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Multimillonario banquero venezolano se beneficia con socialismo de Chávez


En enero último, cuando todavía pronunciaba los discursos maratónicos que son su marca registrada, el presidente venezolano Hugo Chávez utilizó la televisión estatal para amenazar una vez más con nacionalizar los bancos de su país. Mirando hacia la cámara, se dirigió a un banquero por su nombre: Juan Carlos Escotet.

Chávez exhortó al propietario de Banesco Banco Universal CA, el segundo prestamista más grande del país, a cumplir con su exigencia de que el sector financiero entregara efectivo al gobierno para créditos agrícolas.

“Escotet, tú me dices”, dijo Chávez en su programa semanal “Aló Presidente”, desde entonces suspendido por la campaña presidencial de este año y la nueva serie de tratamientos oncológicos. “Si tú no puedes, dame acá el banco. Dime cuánto cuesta tu banco, y de una vez lo nacionalizamos”.

Chávez, que llevó a cabo más de 1.000 adquisiciones forzosas desde que asumió su cargo hace 14 años, no cumplió su amenaza. De hecho, su reinado ha sido una bendición para los bancos, que se enriquecen con los controles cambiarios y las altas tasas de interés que han hundido a buena parte de la economía productiva de Venezuela. Extendiéndose en todo el Caribe hasta Miami y Panamá, el imperio financiero de capital cerrado ha permitido a Escotet amasar una fortuna por valor de US$1.300 millones como mínimo, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.

Escotet, de 53 años, comenzó a recibir llamadas de Chávez en la televisión en vivo cuando empezó a estar al frente de la asociación bancaria del país en 2010. Desde que se alejó del cargo el año pasado, ha mantenido un perfil más bajo. Nunca figuró en una clasificación internacional de riqueza y se negó a hacer comentarios para este informe.

Socialismo siglo XXI

“La amenaza no es sobre la banca como sistema, sino sobre el banquero como dueño del banco. No hay que negar que sobre ese banquero hay un riesgo de patrimonio y hay un riesgo de nombre”, dijo Francisco Faraco, consultor del área de riesgo financiero en Caracas.

Como parte del proyecto que él llama socialismo siglo XXI, Chávez ha impuesto topes sobre los precios a empresas como Procter Gamble Co. y Colgate-Palmolive Co. En medio de los controles cambiarios que se aplican desde 2003, las empresas como el proveedor de autos blindados Brinks Co. han recurrido al mercado negro para comprar dólares y repatriar dividendos.

La escasez de dólares para importaciones, sumada a una industria local que se contrae, obliga a los venezolanos a enfrentar con frecuencia déficits de productos alimentarios básicos como azúcar y leche. Chávez también cerró firmas de corretaje y encarceló a banqueros. Uno de ellos, Ricardo Fernández Barrueco, lleva preso más de tres años a la espera de un juicio por presunta malversación de fondos de depositantes.

Crédito subsidiado

No obstante, el proyecto socialista de Chávez depende de los bancos capitalistas. Necesita entidades como la de Escotet para financiar la creciente deuda pública de Venezuela, según Faraco. Es lo que alimenta los programas sociales que redujeron la pobreza e hicieron popular al presidente, llevándolo a la reelección por más de 10 puntos porcentuales en octubre. Aun con Chávez en Cuba, recuperándose de su cuarta cirugía por un cáncer desde el año pasado, sus aliados obtuvieron 20 de las 23 gobernaciones en las elecciones regionales de este último fin de semana.

Invertir en bonos públicos es rentable para los bancos debido a los elevados costos de endeudamiento de Venezuela –los segundos más altos entre los grandes países en desarrollo, según JPMorgan Chase Co. Los bancos cobran tasas de interés aún más altas a los consumidores, que se sienten motivados por la inflación anual de 18 por ciento a comprar bienes como máquinas de lavar y autos a crédito. Esto compensa con creces el crédito subsidiado que Chávez impone para áreas como agricultura y vivienda.

El auge del gasto del gobierno ha generado una inundación de bolívares venezolanos que están en su mayor parte atrapados en el país debido a los controles cambiarios. Por esa razón, los bancos pueden ofrecer tasas de interés cercanas a cero sobre los depósitos, según Ricardo Villasmil, economista de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, que asesoró a la oposición en las elecciones de octubre.

Frenesí de gasto

Tomados en su conjunto, estos factores hacen que los bancos venezolanos figuren entre los más rentables del mundo. Ayudados en parte por el frenesí de gasto del gobierno durante el año electoral, generaron un rendimiento medio del capital de 53 por ciento hasta octubre, según el regulador bancario del país. Ese indicador de rentabilidad se compara con el pico máximo de 34 por ciento de Goldman Sachs Group Inc. en 2007, muestran datos compilados por Bloomberg.

“Es una paradoja, porque de este modo ahora los bancos están ganando plata casi sin hacer nada”, dijo Villasmil.

Banesco tiene activos por más de 100.000 millones de bolívares (US$23.300 millones). Es superado únicamente por Banco de Venezuela SA, que Chávez expropió a Banco Santander SA de España en 2009. El marxista confeso pagó a Santander alrededor de US$1.100 millones, o sea aproximadamente 95 por ciento del valor libro de la unidad al tipo de cambio oficial artificialmente fuerte. El valor libro se define como los activos totales menos el pasivo.

Prestamista panameño

Escotet controla 58,9 por ciento de Banesco en Venezuela, según documentación presentada ante el registro de empresas de España por Banesco Corporación Holding Hispania SL, su vehículo de inversión con sede en Madrid. La empresa venezolana insignia tenía un valor libro de cerca de 7.900 millones de bolívares al 30 de septiembre, según muestran los estados de cuenta en su sitio en Internet. Sobre la base del precio que Chávez pagó por las operaciones venezolanas de Santander, al tipo de cambio ajustado por inflación de la consultora financiera con sede en Caracas Ecoanalítica de 8,4 bolívares por dólar, la participación de Escotet asciende a unos US$525 millones. El tipo de cambio oficial es actualmente de 4,3 bolívares por dólar.

El segundo activo más grande de Escotet es el banco Banesco SA con sede en Panamá. Dado que la unidad opera en dólares fuera de Venezuela y no está sujeta a confiscación por parte del gobierno de Chávez, su valor está basado en los múltiplos precio/libro y precio/ganancias de cinco bancos latinoamericanos que cotizan en bolsa: Bancolombia SA, Scotiabank Perú SA, Banco de Crédito Inversiones de Chile, Grupo Financiero Banorte SAB de México e Itaú Unibanco Holding SA de Brasil. El prestamista panameño reportó un valor libro de US$264 millones y un beneficio en 12 meses de US$47 millones al 30 de junio, según su sitio en Internet, lo cual hace que su participación de 70,4 por ciento tenga un valor de US$430 millones.

Unidades más pequeñas

Escotet también es dueño de TodoTicket 2004 CA, que administra los beneficios para empleados correspondientes a empresas y entidades públicas. Junto con su proveedor de seguros venezolano y Banesco USA con sede en Miami, las unidades más pequeñas del multimillonario están valorizadas en US$120 millones en total, según datos compilados por Bloomberg. Luego de contabilizar dividendos, reinversiones y desempeño en el mercado, Escotet controla probablemente 1.600 millones de bolívares como mínimo en efectivo y otros activos invertibles, o sea US$200 millones al tipo de cambio real de Ecoanalítica, según la clasificación.

“No es verdad que los banqueros venezolanos son unos tiburones”, dijo Faraco, el consultor en el área de riesgo financiero, refiriéndose a la rentabilidad del sector. “Esto es consecuencia de la política económica del gobierno de Chávez”.

‘Educación, perseverancia’

Escotet, uno de ocho hijos de inmigrantes españoles, comenzó trabajando como “office boy” en un banco venezolano en 1976, según una entrevista publicada el año pasado por la revista Mercado de la República Dominicana. Cursó sus estudios universitarios de noche mientras trabajaba con horario completo en un prestamista llamado Banco Unión, que en ese entonces pertenecía a la segunda generación de la familia banquera local Salvatierra.

“La banca no corre en mi familia. En mi familia lo que corre es mucha educación, mucho tesón”, dijo Escotet a la revista.

Faraco conoció a Escotet cuando el multimillonario era ejecutivo de Sociedad Financiera Latinoamericana y trataba de encontrar un nombre para su incipiente imperio bancario.

“La palabra Banesco la vi por primera vez en este sofá de mi oficina. Él traía un cuaderno. Había allí una cantidad de logotipos y un nombre. En ese momento no tenía ningún banco, pero si muchas ganas”, dijo Faraco.

‘Plan B’

A comienzos de los años 1990, Escotet había acumulado suficiente efectivo como para comprar el pequeño prestamista Bancentro a empresarios locales. Fundó su unidad en Panamá en 1992. Aprovechando una crisis financiera en Venezuela, se alzó con media docena de entidades de ahorro y préstamo a mediados de la década.

Otra oportunidad se presentó cuando la familia Salvatierra tomó un préstamo por US$150 millones de Citigroup Inc. para frenar una compra hostil de Banco Unión a fines de los años 1990. Cortos de efectivo, en 2000 aceptaron una oferta de Escotet de renegociar la deuda con Citigroup, fusionando Unión a Banesco como parte del acuerdo.

Junto con sus bancos en Panamá y Miami –donde se halla la comunidad mundial más grande de expatriados venezolanos- Escotet abrió filiales en Colombia, Curazao, la República Dominicana y Puerto Rico. La mayoría de los empresarios venezolanos crea esta suerte de “Plan B” fuera del país, según Faraco. Escotet, casado y con tres hijos, sigue viviendo en Caracas.

Hostilidad, afinidad

En un discurso este mes, cuando Chávez anunció que tenía nuevamente cáncer, ungió al vicepresidente Nicolás Maduro como su sucesor favorito. Según la constitución, si el presidente no puede continuar en su cargo, debe convocarse a elecciones generales dentro de los 30 días. Maduro, ex conductor de autobús y líder sindical, ha prometido mantener el socialismo siglo XXI de Chávez.

Pese a la hostilidad de Chávez hacia el capitalismo, Escotet ha expresado cierta afinidad con la visión del presidente enfermo. En una entrevista transmitida el año pasado por la TV estatal, cuando presidía la asociación bancaria, defendió a su sector de las críticas relativas al papel que había desempeñado en la financiación de proyectos de viviendas –una prioridad del gobierno de Chávez- que se habían ido a pique.

“Nada nos puede tocar más a los banqueros que justamente los problemas sociales porque al fin y al cabo son nuestros clientes. Los banqueros estamos para apostar por todo lo que sea favorable para Venezuela”, dijo Escotet.

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