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Abuso sexual dentro del pololeo hetero: “Cedí a continuar con un acto sexual que ya no me acomodaba porque él me hizo sentir culpable por lo caro que le salieron los condones” BRAGA Créditos: Foto de Alex Green en Pexels

Abuso sexual dentro del pololeo hetero: “Cedí a continuar con un acto sexual que ya no me acomodaba porque él me hizo sentir culpable por lo caro que le salieron los condones”

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Actualmente existen diversas conductas que se han normalizado dentro de una relación sexoafectiva heterosexual, pero que lamentablemente son abuso sexual, como presionar a la pareja a tener relaciones, quitarse el condón sin consentimiento durante la penetración, la imposición de prácticas sexuales, entre otras. Para abordar la temática, es que conversaron con el Mostrador Braga, la psicóloga y académica de la Facultad de Psicología UDP, Guila Sosman; y la Matrona Marisol Pavez, conocida en redes como Matrona Lunar. Para las expertas, este problema tiene como uno de sus pilares la falta de consentimiento, ya que se asume que por ser pareja estable, muchas veces el consentimiento se da por sentado, cuando no es así. “Cuando no hay consentimiento y se hace algo que transgrede la voluntad de la mujer a ella, es abusivo y violento”, explica la académica UDP.


“Mi primera experiencia de abuso sexual fue cuando perdí la virginidad con mi pololo de ese tiempo. Compramos condones y como no sabíamos mucho, nos daba más confianza si eran caros. Él se lo puso y todo bien, hasta que comencé a sentirme incómoda y le pedí que parara. En el momento se molestó y se subió el pantalón hasta con el condón puesto, me empezó a presionar echándome en cara que habían salido caros los condones. Al final cedí por la presión y culpa que me hizo sentir, me da pena recordar que esa fue mi primera vez”, cuenta Beatríz*, una víctima de abuso sexual dentro del pololeo.

Actualmente existen diversas conductas que se han normalizado dentro de una relación sexoafectiva heterosexual, pero que lamentablemente son abuso sexual, como presionar a la pareja a tener relaciones, quitarse el condón sin consentimiento durante la penetración, la imposición de prácticas sexuales, eyacular en partes del cuerpo no consentidas, el hacer sentir culpable a una persona por cambiar sus decisiones, entre otras. Para abordar la temática, es que conversaron con el Mostrador Braga, la psicóloga y académica de la Facultad de Psicología UDP, Guila Sosman; y la Matrona Marisol Pavez, conocida en redes como Matrona Lunar.

Prácticas que son abuso y están normalizadas

La pornografía es uno de los principales culpables de establecer estándares poco realistas, principalmente porque muchas veces es la única fuente de educación sexual que han tenido. En ese tipo de socialización de la sexualidad, explica Sosman, se replican estereotipos de género, “son relaciones bruscas, violentas, hay una gran jerarquía y asimetría; los hombres muchas veces quieren reproducir ese tipo de relación sexual que han observado anteriormente en películas o videos pornográficos”. Es muy común el abuso verbal en estas relaciones sexuales consentidas.

Para la psicóloga, este punto tiene que ver con la cultura patriarcal machista en la que estamos, que viene de una tradición religiosa judeo cristiana que también ha transmitido el silencio y la negación del deseo y del placer femenino, por ello, la búsqueda de placer en la mujer se ha asociado a vergüenza o pudor.

“Bajo esa lógica no es esperable que la mujer sea la que busca el placer, sino que más bien es el hombre y la mujer debe estar a su servicio y brindar experiencias de placer”, analiza.

Otro ejemplo son los micromachismos, como quitarse el condón, negarse a poner el condón, justificándolo desde que “no se siente el mismo placer” o que le cuesta mucho llegar al orgasmo; eyacular en otras partes del cuerpo no consensuadas, que puede ser en la boca, cara, etc. También son abuso aquellas prácticas como durante un beso, empujar a la pareja en la cabeza, hacia abajo para que la mujer realice sexo oral al hombre, y después negarse a realizar lo mismo hacia la mujer.

Según la Matrona Lunar, Marisol, continuar con la actividad sexual, a pesar de que la persona no quiera continuar solo porque ya se inició,  es un ejemplo muy común de abuso. “Es como si el hecho de haber iniciado la actividad sexual significa necesariamente que hay que llevarla a término, como que existe una obligación al respecto”, narra.

Otra situación que expone es manipular, enojarse porque la otra persona no desea una práctica sexual en particular. “El consentimiento en general debe ser durante toda la relación sexual, o sea, de inicio a término debe existir el consentimiento. Y además no sólo debe estar presente en relaciones sexuales, sino en el cómo, en el tipo de conductas o prácticas sexuales que se hará durante el ejercicio de la función sexual”.

Cuando no hay consentimiento y se hace algo que transgrede la voluntad de la mujer es abusivo y violento. “Siempre hay que considerar no solamente la voluntad, sino que también haya igualdad y libertad en la decisión y la respuesta ante ciertas propuestas, posiciones o prácticas sexuales”, explica Sosman.

Actualmente se le suele llamar “débito conyugal”, a la idea de que es una obligación que por el hecho de tener una relación formal, debe haber en esta actividad sexual. “Como estamos casados, tú tienes que cumplirme a mí como pareja”, es una frase común de la que ha sido testigo la matrona, lo cual considera que es tremendamente peligroso.

“Por eso pienso que el feminismo es una potencia importante, es una gran ola transformadora que logra poner este y muchos, muchísimos otros temas en la palestra, siendo uno de los principales la violencia hacia los cuerpos feminizados”, comenta Pavez.

Para Sosman, las mujeres de generaciones anteriores a estos movimientos, sobre todo en los últimos tiempos,  vivieron una sexualidad mucho más limitada, “en donde no solamente había dificultades para expresar su placer, sino que ni siquiera lo conocían o pensaban que tenían derecho a poder manifestarlo, y poder sentir también deseos sin culpa, lo que ahora ha ido cambiando”.

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