja en dificultad para reconocer espacios, lugares, objetos. El cambio de dieta mejoró esta condición, asegura.

“Los animales que fueron alimentados con dietas bajas en proteínas tienen una mejora cognitiva y también una mejora en aspectos metabólicos generales”, destaca la Dra. Matus.

Otro experimento realizado en animales más jóvenes también mostró resultados reveladores aunque esta vez solo en los machos. Al reducir su ingesta de proteínas redujeron su peso y se volvieron mucho más rápidos. En las hembras, en cambio, el cambio de dieta no produjo mayores alteraciones y mantuvieron su peso.

La investigadora destaca que estos resultados muestran que cambios en la composición de los nutrientes en la dieta, en este caso, dietas bajas en proteínas, tienen impactos diferentes según el género, por lo que hay que ser doblemente cuidadosos al hacer este tipo de análisis.

Ingesta calórica y proteínas

Estudios previos han demostrado que reducir la ingesta calórica aumenta la longevidad y mejora la salud metabólica. Una investigación realizada en monos publicada en el 2009, analizó el efecto de la reducción del porcentaje de calorías en patologías o alteraciones asociadas al envejecimiento como apariciones de tumores, enfermedades cardiovasculares y metabolismo de la glucosa.

“Los monos que comieron menos calorías (30% menos) presentaron menor aparición de tumores, tuvieron un nivel de la glucosa mucho más estable y presentaron menos apariciones de enfermedades cardiovasculares. “Esto es bien notable porque el mono, es un modelo bastante cercano a los humanos”, dice la académica.

Además, las fotografías del experimento dejaron un testimonio visible de los efectos. “Los monos con dietas control (que no bajaron su ingesta de calorías), mostraron el pelaje más opaco, se veían más encorvados, en contraste con el aspecto de aquellos alimentados con menos calorías, que se describen como más ágiles, con el pelaje más brillante y una postura más erguida”.

“Lo que nos están diciendo estos datos es que el envejecimiento es un fenómeno que se puede modular con una estrategia nutricional, como lo es disminuir las calorías”, plantea.

El experimento de la Dra. Matus entonces aplicó una dieta que bajara las calorías, pero las que provenían solamente de las proteínas, y obtuvo un efecto benéfico a los animales envejecidos. “Entonces, el envejecimiento se puede modular a través de estrategias nutricionales, y también al modificar ciertos componentes de la dieta, que en este caso son las proteínas”.

Reconoce que también hay estudios que muestran que dietas donde se aumenta la ingesta de proteínas y se reducen los carbohidratos, también tienen efectos benéficos en el envejecimiento en modelos murinos. Puede ser que los mecanismos involucrados sean distintos en cada caso. Pero el mensaje es que las estrategias nutricionales, basadas en la modificación de los componentes de la dieta, modifican la calidad del envejecimiento, impactando aspectos cognitivos, de sobre vida y metabólicos”.

“La alimentación se basa en una combinación de carbohidratos, proteínas y grasas. Cuando decides reducir alguno de estos nutrientes, le estás enviando una señal a tu cuerpo de que algo que solía estar siempre disponible ya no lo está. Esto desencadena una respuesta en tu organismo”, detalla.

Por ejemplo, al disminuir los carbohidratos, surge una cuestión clave: mantener los niveles de glucosa u otra fuente de energía en la sangre. “Entonces, cuando dejas de ingerir carbohidratos, el metabolismo cambia, se adapta y hay una “reprogramación” que permite generar glucosa o utilizar otras moléculas, por ejemplo las grasas, para generar energía”, explica.

Proceso de adaptación

Lo clave es la adaptación. Pareciera ser que cuando el organismo deja de recibir ciertos nutrientes, se adapta y el funcionamiento en condiciones de adaptación produce una mejora generalizada.

Detrás de esta adaptación hay una proteína, la GCN2 que es el objeto principal de estudio de la investigadora.

”La GCNN2, es un sensor dentro de las células que activa procesos de adaptación cuando se produce una baja en los nutrientes ingeridos, en particular, las proteinas.

Observaron que los cambios metabólicos y cognitivos positivos observados en los animales viejos dependían de esta proteína. “Precisamente ese es su trabajo, estar permanentemente mirando cuál es el estado proteico del ambiente celular y cuando las proteínas bajan sus niveles, promueve la adaptación de estos organismos”. De hecho, indica que los animales más viejos que no tienen esta proteína en los genes viven menos.

Cuando se le baja ciertas cantidades de nutrientes a un organismo, lo que se le hace es estresarlo. “Pareciera que ciertos niveles de estrés moderado, lo que hacen generalmente es poner a los organismos, las células, a todo el sistema en un modo de trabajo de mucha eficiencia. Y eso pareciera que le hace bien”, destaca.

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