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Gabriela Mistral a setenta y cinco años del premio Nobel de Literatura: una mujer más allá de los límites de la historia BRAGA

Gabriela Mistral a setenta y cinco años del premio Nobel de Literatura: una mujer más allá de los límites de la historia

Javiera Bruna
Por : Javiera Bruna Fonoaudióloga y Comunicadora
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El 10 de diciembre de 1945 Gabriela Mistral ganó el premio Nobel de Literatura ante la Academia Sueca. A setenta y cinco años de cumplido ese hito, la cultura chilena aún no completa su deuda con las múltiples facetas que componen la vida de una de las escritoras más potentes de la historia. El Mostrador Braga, desentraña algunos de los hitos centrales de la vida de esta mujer inolvidable.


Una mujer apasionada, rupturista, rebelde y primera intelectual latinoamericana en recibir un premio Nobel de literatura, justamente hace setenta y cinco años atrás, un 10 de diciembre de 1945. Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, a quien el mundo conoció como Gabriela Mistral fue una mujer que con su crítica política y educativa defensora de la infancia y los derechos de las mujeres y madres, desafió los estándares y rompió las barreras impuestas por la sociedad y la cultura, y logró ser reconocida internacionalmente por su pensamiento.

Gabriela Mistral, nombre que adoptó en honor a sus dos poetas predilectos Gabriele D’Annunzio y Frédérick Mistral, fue profesora en una pequeña escuela de su pueblo natal, Vicuña y es ese el rol la historia se encargó de mostrar, pero Mistral fue mucho más que eso, poeta, escritora, diplomática y crítica política, antifascista, indigenista, pionera en instalar la discusión de los roles de género para la época. Sin embargo, a pesar de la multiplicidad de roles que convirtieron a Mistral en una potente personalidad que se codeó de los más importantes círculos intelectuales Americanos, el reconocimiento de su país natal una vez más llegó tarde, entregándole el premio nacional de literatura años posteriores al Nobel y será esa una de las tantas razones por las cuáles siempre tuvo una relación contradictoria con su país.

“Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nobel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del Continente Americano tan poco y tan mal conocido”, dice Mistral al recibir el premio Nobel en su discurso de agradecimiento ante la Academia Sueca. Es por esta razón que, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres de la historia y el presente, visibilizamos su experiencia, trayectoria e impacto.

Gabriela Mistral, una mujer adelantada para su época

Nació un 7 de Abril de 1889 en Vicuña, ciudad al interior de La Serena en el norte grande Chile, lugar donde creció e inició su carrera a muy temprana edad. Adelantada para su época, Mistral no encontró espacio para mostrar su talento en el contexto que culturalmente tuvo asignado, por este motivo la carrera la escritora sólo pudo ser impulsada en gran parte en el extranjero, en una etapa más madura de su desarrollo, de todas formas esta posibilidad le abrió una puerta que la catapultó como una de las poetas más notables de habla hispana.

Es por eso que le tocó enfrentar con mucho dolor las etapas iniciales de su carrera; prueba de esto es que Gabriela se dedicó desde su adolescencia al oficio de escritora y maestra, mostrándose preocupada por temas de género y educación, publicando periódicamente como colaboradora en diarios de su región, “estuvo principalmente interesada en temas de género, sentía que su condición de mujer le complicaba la vida, ella empieza a escribir tempranamente a los 10 o 12 años, pero oficialmente la prensa de la región a los 14 o 15 años en La Serena”, dice Pedro Pablo Zegers, sub director de la Biblioteca Nacional.

Su hermana Emelina Molina, marcó un precedente en su vocación como educadora, impulsando a la –hasta entonces- Lucila Godoy a ejercer la pedagogía desde la juventud, en un principio sin título, el que luego intentó obtener postulando a la Escuela Normal. Este hito fue uno de los primeros golpes que vivió en su carrera. Según consigna el sitio memoria chilena, en el momento en que intentó ingresar a la Escuela Normal de La Serena, se le negó la posibilidad debido a la resistencia que despertaron algunos poemas suyos en círculos conservadores locales, los que fueron calificados como “paganos” y “socialistas”.

A pesar de la discriminación, Mistral continuó con sus labores al costado de la educación en Chile y escribe el “Desolación”, obra que años más tarde logra publicar en Nueva York en 1922, en medio de un viaje a México que realizó invitada por el ministro de educación mexicano y también poeta José Vasconcellos, este hito marca el inicio de su carrera internacional. Mismo título por el que más tarde recibirá el galardón más importante de la literatura mundial y el que fue continuado por “Tala”, obra en que declama su ambivalencia por el país que la vio nacer, sin embargo no le dio espacio para desarrollar su carrera.

y aquí estoy aunque no supieran,
queriendo haber lo que yo había,
que como sangre me sustenta;
en país que no es mi país
en ciudad que ninguno mienta
junto a casa que no es mi casa,
pero siendo mía una puerta,

detrás la cual yo puse todo,
yo dejé todo como ciega
(…)

A pesar de las malas experiencias que marcaron la existencia de Mistral en Chile, hubo también quienes la valoraron y se encargaron de recordarla, entre ellas se encuentran la artista Violeta Parra quien dedicó versos por despedida el día de su muerte:

Hoy día se llora en Chile
Por una causa penosa.
Dios ha llamado a la diosa,
A su mansión tan sublime.
De sur a norte se gime,
Se encienden todas las velas,
Para alumbrarle a Gabriela,
La sombra que hoy es su mundo.
Con sentimiento profundo
Yo le rezo en mi vihuela.

El reconocimiento nacional vendría más tarde, el año 1951 se le otorgó el premio Nacional de Literatura con seis años de desfase respecto del galardón internacional, a pesar de haber apoyado a la traducción de sus textos a partir de 1930 cuando es propuesta por círculos literarios de distintos países para recibir el Nobel, patrocinio otorgado por el gobierno de Pedro Aguirre Cerda.

El aporte de los trabajos de Mistral a las perspectivas de género

Poco se conoció de esta escritora, política y educadora y es probable que la historia haya mostrado el lado más sensible y cariñoso que acerca a Mistral a la educación, las rondas infantiles, la defensa de la infancia y la maternidad. Sin embargo, su naturaleza corresponde al de una mujer que  -a pesar de cargar con una historia triste marcada por el abandono, el escaso reconocimiento de su talento en terreno nacional y el suicidio de su hijo adoptivo a quien apodaba Yin Yin- logró enfrentar la realidad desde la lucha constante y decidida por las causas que la movilizaron.

Por su pensamiento crítico y carácter rupturista, sus ideas no tuvieron cabida en la conservadora sociedad de la época, sin embargo a partir de 1922 inició su carrera como diplomática, debiendo cumplir tareas como cónsul en países como México, Estados Unidos, España, Brasil, entre otros, lugares donde vivió y publicó gran parte de su obra. Naturalmente, los temas de género fueron de particular interés para la escritora, publicando desde la adolescencia en diarios locales bajo el nombre de Soledad, Alma y finalmente Gabriela Mistral.

No obstante, recopiladores de su obra discuten la opinión del feminismo que Mistral expresaba, siendo distante en aspectos centrales respecto de las disposiciones de la época. Luchó por la opción de ser una mujer instruida y por el derechos de los niños a la educación materna, según consigna el sitio Museo Gabriela Mistral de Vicuña. Su opinión respecto de la responsabilidad materna, la distanció de las feministas de pensamiento emancipador respecto de este asunto.

En tal sentido, “a pesar de que sus primeros trabajos fueron una crítica feminista”, la dimensión femenina de la premio nobel ha sido excluida de su obra y de su propia historia. Hay quienes justifican tal distanciamiento al movimiento feminista, sin embargo, siempre defendió con fuerza el derecho de la mujer a no ser explotada a través de trabajos forzados masculinos, es por eso que existen quienes indican que Gabriela Mistral no buscaba la igualdad de género, sin embargo fue crítica del sistema productivo y de las formas en que la mujer participaba de tal engranaje.

Finalmente y en razón de su vida más íntima, la escritora fue madre adoptiva de Juan Miguel Godoy, hijo de su medio hermano, a quién acogió a temprana edad y crió junto a Palma Guillén; ambas firmaron un acuerdo legal para ser las responsables de la crianza del niño. “Yin Yin tuvo dos madres”, expresa Pedro Pablo Zegers. Por otro lado, para Ericka Montecinos periodista y activista lesbo feminista, la crianza de Yin Yin corresponde a “la primera crianza lesbomaternal en Chile” (de la que se haya sabido públicamente).

Laura Rodig y Doris Dana fueron mujeres centrales en la vida de la poetisa, no obstante “las biografías más tradicionales sólo reconocen la participación de estas mujeres en su vida tras la figura de asistentes o secretarias, lo que ha silenciado la multiplicidad de otras formas de relaciones entre mujeres, que se dejan entrever en cartas, poemas y material fotográfico presentes en el Museo”, según consigna el sitio Museo Gabriela Mistral de Vicuña, material que es también presentado en el documental “Locas Mujeres” de la directora María Elena Wood, donde se muestra la relación que tuvo Mistral con Doris Dana hasta el final de su vida. Dana también fue su albacea y guardó la obra completa de Mistral hasta su muerte cincuenta años después a la muerte de Gabriela.

Su obra fue entregada por la sobrina de Doris Dana y única heredera Doris Atkinson en 2007. Un año después de la muerte de Doris Dana en 2006, decide obsequiar al Estado de Chile a través de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), los manuscritos, objetos, primeras ediciones y fotografías que estaban en su poder. Actualmente, esta obra se encuentra en el Museo Gabriela Mistral de Vicuña, en su tierra natal.

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