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Si digo muerte, digo vida: libro relata la experiencia de perder un hijo, uno de los dolores más grandes que puede vivir un ser humano BRAGA

Si digo muerte, digo vida: libro relata la experiencia de perder un hijo, uno de los dolores más grandes que puede vivir un ser humano

En este texto, la escritora de 64 años que estudió dibujo técnico en la Universidad de Santiago, narra la historia de su vida desde una experiencia potente y marcadora.


“Si digo muerte, digo vida” es el reciente libro de Paula Assler Alemparte (64), quien comparte su experiencia personal tras la perdida de sus dos hijas en un trágico accidente. El texto narra su proceso de reconciliación en una terapia de años de trabajo que, en sus propias palabras la preparó para poder sanar su pérdida y otros duelos previos.

Paula habla de su proceso, su testimonio e interpela al lector poniéndolo bajo el supuesto de una experiencia similar a la suya. ¿Podemos prepararnos para una tragedia radical?

“Todos, alguna vez, nos hemos preguntado si seríamos capaces de sobrevivir a un dolor tan brutal. En el libro, se puede entender de manera muy clara qué es lo que nos protege a la hora de experimentar esta desgarradora experiencia. La autora revive y relata con total transparencia el desgarro de una madre que pierde a dos hijas y su fortaleza para afrontarlo. Esa demostración de que la fortaleza se gesta no cuando sucede la tragedia, sino mucho antes: en el entrenamiento previo de esta capacidad de sobreponernos a las pérdidas”, dice la médico psiquiatra, Valentina Capponi, en el prólogo del libro.

En la primera parte del libro, Paula relata su vida, desde su infancia hasta la adultez, a partir de su mirada actual, luego de haber vivido experiencias potentes y marcadoras.

Foto de Paula Assler/ Créditos imagen: Cristina Alemparte

En una segunda parte, narra el duelo más doloroso que le tocó vivir, el que podemos comprender a partir de la elaboración que hizo de sus anteriores pérdidas. Con ese aprendizaje a cuestas, la autora da testimonio sobre su preparación interior para poder enfrentar, sobreponerse, seguir adelante y vivir apasionadamente.

“Si uno en la vida no tiene pena, creo que uno no se desarrolla como ser humano. He aprendido que uno puede tener paz en el dolor, porque la paz la haces tú. La paz la hace uno, vive dentro de uno. Yo a la pena la abrazo, es parte mía. Y la alegría es la otra cara de la pena. Abrazo a ambas, porque para mí, eso es vivir. Han transcurrido varios años y algo he entendido: la pena ha sido mi maestra. Siempre va a ser parte de mi vida. Igual que la alegría. Al final, se trata de vivir, vivir y vivir”, reflexiona Paula.

“Este testimonio demuestra que la fortaleza se gesta no cuando sucede la tragedia, sino mucho antes: en el entrenamiento previo de esta capacidad de sobreponernos a las pérdidas” escribió Ricardo Capponi, su médico psiquiatra, antes de morir.

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