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Pérdidas de JPMorgan desatan temor en Wall Street a que le impongan límites al tamaño de las firmas


Más de los demasiado grandes para quebrar. Ahora llegan los demasiado grandes de administrar.

La investigación del Congreso sobre la pérdida operativa de US$2.000 millones de JPMorgan Chase Co. ha reanimado la cuestión de si un banco puede hacerse demasiado grande y complejo para que sus propios ejecutivos puedan administrarlo. El sector bancario advierte que en Capitol Hill cobra fuerza la idea de limitar las dimensiones de la firmas de Wall Street.

“Parece haber un creciente interés en algún tipo de propuesta de división”, dijo Sheila Bair, una ex presidenta de la Corporación Federal de Seguros de Depósito, FDIC por la sigla en inglés.

El máximo responsable ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon, dijo la semana pasada a la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes que las pérdidas, que redujeron unos US$23.000 millones el valor de mercado del banco, obedecían a una mala estrategia de inversión sumada a falencias de administración.

El senador Sherrod Brown aprovechó la admisión.

“Por lo que parece, los ejecutivos y los organismos reguladores no pueden entender lo que pasa en tantas oficinas al mismo tiempo”, dijo el demócrata de Ohio durante la audiencia del 13 de junio. “Eso me demuestra que los bancos demasiado grandes para quebrar son demasiado grandes de administrar y demasiado grandes para que se los pueda regular”.

Si bien quienes hacen lobby a favor del banco dicen que sigue preocupándoles que la pérdida operativa de JPMorgan pueda llevar a los organismos reguladores a disponer reglas estadounidenses más estrictas en lo relativo a la operación por cuenta propia, también analizan con atención el discurso emergente sobre las entidades demasiado grandes para que se las pueda administrar.

 

Desplazamiento del debate

 

El sector financiero teme que la idea pueda unir a los demócratas que impulsan una reducción de las dimensiones de los bancos y a los republicanos que piensan que la ley Dodd-Frank de 2010 debe rechazarse porque ofrece protecciones reguladoras especiales a firmas “importantes en términos del sistema”. El desplazamiento de los términos del debate político de la frase más vaga de los demasiado grandes para quebrar podría hacer que las cosas resultaran más fáciles de explicar a la opinión pública, dijeron los integrantes del lobby, que hablaron con la condición de que no se revelara su identidad porque las conversaciones son privadas.

Tanto demócratas como republicanos analizan versiones de propuestas sobre los demasiado grandes de administrar. Brown ha auspiciado un proyecto de ley que limitaría las dimensiones de lo que califica de “megabancos”. Thomas Hoenig, miembro de la FDIC, ha impulsado una versión moderna de la Ley Glass-Steagall de 1933 que apunta a separar las operaciones bancarias de mayor riesgo de las unidades que manejan depósitos.

En su testimonio ante el Senado de la semana pasada, Dimon defendió a los bancos más grandes y dijo que son necesarios para proporcionar servicios a empresas multinacionales, lo que comprende líneas de crédito que pueden alcanzar miles de millones de dólares. Destacó también que las dimensiones de JPMorgan resultaron útiles a la hora de resistir el derrumbe económico de 2008.

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