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Multimillonarios brasileños forjan fortuna oculta de US$13.000 millones gracias al «niobio»


En 1965, el almirante de la Marina de los Estados Unidos Arthur W. Radford convenció a Walther Moreira Salles, un banquero brasileño y ex embajador en Washington, de respaldar un emprendimiento para la producción de algo llamado niobio.

En ese momento no había mercado ni uso comercial alguno para el elemento, sino sólo estudios que sugerían que pequeñas cantidades del polvo podrían hacer el acero más fuerte y flexible. Radford integró la junta directiva de la compañía minera Molycorp Inc., que había adquirido los derechos de los yacimientos de niobio en el estado brasileño de Minas Gerais, y necesitaba otro inversor para iniciar las exploraciones.

Moreira Salles decidió comprar una participación mayoritaria en la operación, y la apuesta rindió frutos. En la actualidad, el metal está presente en la décima parte del nuevo acero que se produce en el mundo destinado a autos, oleoductos y motores de aviones. Luego de comprar Molycorp de forma gradual, la familia produce ahora el 85 por ciento del niobio del mundo.

Su dominio del mercado ha contribuido a hacer de los herederos del magnate la familia más rica de Brasil. Sus cuatro hijos, Fernando, Pedro, Joao y Walter, controlan una fortuna total de US$27.000 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Los hermanos no aparecen en ningún ranking internacional de riqueza.

“Creamos el mercado”, dijo Tadeu Carneiro, máximo responsable ejecutivo de Cia. Brasileira de Metalurgia e Mineraçao, la compañía de niobio de la familia, en una entrevista en su oficina de Sao Paulo. Sobre su escritorio hay un fragmento de la pesada y lustrosa aleación que vende CBMM. “Ahora es evidente por su valor y sus dividendos que se trata de una compañía fantástica, pero empezamos de cero, cuando el niobio no era más que un sueño de laboratorio”.

Interés bancario

CBMM genera más de US$600 millones en ganancias anuales, indican las declaraciones financieras que se dan a conocer. Tiene un valor de por lo menos US$13.000 millones, sobre la base de la venta por parte de la familia de una participación de 30 por ciento a un grupo de empresas siderúrgicas asiáticas por US$3.900 millones en 2011. Se estima que los hermanos tienen participaciones iguales del restante 70 por ciento de la compañía, según el ranking de Bloomberg.

Los activos de niobio de la familia son más valiosos que sus US$7.100 millones en Itaú Unibanco Holding SA, el mayor banco de América Latina por valor de mercado, por los que son más conocidos. A través de la compañía Cia. E. Johnston, que está dividida por partes iguales entre los cuatro hermanos, éstos poseen el 33,5 por ciento del vehículo Itaú Unibanco Participaçoes SA, el cual controla a su vez el 51 por ciento de las acciones con derecho a voto de Itaú, según informes presentados ante la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos, SEC por la sigla en inglés, y el organismo regulador brasileño.

Los dividendos de CBMM han resultado lucrativos, y con frecuencia superan el 50 por ciento de ingresos netos anuales, según declaraciones de la compañía publicadas en el boletín oficial del estado de Minas Gerais. Sobre la base de un análisis de esos pagos, así como de las distribuciones de Itaú Unibanco, los impuestos y el desempeño de mercado, es probable que la familia Moreira Salles controle una cartera de activos invertibles de casi US$11.000 millones, según el ranking.

Los hermanos Moreira Salles se negaron a hacer declaraciones sobre su patrimonio, según un vocero que pidió que no se revelara su identidad.

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