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La Matria Fest: el escenario de las empoderadas que se enfrentan a la hipermasculinidad de la industria musical chilena  BRAGA

La Matria Fest: el escenario de las empoderadas que se enfrentan a la hipermasculinidad de la industria musical chilena 

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Este fin de semana, el sábado 2 de abril a las 18:00 en la Plaza Arica, ubicada en la comuna de Cerrillos, La Matria Fest tendrá una nueva edición de sus populares “Matria Mic”, una instancia donde no solo se visibiliza y disfruta en vivo la música de cantantes latinas exitosas, sino que también la de aquellas que recién emprenden sus carreras. Estos eventos tienen por objetivo enfrentarse a la sobrerrepresentación masculina en la industria, y ser un espacio seguro para mujeres y disidencias.


El 18 de septiembre es una fecha ante la cual es imposible ser indiferentes si eres una persona que habita en Chile. La patria y recordar a “los padres” de ella son un verdadero ritual desde la etapa escolar. 

El ambiente fondero en el aspecto musical tiene folclore, payas, cumbias, música tropical y mucho más, es una propuesta amplia, diversa, para todos los gustos. Sin embargo, en los eventos más importantes, independiente de la región o comuna, hace no muchos años, casi nadie advertía cómo los line up de aquellas fiestas “olvidaron” incluir un “importante detalle”: a todas las cantantes femeninas.

 

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En este contexto alegre y festivo, dos chicas en 2017 se hicieron aquella pregunta… ¿Dónde están las mujeres? Dando de esta manera el puntapié que dio origen a La Matria Fest, una propuesta que potencia y visibiliza la música hecha por mujeres, y que este 2022 cumple cinco años desde su primera edición. De hecho, este sábado 2 de abril volverán a abrir sus escenarios, llevando La Matria hasta la comuna de Cerrillos.

Sábado 2/4/22

La cantante Mariel Villagra, más conocida como Mariel Mariel, es la directora artística de La Matria, junto con Martina Valladares, su manager y directora ejecutiva, conversaron con El Mostrador Braga sobre cómo han empujado con sus compañeras este sueño que no fue tan bien recibido en sus comienzos por la hipermasculinizada industria musical: “mina picada” fue el insulto más suave que Mariel recibió por esos años.

Primera edición, 2017.

El regreso de Mariel a Chile

La cantante llevaba 10 años viviendo y desarrollando su carrera musical en México, cuando decidió volver a echar raíces en su nación, rápidamente fue advirtiendo las diferencias entre ambos países.

Verificó su sensación de que las mujeres no eran consideradas cuando el equipo de Ruidosa Fest en 2016, notó que las cifras sobre participación de hombres y mujeres en los escenarios latinoamericanos no estaban disponibles, por lo que decidieron obtenerlas ellas mismas. 

En su primer estudio analizaron 25 festivales en 2016 y 17 en 2017, concluyendo que el porcentaje de números artísticos de mujeres (solistas y bandas exclusivas) correspondía sólo a un 9,5% del total, aumentando a un modesto 22,5% si se consideran las bandas mixtas. 

Este análisis permitió demostrar con números reales un diagnóstico generalizado que se comenzaba a visibilizar en la industria musical: la falta de mujeres sobre los escenarios.

Inspirada por sus compañeras de Ruidosa, Mariel comenzó a través de sus redes sociales a visibilizar con un toque de humor, cómo cada evento tenía un 0% de presencia femenina o un poquito más. No importaba si era un concierto, una tocata, tampoco la comuna o la región, eran espacios dominados totalmente por hombres.

 

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Las reacciones fueron diversas: para quienes lideran la industria, Mariel estaba haciendo una “pataleta” por “no haber sido invitada” a dichos eventos. “Muchos productores se lo tomaron personal, pensaban que era mi estrategia para llamar la atención, que estaba picada por el desaire de que no me invitaran”, cuenta.

“Al inicio fue súper incomprendido, reaccionaban por mensajes internos conmigo y yo los publicaba y me odiaban, pero yo lo hacía público porque consideraba que era un tema que se tenía que abrir. Ellos estaban con un enfoque súper equivocado, defendiéndose, como buscando enemistad, a mi no me interesaba ir a tocar a la fonda permanente en esa época o al festival rastafari y no sé cuánto más, era un objetivo por todas mis compañeras”, agrega.

El ambiente cambia cuando hay mujeres 

El año 2018 estuvo marcado por la visibilización del sexismo en la educación, esto fue salpicando a otros ámbitos, uno de ellos: la fiesta.

Mariel cuenta que estaban ocurriendo muchas situaciones de acoso, extensos textos de mujeres en facebook a través de los cuales se desahogaban y funaban, estaban compuestos por relatos sobre su experiencia de haber ido a algún evento y que las tocaron o “corrieron mano”, también abusos a seguidoras en afters, conciertos, todo esto estaba pasando tanto  en la audiencia como detrás del escenario. 

“Si hubiera mujeres en ese mismo line up entremezcladas, el acoso disminuye, porque nosotras tenemos algo que decir y entre esas cosas está el respeto. Si compartes el escenario con un proyecto femenino de una chica que decía mi cuerpo es mío, no es no, el clima cambia inmediatamente. Fue un ejercicio súper importante darnos cuenta”, relata la cantante.

Que todo el territorio se vuelva feminista

Mariel llevaba varios años montando eventos autogestionados a bajo costo, sumando esto con sus años de experiencia en México, se dio cuenta de que tenía mucho más conocimientos sobre el funcionamiento de la industria de lo que creía. Con la ayuda de su manager, amiga y colega Martina, además de su hermana Belén y muchas otras mujeres, decidieron tomar este problema que tanto llevaban visibilizando en sus propias manos.

Fue así como dieron a luz a La Matria en el contexto dieciochero, evento al cual asistieron más de 1000 personas de un día para el otro. “Llamarnos La Matria era lo más literal, evidente y sonoramente tiene un poder: habla del matriarcado, la antipatria antipatriarcal. Dice muchas cosas y es un nombre precioso, una manera de decir madre con mucho poder, conectado también con los pueblos originarios”, explica.

La Matria Mic: “No queremos ser el Lollapalooza versión mujer”

Durante este trayecto se dieron cuenta de que sin querer se metieron en un proceso muy ambicioso: participar en la revolución que busca que todos los territorios se vuelvan feministas. “No queremos ser Lollapalooza en mujer. Queremos construir otro tipo de lenguaje de multitudes y estamos disfrutando mucho hacer la Matria Mic”, especifica Mariel.

Esta propuesta es una versión más pequeña de sus eventos estilo Fest. Mariel y Martina desean potenciar este formato que consta de presentaciones cortas, en general son tres o cuatro canciones por artista, aproximadamente 20 minutos y dan la oportunidad de que las cantantes también den un mensaje hablado. “El foco está puesto en que tú conozcas a muchas con distintos discursos, sonoridades y ritmos”, puntualiza Martina.

Para la manager experta en gestión, las artistas están en su esencia, y tras la pandemia, abrieron el espacio ya no solo a mujeres, sino que a las disidencias. “En el formato Matria Mic nos permitimos la libertad de sacar nuestras masculinidades y feminidad afuera y sentirnos muy cómodas”, asegura.

Este formato que desean potenciar es en sí mismo una contracorriente a la industria, porque la producción musical en Chile, aunque es pequeñita, tiene mucho individualismo. El feminismo interseccional potencia lo colectivo, “pero los hombres no sé si se comportan así, son más: yo con mi negocio en mi mundo, mi productora, mi festival, mi concierto”, comenta.

Al pasar los años, de todas formas han conocido hombres que se han ido deconstruyendo, que entendieron el mensaje central de su llamado de atención inicial sobre la exclusión de las mujeres, por ejemplo, Villa Cariño. “El manager Cristóbal González nos dio una vez más su apoyo, él es uno de los manager de Santa Feria, nos apoyó muy fuertemente, estuvo ahí produciendo con y  para nosotras, defendiéndonos de la masculinidad tóxica de muchos de sus colegas”. 

Respecto de la industria musical, comentan que también son parte de esa precarización donde no es fácil acceder al trabajo artístico, por eso, cuando se dieron cuenta de que podían crecer, entendieron que se tenían que formalizar, empezar a buscar asociatividad para para poder atraer capitales, pagar un sueldo a cada proyecto, aunque en los inicios fuera poco, siempre ser dignas. “Nuestro objetivo es dignificar y eso también nos ha hecho ir avanzando”, recalca Martina.

La pandemia fue una gran experiencia de aprendizaje, hicieron festivales online, tres ediciones vinculadas a temáticas sociales. Una fue “Suelta el agua”, otra sobre los femicidios. “Era como contradictorio hacer un festival que es como alegría, sobre el tema de la muerte, pero supimos congregarnos y reflexionar de la manera más auténtica que pudimos”, puntualiza Mariel.

Ahora avanzan junto a un feminismo que se cuestiona lo que le falta. “Estamos entendiendo también que nos pasa quizás eso que les ocurría a los compañeros hombres. Nos decimos por ejemplo, falta la amiga afrodescendiente”, comenta Martina, por lo que realizan curadurías abiertas a la conversación, para encontrar estos espacios que no están llenando todavía.

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