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Madres sobreviviendo a la pandemia Yo opino Crédito: Agencia Uno

Madres sobreviviendo a la pandemia

Pamela Labatut Hernández
Por : Pamela Labatut Hernández Psicóloga clínica perinatal, psicoterapeuta, miembro de la Red Chilena de Salud mental perinatal
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La necesidad de sobrevivir se activa desde el minuto en el que se ve amenazada nuestra supervivencia a través de una de nuestra emociones básicas: el miedo. Cuando tenemos miedo y vemos amenazada nuestra existencia o las de los que más amamos, somos capaces de todo, de todo. Mamás que levantan autos si sus hijos quedaron atrapados, como si tuvieran la fuerza de 100 hombres. Personas que corren a altas velocidades, reflejos «milagrosos» y una serie de habilidades que se despliegan simplemente para sobrevivir. En esta crisis sanitaria, nuestros peores miedos se han activado, y con ello, una serie de conductas primitivas para mitigarlos. Esperar que las madres quieran volver a trabajar tras haber parido, cuando hay todo un planeta en peligro, es, por lo bajo, delirante por parte de las autoridades.

Verán, el cerebro cuando tiene miedo (y vaya que los medios de comunicación han sabido como conectarnos con el miedo) tiene dos posibles respuestas: atacar o huir. Esto es parte esencial de nuestra experiencia humana. O atacamos frente al peligro o salimos huyendo.

Entonces, ¿que está pasando frente a esta pandemia? nos están pidiendo «normalidad» en nuestras labores profesionales, cuando lo único que quiere cualquier ser humano es estar con sus seres amados, cuidándose y cuidándolos. Ahora, esto difiere de ser una conducta inmadura u oportunista. Esta es, realmente, una respuesta normal frente al peligro. Lo anormal es obligar al cerebro a tratar de enfocarse en trabajar y criar, como si nada hubiese cambiado a nuestro mundo. Ese cerebro humano simplemente no puede hacerlo. ¿Y saben qué adultos no logran sortearlo bien? Aquellos que no pudieron tener las suficientes experiencias placenteras de haber sido sostenidos consistente y afectivamente por sus figuras de apego.

[cita tipo=»destaque»] El Estado de Chile debe hacerse cargo de la ciudadanía, pero en particular, de la mujer madre, la que está criando a esos futuros adultos que abrirán o cerrarán las puertas de la economía en nuestro país, que destacarán en ciencias, que generaran consciencia ambiental, que crearán el mundo que viviremos mañana.  [/cita]

En otras palabras, esos adultos fueron niños a los que no les tomaron tanto en cuenta, les entrenaron el sueño, les obligaron a comerse sus rabias y penas, ya que ante sus necesidades, primaron más bien las necesidades del adulto. Entonces luego tenemos a estos adultos actuales con poca capacidad de respuesta resiliente frente al estrés, tratando de lidiar con una pandemia, cosa que nunca nadie pudo educar en su prevención porque simplemente nadie pensó que esto pasaría. En Chile, la salud mental de los adultos es de las peores en el mundo, lo que entonces nos lleva a mirar cómo ellos fueron criados y sostenidos en esas necesidades, volviendo al punto anterior. Si no fueron suficientemente contenidos y satisfechos en sus necesidades básicas (incluidas por supuesto las psicoemocionales) hoy por hoy, no logran regularse bien frente al estrés, no son capaces de manejarlo efectivamente y por lo tanto, se hacen imperativos nuevos abordajes a la salud mental perinatal, para prevenir que todo esto ocurra. ¿Y cómo hacemos eso? Escuchando a las puérperas, respetando a las puérperas, validando esta etapa del ciclo vital, crítica para el desarrollo de ella y los hijos que cría.

No podemos pedirle a una puérpera cuyo cerebro se modificó estructuralmente durante toda su gestación para saber leer a su bebé, que hoy lo abandone a su suerte mientras un virus arrasa con la vida de miles de personas a nivel mundial. Es de una falta de empatía tremendamente violenta, exigirle a una mujer que se encuentra en una etapa altamente sensible, pedirle que abandone a la cría que tanto ha querido nutrir y amar. ¿Cuántos mamíferos abandonan a sus crías por exigencias culturales? Ninguno.

Hay algunos que lo hacen cuando saben que es la única forma de que los hermanos sobrevivan o cuando se ve amenazada su existencia, y esos son los casos extremos. Hoy estamos frente a un caso extremo Hoy estamos frente a una pandemia que nos obliga a flexibilizar en todo orden de cosas para poder sobrevivir. Hoy, mujeres y hombres estamos flexibilizando dentro de casa para encontrar la forma de sentirnos seguros y a salvo, y desde ahí poder criar con mayor tranquilidad. Hoy, las madres, hemos visto como nuevamente, la violencia sistemática del patriarcado, nos pega en la cara una vez más, nos ningunea e invisibiliza, nos maltrata. Hoy, se sigue juzgando duramente a la mamá que dejó a su bebé en el jardín infantil clandestino, cuando la empresa donde trabaja, vulneró totalmente sus derechos y la puso contra la espada y la parad al elegir entre trabajar y comer, o no trabajar y no tener cómo sostener una casa con una cría a cuestas, siendo además importante destacar la cantidad de familias monoparentales donde la mujer es la única sostenedora de su hogar. ¿Qué hace esa mamá? ¿elige renunciar? se queda sin dinero, con fuero materno en plena pandemia, donde claramente nadie la querrá contratar o termina optando por bajar la cabeza, apretar los dientes y dejar a su cría en un lugar cerrado, lleno de niños que no tiene idea si podrían contagiar al suyo y a ella misma, peligrando incluso su vida, pues sabemos, ha muerto gente joven sin enfermedades pre-existentes.

El Estado de Chile debe hacerse cargo de la ciudadanía, pero en particular, de la mujer madre, la que está criando a esos futuros adultos que abrirán o cerrarán las puertas de la economía en nuestro país, que destacarán en ciencias, que generaran consciencia ambiental, que crearán el mundo que viviremos mañana. Cuidar la salud mental materna es cuidar la economía de todo un país, pensar en ayudas como las propuestas, es de una miopía emocional alarmante. Cualquier persona con algo de sentido común sabe el real impacto que genera que la fuerza laboral femenina se vea afectada. El costo es mucho más alto del que se les está proponiendo abordar! ¿Es fácil gobernar en pandemia? Por supuesto que no, pero para eso está toda la evidencia en neurociencias. Un cerebro en calma toma buenas decisiones. Unas buena decisión, viene de una buena salud mental. ¿Están entonces las autoridades con buena salud mental? Si no lo están, entonces, ¿qué esperan para activar de una buena vez las políticas públicas necesarias para que todos podamos tener el derecho básico de una vida saludable mental y emocionalmente?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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