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Con marcadores biológicos se está elaborando radiografía del envejecimiento en Chile Salud

Con marcadores biológicos se está elaborando radiografía del envejecimiento en Chile

Estudio pionero ya reclutó a 150 adultos mayores de las comunas de Macul y La Reina. Investigación es dirigida por científicos y profesionales médicos del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, GERO.


Con el estudio de biomarcadores –moléculas y sustancias del organismo posibles de testear- se está elaborando una radiografía del envejecimiento en Chile, dirigido por científicos y profesionales médicos del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, GERO.

Más de 150 adultos mayores de la capital ya fueron reclutados. El Dr. Christian González, director del organismo y académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile explica que uno de los objetivos de esta investigación –que considera a 300 hombres y mujeres mayores de 70 años, pertenecientes a Fonasa- es validar herramientas que puedan indicar si una persona va a envejecer de forma saludable o patológica.

“Queremos determinar biomarcadores de forma similar a lo que ocurre con el análisis de la glicemia y su relación con la diabetes. Con eso, podremos estratificar a la población y ver qué diferencias existen entre la edad biológica y la edad cronológica, y qué factores influyen en la transición de un individuo sano a uno con deterioro cognitivo”, asegura.

Alianza internacional para entender envejecimiento

Cerca de 10 mil datos se podrán obtener por cada participante. El estudio ya cuenta con el respaldo internacional del Dr. Nathan Yates, director científico del Centro Biomedical Mass Spectrometry de la Universidad de Pittsburgh, y quien recientemente visitó nuestro país en el marco de un proyecto de colaboración gracias al cual se podrán explorar las herramientas desarrolladas por el científico norteamericano.

El químico analista es experto en el campo de las enfermedades neurodegenerativas, con énfasis en el estudio de factores de riesgo y biomarcadores por espectrometría de masas. Esta última es una técnica de análisis que permite determinar la distribución de moléculas de una sustancia en función de su masa. En ese contexto, desarrolló una herramienta tecnológica para cuantificar e identificar proteínas biológicamente relevantes.

Asimismo, el Dr. Yates, con más de 17 años de experiencia en empresa, es pionero en el descubrimiento de biomarcadores a gran escala en neurociencia, trastornos metabólicos, enfermedades cardiovasculares y envejecimiento, entre otras áreas terapéuticas claves.

“Actualmente, hemos trabajado con ratones envejecidos y descubrimos alrededor de 14 prototipos de péptidos que podrían estar influyendo en el envejecimiento. Hemos hecho algunas mediciones en el hígado y después realizaremos otras en sangre y otros fluidos como el líquido céfalo raquídeo, plasma o suero. Nuestra idea es poder trasladar estos nuevos hallazgos a personas, tal como lo hemos hecho en otras ocasiones”, explicó durante su visita.

El perfil de las personas reclutadas para el estudio son aquellas que presenten un deterioro cognitivo leve o alguna queja subjetiva de memoria, situación que puede ser reportada por el mismo individuo o su círculo cercano. En ese marco, se espera que un porcentaje de los encuestados mantenga un estado saludable y el otro, evolucione a un estado más patológico. La idea entonces es evaluar y comparar las diferentes muestras de la población.

“Nuestros estudios proponen identificar diferentes moléculas periféricas obtenidas de nuestra cohorte para estudiar cuáles de ellas podrían influir en el desarrollo de una patología. En otras palabras, nos interesa poder diferenciar qué personas tienen más probabilidades de desarrollar una condición de enfermedad antes de que se genere. Nuestra intención es utilizar algunas herramientas propuestas por el Dr. Nathan Yates, quien hace una especie de barrido para medir diferentes proteínas como biomarcadores del envejecimiento patológico”, comenta la Dra. Claudia Duran-Aniotz, investigadora a cargo de la investigación.

Marcadores de inflamación

A su vez, el director de GERO explica que cuando aumenta la inflamación en el organismo “también incrementa la posibilidad de que el envejecimiento se haga en condiciones más cercanas a lo patológico que a lo fisiológico”. Por esta razón, algunos de los biomarcadores que desean buscar en la población son de tipo inflamatorio. Esto, en el marco de un fenómeno que González denomina el “inflammaging”.

Esta teoría, reconocida mundialmente, se basa en que el envejecimiento ya no sólo se debe al estrés oxidativo, sino también a la forma en que nuestras células se comunican, lo que lleva a una inflamación crónica de bajo nivel. Esto implica que el sistema inmune lucha contra sí mismo durante este período.

“En nuestra cohorte queremos analizar distintos tipos de citoquinas y/o quimioquinas –moléculas relacionadas con procesos inflamatorios- que podrían estar aumentadas o disminuidas periféricamente, en relación a pacientes con Alzheimer y controles, estudiando posibles biomarcadores inflamatorios en nuestra población chilena”, señala la investigadora.

En cuanto a la inflamación, la científica explica que no se sabe aún si ésta es causa o consecuencia de las enfermedades neurodegenerativas. “Al parecer al principio de la enfermedad, la neuroinflamación podría estar favoreciendo la eliminación de las proteínas toxicas en el cerebro. Sin embargo, en estadios más avanzados de la patología, la investigación apunta a que esta inflamación podría contribuir a la progresión de la enfermedad. Además, en estadios avanzados donde se produce un quiebre de la barrera hematoencefálica, las células y sustancias proinflamatorias de la periferia pueden pasar a través de ella y llegar al cerebro, pudiendo afectar directamente a este órgano”, sostiene..

Además, señala que otro de los desafíos es integrar los conocimientos del Dr. Yates en relación al Alzheimer, quien está estandarizando una técnica para detectar el péptido beta amiloide –uno de los precursores de esta patología-, en muestras de suero y plasma, que pueden obtenerse de la sangre. Esto podría contribuir al diagnóstico precoz de la enfermedad y a la validación de factores de riesgo, especialmente aplicables a la población chilena.

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